Las sociedades del riesgo ¿y la oportunidad?: aproximaciones a la pandemia del 2020
Risk Societies and Opportunity?: Approaches to the 2020 Pandemic
Fecha de recepción: 24 de mayo de 2021 / Fecha de aprobación: 21 de julio de 2021
Anna María Fernández Poncela1
Resumen
Se realiza un breve recorrido por los estudios del riesgo y la incertidumbre según obras y autores clásicos, así como, un incipiente acercamiento a las oportunidades según también la literatura existente. El objetivo es revisar, definir y reflexionar conceptos, desde la teoría, y también, desde la experiencia en nuestros días. Lo primero, a través de pensadores. Lo segundo, por medio de entrevistas a un grupo de jóvenes estudiantes. ¿Qué son los riesgos según los pensadores y según los jóvenes? ¿Cuáles son las oportunidades también según estos dos grupos sociales?
Palabras clave: riesgos, oportunidades, pandemia, reflexiones.
Abstract
A brief tour is made of the studies of risk and uncertainty according to classical works and authors, as well as an incipient approach to opportunities according to the existing literature. The objective is to review, define and reflect on concepts, from the theory, and also, from the experience in our days. The first, through thinkers. The second, through interviews with a group of young students. What are the risks according to thinkers and according to young people? What are the opportunities also according to these two social groups?
Keywords: risks, opportunities, pandemic, reflections.
Introducción
En 1951 Alan Watts escribía:
Tenemos pues la impresión de vivir en una sociedad de inseguridad” y añadía “En los mejores tiempos la seguridad nunca ha sido más que temporal y aparente, pero fue posible hacer que la inseguridad de la vida humana resultara soportable por la creencia de las cosas inmutables más allá del alcance de la calamidad…en Dios, en el alma inmortal y en el gobierno del universo por unas leyes justas y eternas…Está muy claro que durante el siglo pasado la autoridad de la ciencia ha ocupado el lugar de la autoridad de la religión, por lo menos en la imaginación popular (Watts, 2007:15-6).
En la vida, todo es impermanencia, entonces por qué soñar o perseguir una seguridad que en principio no existe. Si la ciencia ha ocupado el lugar de la religión en algunas partes del mundo ¿Se confía en la ciencia? ¿Por qué no ofrece o se percibe la seguridad que ofrece? ¿Contribuye al riesgo o ayuda a prevenirlo y paliarlo? Al parecer se confía y se teme al mismo tiempo, como se verá más adelante. Pareciera en los últimos tiempos que, en lugar de caminar hacia una sociedad de la seguridad, confianza y felicidad, fuéramos en la dirección contraria, en vez de ir hacia la humanización de la humanidad fuéramos al trashumanismo desconocido, inquietante y deshumanizado. ¿De qué sirve tanto avance científico y tecnológico si una partícula invisible y sin vida propia puede exterminar a la humanidad, según dicen?
En todo caso, ¿La sociedad actual con relación al SARS-COV-2 y la COVID-19 es una sociedad del riesgo? En cuanto al concepto de riesgo se ha trabajado mucho últimamente desde las ciencias sociales y varios autores lo emplean en el terreno de los desastres (Lavell, 2001), así como incluso para calificar la actual sociedad (Beck, 2002). Y ¿entre los riesgos habrá alguna oportunidad? Sobre esto último parece que algunos enfoques psicológicos recientes acuerdan que las crisis sirven para, entre otras cosas, ver las fortalezas de cada quien, descubrir habilidades, valorar relaciones, reenfocar prioridades y sobre todo aceptar, no resistirse, identificarse o evitar, adaptarse y superar (O´Hanton, 2005; Levine, 2012; Martínez, 2013). Incluso, ya en terreno social el Banco Mundial (2014), opina que los riesgos son inherentes a las oportunidades y viceversa. En general, hay quien habla de ambos, de riesgos y oportunidades, sin embargo, la mayoría de los pensadores contemporáneos para definir la sociedad de nuestros días eligen el vocablo riesgo. No obstante, parece que poco a poco la oportunidad de abre paso ¿es la pandemia actual una oportunidad y de qué?
El objetivo de este texto es definir y reflexionar en torno al riesgo y la oportunidad desde las ciencias sociales y las teorías, así como desde la experiencia de las personas de carne y hueso. La pandemia parece ser una suerte de momento de trauma (Levine, 2012), con estrés postraumático (Beristain et al., 1999), y especialmente de riesgo y oportunidad, como se develará a lo largo de estas páginas. Es una situación relevante que invita a estudiar el tema y a desgranar las percepciones y realidades vividas, comparadas con los enfoques existentes desde la sociología y la psicología. Para ello se realiza una revisión de pensadores desde la sociología del riego y algunos desde la psicología de la oportunidad. Lo cual se aterriza en las vivencias en los primeros meses de la pandemia del año 2020, y en concreto a través de testimonios de un grupo de estudiantes al respecto.
Recordar que en ese momento y tras la declaratoria de pandemia por la OMS prácticamente se paró buena parte del mundo y confinó a mucha población con las consecuencias económicas y emocionales subsecuentes. Sobre estas últimas se focaliza esta narrativa alrededor de percepciones, opiniones, emociones y valoraciones, en torno a riesgos y oportunidades.
En primer lugar, se exponen conceptos desde la literatura especializada en el tema. Para a continuación desde las ciencias sociales, sociología, psicología, geografía, así como posiciones institucionales, y se aportan testimonios actuales de la gente también, en concreto un grupo de universitarios, todo ello en aras de definir y reflexionar, y hasta donde sea posible explicar, siempre y en todo momento comprender la pandemia, sus medidas y consecuencias, con relación a los conceptos aquí elegidos: riesgo y oportunidad. Aclarar que se trata de una aproximación exploratoria y en los primeros meses de la alerta sanitaria, no obstante, es abrir camino para seguir profundizando la reflexión sobre el tema.
Las sociedades del riesgo según los clásicos del tema2
La modernidad es inherentemente globalizadora, y las inquietudes de este fenómeno se combinan con la circularidad de su carácter reflexivo para configurar un universo de acontecimientos en el que los riesgos y los peligros adquieren un nuevo carácter (Giddens, 1994:164).
En las últimas décadas mucho se habla de riesgo desde la investigación social en general, y desde el enfoque de los desastres, en concreto. De hecho, entre las calificaciones que se ha dado a la contemporaneidad, como se ha dicho una de ellas es la de la sociedad del riesgo, además de haberse creado una especialidad en sociología, entre otras cosas. A continuación, un repaso a definiciones que aclaran conceptos y explican concepciones diversas.
Riesgo o peligro
Para empezar ¿Hay diferencia entre peligro y riesgo? Hewit (1996) diferencia entre peligro, situación potencialmente dañina y con probable daño, un hecho real o potencial, ya sea natural o creado por el ser humano; y riesgo, que es la posibilidad de un daño en el futuro relacionado con amenaza y vulnerabilidad como potenciadores o mitigadores, así que el riesgo del riesgo es no tomar acciones o medidas conducentes a disminuir o eliminar, o en su caso paliar, sus efectos. Luhmann (2006) considera el peligro como daño real, presente, concreto, externo y medio ambiental; y el riesgo, como daño futuro consecuencia de una decisión y acción humana, como del sistema productivo o de la tecnología, como fenómeno contingente múltiple desde la percepción del observador y con la incertidumbre de la posibilidad. Hoy estamos en una sociedad del riesgo más que de peligros afirma este autor, entre otros, subrayando las potenciales amenazas consecuencias de la actividad humanas.
Perspectivas del riesgo
Varios son los enfoques, escritos y especialistas en torno a la sociedad del riesgo, quizás los más conocidos son los que lo enmarcan con la reflexividad, esto es, una forma de observar el mundo y razonar los riesgos no solo naturales, también sociales, que tiene lugar en la tardomodernidad y relacionados directamente con la conducta del ser humano, elecciones y decisiones (Beck, U.; Giddens, A. y S. Lash, 1997). Una autoconfrontación de la modernidad consigo misma a través de la crítica pública. La modernidad tardía es una época de cambio tecnológico y progreso social dentro de la globalización, la individuación y destradicionalización, donde se pierden las seguridades básicas, y a la vez se desarrolla autocrítica, donde aparecen riesgos de carácter interno parte del desarrollo, y la ciencia no siempre aporta certezas ni seguridad (Giddens, 1994).
Beck (2002), por su parte, también partiendo de la reflexividad apunta a la rápida transformación, tecnológica y ambiental, y a los riesgos como consecuencias no esperadas de la acción e innovación científica, donde tiene lugar una autoevaluación y crítica social, con desconfianza hacia normas e instituciones, y es que a menos confianza más riesgos (Beck, 2004b). Se trata de una crítica a la estructura de la modernidad que genera nuevos riesgos, parte de la condición del ser moderno (Beck, 2002), y componente intrínseco de la modernidad al desanclar las relaciones sociales (Giddens, 1994).
En este sentido hay quien centra los riesgos más en la falta de seguridad colectiva y en el marco de los estados nación, la ruptura del pacto social, desestructuración y dislocación social “a manera de un virus que impregna la vida cotidiana, disuelve los lazos sociales y socaba las estructuras psíquicas de los individuos” (Castel, 2004: 40), con el desdibujamiento de protecciones colectivas y de la sociedad del bienestar. Esto es parte de una fase del capitalismo, donde entre otras cosas desaparece la seguridad laboral y se corrompe el carácter, ya que la economía globalista del nuevo capital parece poco satisfactoria para amplios sectores que ante los cambios rápidos y la flexibilidad en el trabajo son afectados económica y mentalmente (Sennet, 2006a; 2006b).
Luhmann (1996), por su parte, desde un enfoque sistémico más que considerar el riesgo como característico de una sociedad lo ubica en todas, y más que hecho social lo señala como semántica reflexiva o forma de pensar las amenazas. Hay que tomar en cuenta a las personas afectadas y a las instituciones competentes en la materia, sus percepciones, acciones e intereses sobre la problemática considerada riesgosa en cada momento histórico-social.
Douglas (1996) también habla de peligro y riesgo, desde un enfoque cultural, así como, que el riesgo y la incertidumbre han existido siempre. La percepción del riesgo es una construcción socio cultural y una circunstancia social e incluso psicológica. Son mediados por procesos políticos y culturales, y hay una selección social de los mismos, según creencias, actitudes, valores, modos de pensar y clasificar de cada grupo social o de una institución, especialmente hace referencia a los riesgos de la tecnología y el medio ambiente como Beck (Douglas y Wilddavsky, 1983). Riesgo va unido a inseguridad, así como miedo, y también confianza o su falta, la desconfianza. Una sociedad con valores comunes tendrá miedos comunes, y cada cultura les otorgará significados diferentes. Junto a los valores, la “percepción” es también algo a tener en cuenta, imágenes, símbolos, prácticas, experiencias colectivas. También Beck (2004b) apunta la importancia de valores y símbolos culturales, conjuntamente al saber de expertos como parte de la construcción del riesgo, que más adelante retoma los estudios de desastres. Douglas (1996) subraya la tecnología como uno de los riesgos principales, y como algunas narrativas cuestionan la credibilidad de expertos, al asociarlos con intereses creados, volviendo a centrarse en las consecuencias de la actividad humana (Giddens, 1994).
Miedo e incertidumbre
Ya se menciona el riesgo aunado a la inseguridad y el miedo (Douglas y Wilddavsky, 1983) y en concreto se habla de la incertidumbre e inseguridad emocional, como parte intrínseca de los riesgos, como cuando se estudia el miedo, y es que “el fantasma de la vulnerabilidad” está en un mundo “negativamente globalizado”, donde reina la inseguridad y la incertidumbre, la impotencia ante la pérdida de control (Bauman, 2007a, 2007b). Y la aparición del miedo, no el biológicamente adaptativo ante un peligro real, sino el de segundo grado, la inseguridad, la vulnerabilidad, la pérdida de la confianza en las posibles defensas. “Estamos asistiendo al nacimiento de comunidades del miedo” (Beck, 2004b:25). Un miedo multifactorial, uno de cuyos orígenes es el vertiginoso ritmo de cambio y los riesgos por un “mundo impenetrable y su incierto futuro” (Bauman, 2006:9). Un miedo que “se ha instalado dentro y satura nuestros hábitos diarios; si apenas necesita más estímulos externos es porque las acciones a las que da pie día tras día suministran toda la motivación y toda la energía que necesita para reproducirse” (Bauman, 2007a:25). Incertidumbre y miedo van de la mano, la primera puede producirse de diversas maneras, en la actualidad se considera que proviene de la falta de conocimiento de algo, por una parte; de otra, por la falta de información; finalmente, es provocada por un desacuerdo sobre la misma. Lo cual está relacionado con la ignorancia, errores o desinformación directamente. En todo caso, todo deriva en estrés, ansiedad, depresión y miedo, emociones y trastornos característicos de algunas sociedades contemporáneas (Lipovetsky y Charles, 2008). La inseguridad y la vulnerabilidad de las personas y grupos sociales son importantes (Bauman, 2007b), en los últimos tiempos y hoy en día.
Este autor señala tres peligros: aquellos amenazantes para el cuerpo y las propiedades; los que amenazan la organización social e incluso la sobrevivencia, es decir, en términos prácticos, por ejemplo, el empleo, y enfermedades o vejez; y peligros que amenazan el lugar en el mundo, como posición o identidad. También apunta una tríada de miedos, desde los naturales -sequías, inundaciones, huracanes o terremotos-; los miedos a otras personas -delincuentes o terroristas-; y otro grupo que denomina “zona gris”, aquellos que son densos y siniestros que amenazan hogares, trabajos o cuerpos, con catástrofes imaginables e inimaginables (Bauman, 2007b). Curioso como peligro, inseguridad, riesgo y miedo se relacionan, cuando no se entrelazan íntimamente como en el caso de la declaración de pandemia en 2020, y que se verá más adelante.
Habitamos un mundo de “riesgo e inseguridad que se ha apoderado del planeta” (Lipovetsky y Serroy, 2010:25), en una sociedad desorientada, desencantada, inmersa en la incertidumbre globalizada y totalizadora, tercia un libro sobre la sociedad presente.
Y de los riesgos generales como cultura y las incertidumbres y miedos que esto significa, se pasa al tema del riesgo concreto en catástrofes sociales y desastres naturales.
Amenazas y vulnerabilidades
Hay una miríada de autores en torno al riesgo relacionado con el campo de los desastres como se dijo, que son interesantes. Wilches-Chaux (1993) señala: Desastre= Riesgo x Vulnerabilidad. Siendo el riesgo natural o humano, y el cambio del medio ambiente de una comunidad la vulnerabilidad al fenómeno riesgoso; esta es la incapacidad de absorber y adaptarse al cambio que supone riesgo y determina la intensidad del daño, siendo la amenaza la probabilidad de ocurrencia. En todo caso, se trata siempre de transformación, crisis o pérdidas. Importante es gestionar la reducción del riesgo, para lo cual se ha de trabajar en la prevención y la mitigación, y en conocer los tipos de vulnerabilidad.
Lavell (1993; 2001) apunta: Amenaza + Vulnerabilidad = Riesgo. Este es inherente a la vida en el planeta y supone, crisis y desastres. Las condiciones de vulnerabilidad elevan el riesgo que es un contexto caracterizado por una probabilidad de pérdida y daños. Sus factores, son los ya mencionados, la amenaza como posibilidad de ocurrencia de evento que causa daño; la vulnerabilidad, como características que predispone a sufrir daños ante un impacto. Su gestión tiene que ver con la reducción de niveles de impacto. Estos dos últimos autores destacan las condiciones socioeconómicas y culturales para enfrentar el riesgo y su impacto según estructuras débiles de vulnerabilidad que tienen que ver con la desigualdad social y la falta de previsión institucional, entre otras cosas. En últimas fechas se añade el factor resiliente (Lavell y Lavell, 2020), dentro de un contexto en la investigación más sensible al aspecto emocional.
En un tono similar sobre la importancia de las condiciones de la comunidad en riesgo se pensará en la probabilidad y severidad de los daños (Hewitt, 1996). Hay dos visiones: la desde fuera y arriba donde se señala al riesgo como evento inesperado que altera la normalidad cotidiana; y desde abajo, desde las personas comunes, las cuales a veces son ignoradas o marginadas, con daños ocultos y riesgos encubiertos. De ahí la importancia de la vulnerabilidad diferencial según desventajas sociales que influyen en la probabilidad y severidad de los daños. Prevención y mitigación importan con objeto de evitar o disminuir los impactos, ya que es la amenaza multiplicada por la vulnerabilidad lo que lo hace posible, esta se reduce con las medidas preventivas y paliativas, como se ha dicho (Hewitt, 1996).
Otros autores, hacen énfasis en el contexto, los actores y la capacidad de gestión frente al riesgo, así como, la percepción, la amenaza, la vulnerabilidad y la desigualdad social, sin desconocer el rol que juega la mente proyectada hacia el futuro. Y es que el riesgo se antoja irreal y relacionado con azar y posibilidades, algo que forma parte del imaginario social escurridizo, que existe desplegado hacia el porvenir, ligado a la psicología personal y colectiva (Cardona, 2001). La amenaza es peligro latente o factor de riesgo supuestamente externo al sistema; la vulnerabilidad es factor de riesgo interno y supone el nivel de afectación a modo de predisposición a sufrir un daño, por lo que el riesgo resulta como el potencial de pérdidas que ocurren a individuos o comunidades, como resultado de la relación de condiciones entre amenaza y vulnerabilidad. Por supuesto, dentro de la vulnerabilidad entra en juego la economía, sociedad, política, tecnología, ideología y cultura (Wilches-Chaux, 1993) y especialmente la confianza en la autoridad.
Confianza y credibilidad
Subrayar lo dicho sobre el importante papel de la confianza (Douglas y Wilddavsky, 1983). Brevemente remarcar aquí la credibilidad y confianza institucional, a menor confianza mayor percepción del riesgo (Espluga, 2006), o como se mencionó con anterioridad a menor confianza más riesgo (Beck, 2004b). Las percepciones sociales hacia la institución responsable de gestionar el riesgo, su prestigio y credibilidad entre la población son fundamentales, y la confianza se relaciona con la competencia y legitimidad de la institución, valoración y juicio social (Wynne, 1993; 1995). Con todo esto, la política y las ideologías juegan un rol destacado, los intereses y la economía, también confianza y credibilidad en la comunicación del riesgo son clave (Renn y Levine, 1991; OPS, 2020). La desconfianza causa incertidumbre, anula la cooperación y conduce al miedo, a la sospecha, incluso a la paranoia (Castilla, 2000).
La salud
Ya deslizándonos a los terrenos de la salud sin salir de la concepción del riesgo, se ha afirmado que “las epidemias están al orden del día” (Lipovestsky y Charles, 2008: 67), en un ambiente de desencanto y en medio de la inseguridad mundial, con miedo a las tecnologías y desintegración de utopías políticas. Y es que el progreso es promesa de mejora de vida y también amenaza catastrófica donde se incluyen peligros y riesgos tecnocientíficos debido al avanzado desarrollo de las fuerzas productivas, la inteligencia artificial, la nanotecnología, el transhumanismo, el hundimiento de mercados o la desvalorización del capital; se conjuga la promesa de mejorar y la amenaza de destrucción en cadena. Entre los posibles riesgos de la sociedad moderna avanzada el de “una enfermedad contagiosa” (Beck, 2002), o incluso de “virus sociales” (Beck, 2004b) que se convierten en riesgos socioeconómicos, incremento del racismo, del miedo a la ciencia y sus expertos, sin dejar de señalar el deterioro cognitivo y emocional, a veces incluso más importante que la salud física. En fin, una proyección distópica del mundo a modo de film de ciencia ficción, pero obviando el último calificativo.
Como se dijo, un virus o una enfermedad son considerados un peligro para la salud (Beck, 2002), toda vez que un riesgo, ya que más allá de lo externo y supuestamente natural, se encuentra la acción humana y el desarrollo científico (Lipovetscky y Charles, 2008), la percepción social (Cardona, 2001), la valoración cultural y la actuación al respecto (Douglas y Wilddavsky, 1983). En cuanto a la medicina hay una discusión sobre ponderar las propuestas de curación y las opiniones sobre su inmadurez (Beck, 2002).3
Finalmente, sí se ha considerado a la COVID-19 como “desastre si aceptamos la definición básica…como una interrupción severa de la vida cotidiana, rutinaria, debido a la exposición de un evento de amenaza, en condiciones de vulnerabilidad y falta de capacidad” (Lavell y Lavell, 2020:4). Un riesgo donde la amenaza es el virus y la enfermedad, con impacto de primer grado en lo sanitario personal o familiar y las consecuencias socio económicas -empleo, ingreso, producción- y las condiciones adversas para la población. Con lo cual se propone una nueva gobernanza para influir en la recuperación ante esta multiamenaza y riesgo compuesto, complejo, sistemático y concatenado, de “larga onda” (Lavell y Lavell, 2020).
En todo caso, para cerrar este apartado, está claro que la sociedad occidental contemporánea ha sido calificada como la sociedad del riesgo, incluso existe la sociología del riesgo como especialidad; ello según autores debido a diversas circunstancias, por ejemplo, es parte de la sociedad tardomoderna dice Giddens (1994), o de la pérdida de seguridad en el trabajo que diría Sennet (2006b), o el declive del estado del bienestar según Castel (2004), o los peligros que acechan en opinión de Beck (2002; 2004a; 2004b).
Quizás es momento de añadir aquí los riesgos de autoritarismo mundial que se avizoraba hace unos años (Han, 2014) y que se incrementa notablemente en el presente y sobre lo cual curiosamente poco se discute en las ciencias sociales actuales salvo algunas excepciones (Han, 2020; Agamben, 2020).4
Para acabar, si estamos en tiempos de la reflexividad como señalan los autores del riesgo (Giddens; 1994; Beck, 2002), también podríamos ver el escenario completo: los riesgos y los retos o las oportunidades en medio de una sensación colectiva y personal de que todo se desmorona. Entonces focalizar en lo que queda, y por supuesto, en lo que emerge. A continuación, un breve esbozo sobre la sociedad de las potencialidades y las oportunidades.
Las sociedades de las oportunidades según expertos5
En los últimos años desde diferentes perspectivas se habla de los retos del riesgo y de las oportunidades6. Mencionar como crisis y conflictos son vistos desde la psicología y la sociología como nuevas oportunidades. Por ejemplo, el conflicto es fuente de crecimiento personal y la crisis de desarrollo social (Perls, Hefferline y Goodman, 2006; Robine, 2005), incluso parte importante de la socialización misma (Simmel, 2010). Por otra parte, se trabaja para superar traumas personales (Levine y Frederick, 1996) y colectivos (Beristain et al., 1999); dentro de lo cual destaca el rol de la resiliencia (Cyrulnik, 2001).
Desde la psicología a veces se percibe la seguridad como lo que ya no está o no se siente, incluso se rechaza el riesgo a lo desconocido, aunque sea satisfactorio (Perls et al., 2010). En este sentido se dificulta aceptar lo desagradable y abrirse a nuevas posibilidades. Y es que las crisis ofrecen la disyuntiva de avanzar, detenerse o retroceder. Fomentan maduración psicológica, e incluso algo más profundo como deshacerse del ego y llegar al ser (Martínez, 2013). Desde la psicología clásica es posible esbozar actitudes constructivas en medio de experiencias traumáticas, transformando dolor en aprendizaje vital, crecimiento y transformación, entendiendo que para que nazca algo nuevo es necesario que muera lo viejo. Una de las resistencias más importantes es la modificación de la perspectiva desde la que se percibe la realidad, dejar la seguridad y comodidad de lo conocido. Huir de la supuesta realidad crea confusión y sufrimiento, mientras que reconocerla y aceptarla es el primer paso para la trascendencia (Martínez, 2013). Al respecto O´Hanton (2005) señala en un sentido similar que las crisis pueden hundir o enseñar a flotar, pues quebrantan defensas y hábitos que se dan por sentados. Es un tiempo para analizar, actuar, ir hacia la novedad, sin culpar, no siempre mejorar, pero siempre hacia algo nuevo. Un dejar ideas y rutinas que ya no sirven y un volver hacia uno mismo. Aprender a superar y regresar a la vida con sentido (Frankl, 2003). La crisis es parte del ciclo y fluir de la vida que ofrece aprender, rectificar y crecer. La habilidad de saber construir en cada ocasión, renovarse y volver a la vida tras la adversidad (Cyrulnik, 2001).
Ante una crisis aparece el reto y la oportunidad. Por ejemplo, volviendo al tema de desastres, se ha dicho que las catástrofes se originan por la vulnerabilidad de ciertos grupos ante el riesgo, sin embargo, hay oportunidad de antes del desastre implementar políticas públicas encaminadas a prevenirlos, sin tener que esperar a la catástrofe para actuar (Herrero y Gargantini, 2003). Pero la oportunidad también existe tras el desastre al transparentar la vulnerabilidad existente, se anuncia como despliegue de propuestas futuristas, como a continuación se verá más allá de la prevención.
Ante la falta de literatura sociológica sobre oportunidades traemos a estas páginas como en el Informe Mundial del Banco Mundial del año 2014 trata el tema en época reciente y se mencionaba que a medida que el mundo cambia surgen oportunidades y con ellas riesgos nuevos y antiguos, personales y sociales, entre los que señala, por ejemplo, perder el empleo o contraer enfermedades, disturbios sociales o daño ambiental:
Si se los ignora, estos riesgos pueden transformarse en crisis que echarán por tierra los logros conseguidos con gran esfuerzo y pondrán en peligro las reformas sociales y económicas que dieron lugar a estos logros. La solución no es rechazar el cambio para evitar los riesgos, sino prepararse para las oportunidades y los riesgos que los cambios conllevan. La administración responsable y eficaz del riesgo puede generar seguridad y constituye un camino de progreso para los habitantes de los países en desarrollo y de otras naciones (BM, 2014:3).
Propone, entre otras cosas, formular políticas con enfoque proactivo, sistemático e integrado de la administración del riesgo. Menciona también, los temores sobre enfermedades mortales que traspasen fronteras, palabras cual profecía que cuando se publicó no cobraban el sentido actual.
el hecho de que una persona contraiga una enfermedad durante una pandemia dependerá de cuán contagioso sea el virus (perturbación inicial), de la densidad de población y las condiciones de vida de determinadas regiones (entorno externo o grado de exposición), de la susceptibilidad de cada individuo (condiciones internas, como su edad o la robustez de su sistema inmune) y de las medidas que tome para evitar enfermarse o contagiar a otros, por ejemplo, lavarse con frecuencia las manos o usar mascarillas (administración del riesgo) (BM, 2014:11).7
En cuando a los riesgos los divide entre idiosincráticos específicos de personas y hogares -perder o no encontrar empleo, ser víctima de enfermedades o delitos, ruptura familiar, migraciones- y sistémicos -crisis financieras, cambio climático, enfermedades mortales, desastres naturales-. Afirma que oportunidad y riesgo van de la mano en las decisiones políticas. Con el dicho “más vale prevenir que curar” y mencionando a Heráclito sobre que lo único constante es el cambio, añade que este se acompaña de la incertidumbre según diferentes especialistas de la acción política. Y es que “El mundo cambia constantemente y genera perturbaciones que afectan a los individuos y a las sociedades” (BM, 2014:11), mismas que pueden ser positivas o negativas y afectar a grupos o sociedades, de forma diferente.
Las oportunidades son definidas como la posibilidad de obtención de beneficios y es el lado positivo del riesgo. La vulnerabilidad tiene lugar cuando hay personas o grupos especialmente susceptibles a sufrir pérdidas por las perturbaciones negativas, por la “conjunción de un alto grado de exposición, condiciones internas débiles y administración deficiente del riesgo” (BM, 2014:11). Finalmente, según este enfoque la administración del riesgo “es un proceso que consiste en enfrentar riesgos, prepararse para ellos y lidiar con sus efectos” (BM, 2014: 11). La capacidad de recuperación se define como “la habilidad de las personas, las sociedades y los países de reponerse de perturbaciones negativas a la vez que perseveran o mejoran su habilidad para actuar” (BM, 2014:11).
Sobre las oportunidades en tiempos de COVID-19 es más difícil y complejo pensar y opinar, sobre todo por ser un fenómeno contemporáneo de alto impacto social, oficialmente nombrando pandemia, alertado constante e intensamente en los medios y muy sentido por mucha gente. Lo que sí es posible esbozar es el anuncio de personalidades internacionales como el presidente del Foro Económico Mundial (FEM) y el Príncipe Carlos de Inglaterra sobre el “Gran Reinicio” o “Gran Reseteo”, y el libro también sobre el tema (Malleret y Schwab, 2020), que si bien era un proyecto previo (Schwab, 2016) en la coyuntura cobró vigencia. Se afirma que la pandemia transformó al mundo y agudizó problemas de injusticia y desigualdad, por lo que es necesario y deseable un planeta menos indiviso y contaminado, entre otras cosas, y la COVID-19 ha constituido una oportunidad para ver e iniciar un cambio económico, social y político de gran envergadura. Lo que todo mundo puede acordar es que las cosas se están transformando y van a cambiar más. Ya la oportunidad de cambio de sistema social mundial es más discutible, pues puede ir en varias direcciones y requerirá un profundo estudio y amplio consenso más allá de lo que ciertos sectores propongan o pretendan, el tiempo lo dirá.
Hasta aquí una sucinda exposición de la oportunidad ligada al riesgo. Ahora se pasa a la vivencia de ambas cuestiones –riesgo y oportunidad– según un grupo de personas en el contexto de la pandemia en México.
Riesgos y oportunidades: expresiones experienciales-cotidianas8
Es normal en un anuncio de pandemia sentir un shock inicial que comporta sorpresa, miedo e incertidumbre ante las primeras noticias, luego mantener cierto temor y tristeza, y a veces desarrollar otros malestares psicológicos de distinga índole; sobre todo, cuando la hiperinformación, el alarmismo y la confusión imperan (Brooks, et al., 2020); y cuando las medidas sanitarias imponen quedarse en casa, perjuicios laborales y económicos aparecen, la imposibilidad de seguir con la rutina cotidiana, no poder ver y estar con otras personas, inactividad o sobrecarga de trabajo. Ya sabemos que en dichas circunstancias la gente siente miedo y tristeza, estrés, ansiedad y depresión (OPS, 2006; Páez et al., 2001), pero ¿qué más siente? ¿cómo vivencian y experimental la situación? ¿qué entiende y siente respecto al riesgo y la oportunidad de las circunstancias en las que habita y que la habitan? Aquí en concreto se van a presentar los resultados de análisis de 29 entrevistas entre estudiantes de licenciatura de la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco (UAM/X) en la ciudad de México (CDMX). Particularmente algunos interrogantes, precisamente sobre el riesgo y la oportunidad, según su voz y mirada, con objeto de no quedarnos en las propuestas teóricas o de especialistas, y acercarnos a lo que las personas piensan y sienten al respecto, las percepciones y opiniones de un grupo sobre la experiencia en medio de la pandemia.
Se consideró que la investigación cualitativa y en concreto la entrevista era la aproximación más ad hoc con lo estudiado, por sus características a la hora de la construcción de la información de forma rica, profunda y significativa según la expresión de las y los participantes (Valles, 1997). Interesa, sobre todo, al proporcionar información de cuestiones no observables ni cuantificables desde la interpretación de los y las protagonistas, obteniéndose un discurso en contexto (Gubern, 2012). Se selecciona para ello una universidad pública, la UAM/X, siendo un estudio de caso de carácter instrumental, descriptivo y explicativo, que no pretende representación estadística sino más bien generalización analítica y de significado (Yin, 1994; Stake, 1994). En cuanto al muestreo fue intencional y oportunista (Verd y Lozares, 2016). Se tuvo en cuenta las tres divisiones en las cuales se organiza este centro de estudios, la de sociales (CSH), biológicas (CBS) y diseño (CYAD), si bien a la hora de la participación fue desigual, lo mismo que en cuanto al sexo de la muestra, las edades iban de 19 a 25 años.9
Su aplicación fue vía correo electrónico, por las circunstancias sanitarias, se envió la guía de entrevistas a personas que aceptaron, varias de ellas a través de la técnica de bola de nieve, como documento adjunto en un correo. Un traslado de una técnica clásica de entrevista cara a cara a internet y la incorporación de las TICs como instrumento para la producción de material empírico. Son entrevistas personales en línea y por escrito, reunión de datos asincrónicos a modo de cuestionario autoadministrado, sin la interacción directa, pero con el espacio tiempo oportuno para su resolución (Ardévol et al., 2008; Debenham cit. Lupton, 2020).
A la hora del análisis, se parte del diseño narrativo de las entrevistas, ya que quien responde pone en acción su representar, organizar y procesar experiencias y significados sobre el tema abordado (Bruner, 2002; 2012; Creswell, 2005), que a su vez se relacionarán en este trabajo con los objetivos de investigación. El análisis es sobre lo que el texto dice, sin perder de vista el discurso y el contexto (Verd y Lozares, 2016). Se toman aspectos del análisis de contenido cualitativo, clásico temático y semántico, también se tiene en cuenta el análisis temático y crítico del discurso (Van Dijk, 2001; Marradi et al., 2018). Básicamente se desea mostrar el panorama descriptivo y sentir profundo de las y los participantes, su visión y valoración experiencial de los riesgos y oportunidades vividos, seguramente compartidos por otros grupos y sectores sociales.
Sobre riesgos
Aquí se retoman los testimonios recabados en entrevistas, algunos fragmentos a lo largo de las mismas, no obstante, lo principal fue la respuesta a una pregunta directa sobre el tema: “¿Crees que vivimos en una sociedad del riesgo y la incertidumbre? ¿Por qué, cómo es, en qué consiste? Descríbelo y explícalo”
La casi totalidad respondió que sí, y por dar el dato numérico, aunque sea un estudio cualitativo: de las 29 personas entrevistadas, 23 afirmaron, tres negaron y uno dijo no saber. No obstante, dicha posición de creer que se vive en una sociedad del riesgo implica varias consideraciones y opiniones en cuanto a su significado. El cual, en ocasiones parece acorde con las propuestas de la teoría del riesgo o la oportunidad ya presentados, o aquellas con estas declaraciones. Otras veces, se circunscribe a la gente percibe y expresa, piensa y siente; incluso con resultados, no sorprendentes, pero sí distantes a lo esbozado por las teorías conocidas, apuntando entre otras cosas el riesgo a la vulnerabilidad ideológico cultural, como se verá.
El riesgo existe siempre
Un primer grupo son quienes afirman que el riesgo existe siempre, incluso es parte de la vida, no es el más numeroso, pero sí quienes ofrecen una postura más amplia y abstracta. La cual nos recuerda las ideas Luhmann (1996) y de Douglas (1996), y otros autores vistos con anterioridad, incluso el citado Watts (2007) al inicio de este artículo.
Sí. Todo el tiempo estamos en peligro ya sea por factores biológicos o sociales, nada es seguro y nadie sabe qué pasará al otro momento (hombre, 22 CBS)
Incertidumbre, porque es fácil dejar de tener las condiciones propicias para desarrollar nuestras actividades, por situaciones que no tenemos en nuestro control (hombre, 20 años, CYAD.
Otra cuestión importante es que señalan que el riesgo puede ser por factores biológicos y sociales, en el sentido de lo que se ha insistido desde los expertos, que amplían el foco y ya no se trata de peligros, riesgos o amenazas de la naturaleza, externas imprevistas e imprevisibles, sino que la formación social (Giddens, 1994) y la acción social (Beck, 2002) tiene mucho que decir al respecto, por no hablar de la percepción, amenaza y vulnerabilidad (Wilches-Chaux, 1993; Lavell, 1993, 2001; Hewitt, 1996), así como, la responsabilidad en la construcción del riesgo (Lavell y Lavell, 2020).
Problemas económicos
En algunos relatos se señala la cuestión económica personal, pérdida de empleo e ingreso, situación socioeconómica del país, e incluso, se alude a decisiones políticas. El riesgo se centra en dicho aspecto, parece ir en la línea de Castel (2004) y Sennet (2006a; 2006b), la vulnerabilidad económica (Wilches-Chaux, 1993; Lavell, 1993), y de las consecuencias sociales en sectores con condiciones adversas (Lavell y Lavell, 2020).
Sí, ya que está dado por diversos favores como el desempleo y la inestabilidad económica (hombre, 22 CSH)
Sí. Es un país que ha tomado muy malas decisiones para controlar esta situación. Lo que va a traer muchísimas consecuencias en el futuro inmediato (hombre, 23, CBS)
La gente no cumple las medidas
Importante es el señalamiento de amenaza general y de vulnerabilidad muy concreta. Así, es posible describir que la “amenaza” es algo abstracto que está ahí afuera y más bien lejos -el virus- y que apenas se nombra. Mientras la “vulnerabilidad” ideológico cultural y social, está cerca, más bien al lado nuestro, y es la gente que nos rodea, o mejor expresado y específicamente el “no creer”, y por lo tanto el “no cumplir con las medidas y las reglas sanitarias”, y al ser “ellos”, “inconscientes” o “tontos”, que ponen en peligro y en un más probable riesgo.
Sí, porque la gente no se cuida, muchas personas no creen ni siquiera en el virus (hombre, 20, CSH)
Sí Porque muchas personas no creen que exista el virus y a muchas otras no les interesa (mujer, 25, CYAD)
Si, el riesgo por no tomar seriamente las medidas impuestas por los gobernantes (hombre, 21, CSH)
Sí, por aquellos que no acatan las reglas (mujer, 20, CBS)
Sí, por la gente tonta que no se cuida (mujer, 20, CSH)
Así, estas personas que son señaladas y criticadas lo son por tontos, incrédulos, inconscientes, irresponsables o simplemente con falta de educación. Este es el foco numérico de las explicaciones del riesgo y también en cuanto a su contenido en tono intenso, del central y real riesgo según las entrevistas realizadas. En este sentido se señala el desastre de primer grado, el sanitario (Lavell y Lavell, 2020). Y también es posible pensar en el miedo ancestral en el otro y primigenio a la muerte (Daillie, 2016; Bauman, 2007b), y la proyección social con la figura del chivo expiatorio (Girard, 1983). Así como un complejo entramado psicológico como la neurociencia y la ingeniería social develan en últimas fechas (Bermejo, 2015; Jiménez, 2019).
Así es ya que, por no seguir las medidas necesarias, aún continuamos con el riesgo prevalente sobre la enfermedad (mujer, 21, CSH)
Claro que si, ya que hay gente inconsciente y piensan que esto no existe y por culpa de estos, mucha gente muere por un virus que es sumamente mortal (mujer, 21, CYAD)
Sí, porque la gente no cumple con las reglas sanitarias al 100% y eso es riesgoso para todos (mujer, 22, CBS)
Incertidumbre porque mientras no se tomen en serio las medidas, no saldremos de esta situación (mujer, 22, CBS)
Sí, porque la mayoría no puede tomar con seriedad la situación (mujer, 22, CSH)
Sí, porque no queremos hacer caso sobre lo que pasa (mujer, 23, CBS)
Sí. Porque no tenemos buenos pilares, ni en educación, ni en la salud, ni en la economía (mujer, 20, CBS)
No todos pueden quedarse en casa
Volviendo a los testimonios, llama la atención esta concatenación focalizada en culpar o responsabilizar al otro, su desobediencia, su falta de moral, desde una postura enjuiciadora y cuasi lapidaria, que recuerda la imposición de creencias y valores culturales para la configuración del riesgo (Douglas, 1996) y la vulnerabilidad ideológico cultural (Wilches-Chaux, 1993), e incluso la propia percepción del riesgo (Douglas y Wilddavsky, 1983), De ahí quienes apuntan la necesidad de una nueva gobernanza global (Lavell y Lavell, 2020) aunque no se concreta en qué sentido; pues de las creencias, sugestionalidad, exageración, impulsividad, emocionalidad, contagio, intolerancia, autoritarismo e irracionalidad de las masas (Le Bon, 2005), al parecer nadie está exento, a pesar del desprestigio actual de esta teoría.
También están quienes no siguen las medidas, pues para ellos es prioritario su trabajo con objeto de su supervivencia, no obstante, igual son parte de la vulnerabilidad descrita con anterioridad, en este caso justificada por sus circunstancias sociales, o en algún caso sus creencias en otros enfoques de salud. Recordemos a Luhmann (1996) y su propuesta al respecto, las múltiples vulnerabilidades de Wilches-Chaux (1993) o la vulnerabilidad diferencial de Hewitt (1996), para esta última circunstancia. Además de la multiamenaza, riesgo compuesto, complejo, sistémico y concatenado como se señaló con anterioridad (Lavell y Lavell, 2020), donde se incluye el riesgo de las consecuencias de la situación y las medidas tomadas.
Sí, ya que hay personas que no tiene los recursos para poder quedar se en casa es la población vulnerable (mujer, 20, CBS)
De riesgo sí, porque no todos podemos quedarnos en casa (hombre, 20 CSH)
La percepción
Como se observa, la “percepción” es también pieza clave (Douglas, y Wilddavsky, 1983; Luhmann, 1996), como parte de una construcción sociocultural y una coyuntura socioeconómica determinada, que en el caso que nos ocupa se relaciona con consignas y protocolos de organismos internacionales, el discurso político y el mediático global, y un pensamiento único hegemónico (Agamben, 2020).
Totalmente, la ignorancia que prevalece en nuestro país hace que sea más difícil implementar las medidas en general y que entiendan todos, la magnitud del problema, por lo que ha sido más difícil aplanar la curva de contagios, ya que no todos toman las medidas o dejan de salir a lo necesario (mujer, 25, CYAD)
Creencias y valores
Un papel esencia juegan las creencias, actitudes y valores, como parte de la concepción del riesgo sociocultural y simbólico (Douglas, 1996; Beck, 2004b); y esto tiene que ver con todo lo visto con anterioridad, y lo dicho también sobre cierta tendencia de autoritarismo y homogenización psicopolítica (Han, 2000).
Sí, porque, así como hay personas que respetan las medidas sanitarias, hay quienes son totalmente inconscientes de la gravedad de esta enfermedad (mujer, 24, CBS)
Sí, falta de educación y mucha enfermedad (mujer, 20, CBS)
La incertidumbre
Además de esa nebulosa que es la incertidumbre, inseguridad de no saber, miedo a lo que pueda pasar, a lo cual se suma la sobre información o desinformación o información confusa, contradicciones y ambivalencias, lo cual genera desconfianza (Espluga, 2006; Wynne, 1995), que alimenta la inseguridad y la incertidumbre a su vez (Bauman, 2007; Douglas, 1996). Llegándose a estados de ánimo o trastornos mentales y emocionales de diversa índole (OPS, 2006; Levine, 2012).
Sí, por no saber si tendremos trabajo, comida, casa en un futuro cercano, incluso al siguiente día (mujer, 21, CBS)
Sí, vivimos en una sociedad de incertidumbre, ya que las autoridades primero dicen una cosa y luego se desdicen y crean confusión (mujer, 21, CBS)
Sí, por el constante tiempo en pensar cosas sobre esto y cuándo terminaría (mujer, 21, CYAD)
Destacar como este grupo de personas que comparten su pensar y su sentir, realiza una suerte de nexo directo entre la existencia y persistencia de la enfermedad con las personas que no se cuidan y no siguen las reglas, y por lo tanto, ponen en riesgo la sanidad colectiva. Se trata de una tendencia de pensamiento que, por lo extensa e intensiva, y que más allá del riesgo es preciso subrayar y reflexionar, pues al parecer el enemigo invisible vírico es trasladado al enemigo visible de la persona de al lado que no sigue las medidas sanitarias recomendadas. Curioso como en los relatos testimoniales desaparece el virus, se opacan las miradas alternativas, se desconocen tratamientos diversos, se aceptan protocolos errados, se obvian las políticas sanitarias, reduciéndose y concentrándose el riesgo en el otro. En épocas turbulentas aparece comúnmente la figura del chivo expiatorio a modo de técnica ritual. Esto en el sentido de un mecanismo de transferencia de culpabilidad que puede darse en medio de una crisis de un grupo hacia otro al producirse una suerte de contagio entre los miembros de una comunidad, y la supuesta víctima conduce al apaciguamiento social general, todo ello como mecanismo no consciente (Girard, 1983), no obstante, halla instigadores por error o con intención. No se piensa en el origen, en la capacidad de la sanidad, sino en el contagiador, culpable último de todos los males.10
Hasta aquí las opiniones recabadas en las narraciones, a lo cual se desea añadir dos cosas. Advertir que no vamos a abordar el discurso político ni mediático que, por supuesto, tiene que ver con la configuración de la opinión pública, ya que, sin quitar protagonismo de agencia, es obvio que en temas especializados y científicos, las personas comunes toman las ideas de algún lado al no tener un conocimiento y experiencia directa del fenómeno en primera persona (Tarde, 1962; Moscovici, 1979). También a estas alturas quizás sea necesario repensar el discurso de la independencia de las audiencias cuando se vive en una globalización con relato único e intocable sobre la pandemia, y se está muy lejos del fin del mismo como se anunció (Lyotard, 1991), y tal vez más cerca de la biopolítica (Foucault, 1991) o la psicopolítica (Han, 2014); pero esa es ya otra historia que sobrepasa los objetivos de este trabajo.
Resumiendo, el riesgo primero, qué es lo que la gente cree, siente, percibe, valora y expresa sobre el tema en cuestión, y que de forma resumida es: hay una amenaza que según la percepción y ante la vulnerabilidad es un riesgo de salud. La amenaza es el virus, la percepción es que la vulnerabilidad creada por la gente al no seguir las medidas sanitarias, la convierten en un riesgo grave. En segundo lugar, se trata de una interpretación de la interpretación, que concluye que lo que los seres humanos piensan, sienten y expresan es lo que hay, no obstante, en una descripción profunda (Geertz, 1996) es posible añadir que hay otro riesgo latente, el distanciamiento de la gente, más en concreto las acusaciones y desconfianzas, que pueden llevar a una sociedad más dividida, enfrentada e intolerante con el prójimo, no solo racista o patriarcal, sino fragmentada, discriminatoria, con odio, enfrentamiento y hostil en grado sumo (Girard, 1983). Y es un riesgo no directamente enunciado, pero claramente latente o presente, que sin duda los “expertos” en riesgos parecen desconocer u olvidar y que la psicología sí recoge (Daillie, 2016).
Lo peor de esta crisis para ti
Otro interrogante giraba en torno a Este momento de crisis que estamos viviendo: ¿Qué es lo peor que ha traído para ti? 11 Explícalo brevemente. Al preguntar de esta manera afloran las cuestiones dolorosas que mucho tienen que ver con lo que ha traído la crisis sanitaria, sentimientos, estados emocionales y mentales, entre otras cosas, que qué duda cabe es parte de los efectos de la percepción de amenazas, vulnerabilidades y riesgos (Hewitt, 1996; Cardona, 2002; Bauman, 2006; 2007a, 2007b). Hay problemas económicos, cambios de vida y el no poder estar con los seres queridos.
Problemas económicos
No tener solvencia económica (hombre, 20, CBS)
Inestabilidad financiera (mujer, 21, CSH)
Cambios de vida
No poder viajar, salir a divertirme (hombre, 20, CSH)
No poder hacer mi vida como antes (hombre, 21, CSH)
Golpe de realidad y salida de mi zona de confort (hombre, 22, CBS)
No poder ir a la universidad ni trabajar (hombre, 23, CSH)
No ver, estar con familia y seres queridos
No ver a mis seres queridos (hombre, 20 CYAD)
No puedo ver a muchas personas porque están lejos (mujer, 19, CBS)
El no poder estar con mis seres queridos como antes (mujer, 21, CBS)
Todo lo anterior, las rupturas de hábitos, las limitaciones materiales y las distancias afectivas desembocan en trastornos mentales y síndromes emocionales, sobre todo si no hay contención familiar, comunal o profesional.
El cambio de rutina, ya que te sientes con miedo de salir a la calle o ir a una plaza (mujer, 20, CSH)
Dejar de ver a mi familia y el gasto en servicio de taxi privado (mujer, 25, CYAD)
Inestabilidad emocional
Desequilibrio emocional, incluso crisis mental, la temática que más aparece, reiterándose estados de estrés, y emociones tales como, la ansiedad, la tristeza y el miedo. Propios de crisis y cambios bruscos, shocks o traumas (Levine, 2005; OPS, 2006; Beristain et al., 1999).
Inestabilidad emocional (hombre, 22, CSH)
Mucha preocupación por la situación (hombre, 22, CYAD)
Ataques de ansiedad severos (hombre, 23, CBS)
Crisis mental (mujer, 20, CBS)
Inseguridad y miedo (mujer, 20, CBS)
Angustia, ya que aunque he permanecido en casa he tenido que ir a trabajar ocasionalmente (mujer, 21, CBS)
Desesperación, tristeza por la gente que no puede quedarse en casa y arriesga su vida (mujer, 21, CYAD)
Problemas familiares…y males relacionados al estrés (mujer, 22, CBS)
Así como gente experimenta por primera vez crisis de ansiedad o trastornos depresivos, quienes ya los padecían se les incrementa de forma notable.
Que salieron muchos miedos e inseguridades que antes no tenía (mujer, 23, CBS)
Que ha regresado mi trastorno de ansiedad generalizada (mujer, 24, CBS)
Lo negativo, doloroso y malo de esta crisis para las personas y la sociedad
Una pregunta similar a la anterior, pero con el énfasis en lo colectivo. Este momento de crisis que estamos viviendo: ¿Qué ha traído de negativo, doloroso o malo a las personas y a la sociedad en general? Explícalo brevemente. Como ya se dijo, lo negativo, el mal, la crisis está relacionado con los riesgos (Douglas, 1996).
Aquí las respuestas obtenidas giran en torno a dos ejes principales, la muerte, el miedo primigenio y la incertidumbre económica básicamente (Bauman, 2006; 2007a, 2007b). Si bien estas pueden tomarse como proyección, lo curioso es que en el interrogante anterior en lo personal, sobresale la problemática emocional íntima, y en esta que es para la percepción sobre el colectivo social aparecen en primer plano los fallecimientos de seres queridos, y en segundo, la crisis económica. Esto es, la polémica o el equilibrio que los gobiernos han de resolver en estos días: salud versus economía, que no es en modo alguno un falso dilema como hay quien predica.
Así las cosas, reiteramos, lo peor para la persona es el desajuste emocional, y para la sociedad la muerte de seres queridos y la sobrevivencia material. Si esto lo revisamos a la luz de la pirámide de necesidades de Maslow (1943), no parece encajar del todo, pues esta prioriza la vida física y la sobrevivencia material ante las necesidades de índole psicológica. Por lo que da que pensar en lo dicho con anterioridad sobre la “percepción” del riesgo (Douglas, 1986), entre otras cosas.
Volviendo a los testimonios recabados, la muerte parece como lo más doloroso y negativo para las personas y la sociedad, de seres queridos, por supuesto.
La muerte física
Personas queridas han fallecido (hombre, 20 CSH)
Se han quedado sin empleo, han muerto seres queridos (hombre, 20, CYAD)
Personas cercanas han fallecido y es muy doloroso (hombre, 23, CBS)
Muerte, pobreza, desempleo (mujer, 20, CBS)
Muertes de familiares y amigos (mujer, 21, CSH)
La muerte de seres queridos es lo más doloroso (mujer, 21, CYAD)
Muerte de seres queridos y/o incertidumbre por un futuro incierto (mujer, 24, CBS)
Los problemas económicos
Si la muerte de personas ha sido al parecer lo más importante. La muerte de la economía –simbólicamente hablando- y los problemas de empleo, ingreso y sobrevivencia en general, para las personas, familias, negocios, empresas y el país en su conjunto, aparecen numéricamente en segundo lugar. Lo que se ha dado en llamar impactos o consecuencias socio económicas de la pandemia (Lavell y Lavell, 2020).
El desempleo, la falta de dinero (mujer, 20, CSH)
Más hambre y pobreza para algunos, y egoísmo de otros (mujer, 21, CBS)
La gente cercana que ha muerto, las personas desempleadas, que muchos negocios han tenido que cerrar (mujer, 21, CBS)
Las personas que sobreviven el día a día (mujer, 21, CYAD)
Incertidumbre, desempleo, preocupaciones económicas, ansiedad (mujer, 25, CYAD)
No salir y no comunicarse con familiares y amigos
Luego hay otras cuestiones que se combinan con lo visto en el punto anterior, ahora aplicado a la sociedad, desde el no salir hasta el no comunicarse con familiares y amigos, incluso la gente que no cumple las medidas, aparece nuevamente con inusitada insistencia en varios interrogantes.
El quejarse por no poder salir (hombre, 20, CBS)
Falta de comunicación con mis amigos y familia (hombre, 22, CYAD)
No salir, pérdidas, falta de conexión con más personas y el entorno (mujer, 19, CBS)
Cambio radical de rutina, problemas económicos (mujer, 25, CYAD)
No entiendo lo grande que puede ser la ignorancia de la gente cuando es necia (mujer, 23, CBS)
Y por supuesto, de nuevo todos los problemas emocionales, pero con menor insistencia, así como, el aumento de la violencia en algún caso (Páez et al., 2001; OPS, 2006). Curioso es que casi no aparece el tema de violencia intrafamiliar que en los medios se reitera12. Y cuando la familia es nombrada es para ser señalada como soporte de vida, económico y emocional, convivencia y contención, en los delicados y complejos tiempos vividos, como varios testimonios acreditan y se presentarán en el apartado siguiente.
Problemas emocionales
He visto un aumento de la violencia en casa con los integrantes de la familia, la falta de trabajo, gente inconsciente (hombre, 21, CBS)
Estrés, desesperación y frustración colectiva (hombre, 22, CBS)
Miedo, falta de liquidez, falta de trabajo, violencia familiar, pánico (mujer, 20, CSH)
Hasta aquí una revisión y reflexión de riesgos, a continuación, las consideraciones en torno a las posibles o reales oportunidades.
En torno a oportunidades
Para el caso de las oportunidades también hubo un interrogante directo sobre el tema, además de los relatos que aparecieron al respecto como respuestas a otras preguntas relacionadas. “¿Crees que vivimos en una sociedad de nuevas oportunidades y posibilidades para mejorar la vida de los seres humanos y del mundo? ¿Por qué, cómo es, en qué consiste? Descríbelo y explícalo”
Aquí sí hay que tener en cuenta las respuestas negativas, pues fueron varias, en total 13, o sea casi la mitad de las personas entrevistadas, mientras 14 dijeron que sí hay oportunidades y 2 declararon que tal vez. Por lo que esta muestra de entrevistas parece dividida en torno a si hay o no oportunidades en la sociedad actual. Lo que significa que es un tema menos conocido o por lo menos más controversial, según se mire.
Lo mal que está país y sociedad, privilegios diferenciales
Ya a la hora de profundizar en torno a descripciones y explicaciones como se solicitaba, no se fue muy prolífico en la respuesta, especialmente quienes tienen una visión negativa de las oportunidades. Se alude a lo mal que está el país y la sociedad, o que solo los privilegiados tienen oportunidades. Destaca la mirada de desigualdad social.
No, la sociedad ya está podrida (hombre, 20, CSH)
No, nuestro país está muy mal (hombre, 23, CSH)
No. Solo si cuentas con privilegios dependiendo de tu poder adquisitivo puedes tener acceso a estas oportunidades (hombre, 22, CBS)
No. Creo que esas oportunidades no están disponibles para todos (mujer, 20, CBS)
No todos tenemos buenas oportunidades (mujer, 22, CSH)
Así mismo, se apunta al pensamiento tradicionalmente negativo de la gente a modo de lastre y como incapacidad de ver oportunidades. O sea que, a la desigualdad socioeconómica, también hay un aspecto ideológico y cultural a tener en cuenta, y la tendencia psicológica ya mencionada de la resistencia al cambio (O´Hanton, 2005).
Pensamiento negativo
La sociedad puede cambiar si se presta al cambio, mucha gente tiene el pensamiento negativo de que son de una forma y no van a cambiar, México es un país para que sea mejor, pero los mexicanos no se prestan a eso (mujer, 21, CYAD)
No creo que estemos en ese camino de momento (mujer, 25, CYAD)
Cuestiones abstractas y generales
Aquellas personas que mostraron una mirada positiva apuntan a cuestiones de carácter general y totalmente abstracta como posición ante la vida, no en el contexto y coyuntura de la pandemia, en el sentido de buscar algo mejor y ser mejores, no siempre concretando el asunto, además de la importancia de llegar a acuerdos y concientizarse.
Sí. Cada día hay una nueva oportunidad (hombre, 22, CYAD)
Si, hay que buscar las oportunidades (mujer, 20, CBS)
Cada oportunidad es algo nuevo para mejorar (mujer, 25, CYAD)
Creo que los individuos deben crear sus propias oportunidades para mejorar su entorno y las posibilidades de los demás (hombre, 29, CYAD)
Si lo creo, nunca nos quedamos quietos; siempre buscamos algo mejor y lo hacemos (hombre, 21, CBS)
Tal vez, si nos concientizáramos y pusiéramos todos de nuestra parte por ser mejores (mujer, 21, CBS)
Así es, pero tenemos que estar de acuerdo todos para que sirvan nuevas posibilidades y oportunidades (mujer, 21, CSH)
Quizás relacionadas con las propuestas ya mencionadas de gobernanza global (Lavell y Lavell, 2020).
Sí, gracias a que el mundo está más conectado, se abren nuevas oportunidades y posibilidades de mejorar la calidad de vida de las personas (mujer, 22, CBS)
O tal vez en un sentido más profundo de crisis como oportunidad para llegar a un mayor nivel de conciencia (Martínez, 2013).
Tal vez, si nos concientizáramos y pusiéramos todos de nuestra parte por ser mejores (mujer, 21, CBS)
Cuidado a la naturaleza
También en concordancia con el discurso del calentamiento global, ahora conocido como cambio climático -que se vio en los riesgos señalados por el BM (2014)-, destaca como oportunidad la importancia del descenso de contaminación y las vacaciones dadas a la naturaleza para regenerarse, que al parecer dicen se ha repuesto gracias al freno en la pandemia y al encierro que esta ha significado.
Sí, porque ahora que estuvimos en confinamiento y dejaron de circular vehículos mejoró el ambiente, no hubo tanta contaminación, se limpiaron los ríos; algunas personas hicieron conciencia de que puede mejorar la calidad de vida (mujer, 21, CBS)
Sí, creo que podemos aprender de esta experiencia y ser más conscientes del daño que nos hacemos como humanos al hacerle daño a otras especies y al equilibrio ecológico (mujer, 21, CBS)
Sí, a pesar de todo, hay quienes somos conscientes con la naturaleza y “contagiamos” de esa consciencia a familiares y amigos (mujer, 24, CBS)
Finalmente, parece curioso señalar como hay insinuaciones de que el ver las oportunidades es algo así como ser conscientes, en concreto la regeneración de la naturaleza. Recordemos la respuesta a la pregunta anteriormente analizada cuando se consideraba que los inconscientes -de no seguir las medidas sanitarias- son los que vulneran la sociedad -por lo tanto, responsables de la propagación viral o no finalización de la pandemia-. Sin ánimo de generalización o exhaustividad, según se observa en los relatos recabados, los inconscientes son algo así como los humanos co causantes o colaboradores de la pandemia, y los conscientes ven con positividad el parar el mundo y el confinamiento, y las consecuencias de la oportunidad dada a la ecológica. Un discurso que más allá del respeto necesario a la tierra, coincide con la polémica de que el humano es el verdadero virus que enferma al planeta, mismo que merecería una reflexión aparte que no es posible desarrollar aquí, pero sí mencionarla pues se relaciona con discursos eugenésicos, malthusianos y darwinistas, que apuntan a la problemática de la extensa esperanza de la vida o la sobrepoblación mundial.
Lo mejor y alguna oportunidad para ti
Tras esta visión general ¿Qué es lo mejor que ha traído para ti? ¿Algo nuevo o alguna oportunidad positiva? Explícalo brevemente fue otra pregunta de la entrevista.
Vida sana física y mental, introspección y consciencia
Como resultado, dos son los aspectos a destacar, en primer lugar, sobresale todo lo relacionado con tener una mejor vida, en el sentido de cuidar la salud física, así como, el crecimiento personal, desde el tiempo de estar en casa hasta el poder reflexionar y conocerse a uno mismo. Cuestión esta que apunta la crisis y al cambio como desarrollo (Perls et al., 2006; Robine, 2005), así como directamente como oportunidad de aprendizaje y crecimiento (O´Hanton, 2005), incluso renacimiento (Martínez, 2013).
Muchos conocimientos y un estilo de vida más sano (hombre, 21, CBS)
Cambiar mis hábitos alimenticios y de ejercicio y ciclo de sueño (hombre, 23 CBS)
Mucha madurez (hombre, 21, CSH)
Ser más pacientes (hombre, 20 CSH)
Consciencia, acercamiento con mi familia (hombre, 20, CBS)
La oportunidad de concentrarme en mi persona (hombre, 22, CYAD)
Crecimiento personal (hombre, 23, CSH)
El tiempo
No es cosa menor la alusión al tiempo, en una época de vértigo, así como de falta de tiempo para hacer lo que satisface, al parecer la ralentización por el encierro fue beneficiosa en dicho sentido, seguramente para poder salir de la dinámica de la sociedad del rendimiento y del cansancio (Han, 2017).
Tiempo para estar en casa (mujer, 20, CBS)
Tiempo para mí (mujer, 21, CYAD)
Me enfoqué en lo que me gusta hacer (mujer, 25, CYAD)
Convivencia y valorización familiar
Por otra parte, en segundo lugar, está el aprecio y valoración por la relación familiar, algo que se tenía, y que ahora se focaliza y reafirma de forma más amplia y profunda a juzgar por las expresiones del tema a lo largo de toda la entrevista. Las relaciones significativas de los vínculos afectivos saludables necesarios y satisfactorios (Martínez, 2013). Y es que en un momento donde algunos discursos desdibujan el papel de la familia y el distanciamiento social parece separar a la gente, la convivencia íntima, larga y forzosa por las circunstancias revaloriza el rol de apoyo económico y emocional de la familia, institución cuya confianza suele ser en general elevada siempre.
Conocer más a la familia (mujer, 20 CBS)
Me enseñó a ver qué tan fuerte soy, conocer más a fondo a mi familia y disfrutar cada instante de la vida (mujer, 20, CSH)
Estar cuidando a mis hijos y convivir con ellos, ya que mi trabajo es muy absorbente (mujer, 21, CBS)
Convivir con mi familia (mujer, 21, CSH)
Platicar más con mi familia (mujer, 23, CBS)
Queda clara la oportunidad del autocuidado y autoconocimiento físico y mental, y la valoración y relación familiar, como oportunidad que varias entrevistas señalan y subrayan. Ahora se pasa a este mismo interrogante en general y sobre la sociedad.
Algo bueno y alguna oportunidad para las personas y la sociedad
¿Qué ha traído de bueno o alguna oportunidad para las personas y a la sociedad? Explícalo brevemente. Los testimonios apuntan de nuevo a la familia, y se concentran en la capacidad del ser humano de aceptar y adaptarse a las circunstancias y significar su existencia (Frankl, 2003), eso sí, de diversas maneras. Muestran adaptación y aceptación a la situación y los cambios en la dirección de aprender, superar, recuperar la vida con sentido (Frankl, 2003; O´Hanton, 2005).
Convivencia familiar
Similar al anterior cuestionamiento, pero englobando a la sociedad, las respuestas obtenidas en este caso destacan algo más a la familia.
El pasar más tiempo en familia (hombre, 20, CBS)
Conexión con familia cercana (mujer, 19, CBS)
El quedarse en casa, tal vez el de convivir más con sus familiares (mujer, 20, CSH)
Nos acercó más a nuestras familias (mujer, 23, CBS)
Valorar a nuestros seres queridos y tener empatía por cuidarnos todos (mujer, 25, CYAD)
Aprendizaje adaptativo y cambios aceptados
En segundo lugar, el aprendizaje de nuevas cosas con objeto de adaptarse a la nueva situación y circunstancias. Esto desde conocimiento en general y tecnológico en particular.
Nos hemos acercado más a la tecnología y se busca resolver situaciones cotidianas de nuevas maneras (hombre, 20, CYAD)
Adquirir nuevos conocimientos, desarrollarnos en otro aspecto, salir de tu zona de confort y trabajar para cumplir tus metas (hombre, 21, CBS)
Mucho aprendizaje (hombre, 21, CSH)
Oportunidad de cambiar su monotonía (hombre, 22, CBS)
Ha traído empatía y conocimiento (hombre, 22, CSH)
Creo que a raíz de esto se pueden cambiar ciertos paradigmas del trabajo en oficina (mujer, 21, CBS)
Cuidados personales e introspección
En tercer lugar, el autocuidado y la introspección.
Empezar a cuidarse de principio (mujer, 21, CYAD)
La gente se volvió más higiénica y sobre todo, más humana (mujer, 22, CSH)
Introspección en algunos casos y generación de empatía (hombre, 23, CBS)
Ser más humanos menos materiales (mujer, 20, CBS)
Oportunidad de pasar tiempo consigo mismos y mentalidad resiliente (mujer, 20, CBS)
Quizá, y espero suceda, una mejor cultura de higiene personal como el simple pero importante lavado de manos constante (mujer, 21, CBS)
Solidaridad
Palabras como empatía, mencionadas con anterioridad y aquí unión, cuidado y solidaridad, apuntan al desarrollo de la humanidad personal y colectiva, más allá de discursos ideológicos o mediáticos. Tal vez lo dicho del cambio de hábitos, autoconocimiento, oportunidad de resolver y superar y regresar a la vida con sentido cotidiano y/o trascendente, como se reitera en estas páginas (O´Handon, 2005; Martínez, 2013). Declaraciones que contrastan con la queja ante las circunstancias o el culpar a otros de la situación que se mostraron con anterioridad y que rompen el lazo social y condenan a la fragmentación de la comunidad.
Unión, solidaridad (mujer, 20, CSH)
Considero que no ha traído cosas buenas, tal vez la solidaridad de algunas personas con los que más necesitan ayuda (mujer, 21, CSH)
La solidaridad que puede haber cuando alguien tiene problemas (mujer, 22, CBS)
Satisfacción al ver que un poco de nuestra flora y fauna se va recuperando (hombre, 22, CYAD)
Lo que difiere de la anterior pregunta circunscrita más a lo personal, es que en aquella familia y autocuidado eran prioritarios y aquí al parecer se aprecia también los aprendizajes que han tenido lugar, conocimientos, tecnología y adaptación a la transformación que está aconteciendo, aspectos sin duda del ámbito social, incluso se apela a la introspección a modo de autorreflexión y a la solidaridad social. Se trata de un afrontamiento activo de las circunstancias desde el presente paciente, aceptando con actitudes positivas en medio de vivencias inciertas o dolorosas, una metamorfosis, muerte y renacimiento en vida, una oportunidad que enriquece (Martínez, 2013).
Conclusión
Lo que aquí se ha expuesto es que donde unos/as ven riesgos, otras/os observan oportunidades, interesante e importante polaridad que por otra parte es también interconectividad, esto es conviven y se complementan, por así decirlo.
Se desea ir cerrando este texto con otras miradas, quizás no alternativas, esperemos que complementarias, dentro de un panorama negativo para muchos e incluso catastrófico para algunos, todavía hay personas que pueden valorar lo positivo del asunto, esto es, sin negar los hechos, enfermos y muertos, también a la vez reflexionar las cosas buenas que también existen. Mientras se espera que el conocimiento médico avance en una época en la cual tanto se habla de nuevos paradigmas, se amplíen enfoques y saberes, se permita la crítica y el debate, la salud se focalice y no la enfermedad, la prevención se fomente y no la mitigación o perpetuación comercial del daño; igual que se perfeccione la perspectiva de la gestión del riesgo en el tema de desastres desde propuestas no solo técnicas, también sociales y humanas. Mientras todo evolucione y mejore, es positivo abrir la mirada a lo que sí hay, se puede ver y se puede hacer hoy.
En el terreno de los riesgos, una discusión habitual internacional y por países es entre el binomio salud versus economía, tal vez habría que ampliarlo a salud física-economía-salud mental, o incluso revisarlo desde el modelo político-social, pero eso sería ya motivo de otro artículo, no obstante, se desea dejar constancia de ello. Porque quizás lo peor de la pandemia será la destrucción económica de los sectores más vulnerables, y en lo que todo el mundo saldrá perturbado será en lo relacionado con salud mental y emocional, aunque en esto también está la oportunidad de ampliar la consciencia. En los relatos es clara la consideración de vulnerabilidad emocional y económica, de forma intensa y reiterada.
Quizás es buen momento y la oportunidad de autoobservarse, introspectar, preguntarnos qué queremos hacer con nuestra vida y la existencia en el mundo (Frankl, 2003); tal vez es tiempo de abrir las ciencias, por ejemplo, de revisar y optimizar la biología y la medicina (García, 2015; Costa, 2019), de cambiar los hábitos físicos y psíquicos poco saludables de la población, de hacer un mundo más justo y un planeta más humano con la participación de la ciudadanía, escuchar diferentes enfoques y tratamientos, para renovar conocimientos y prácticas, teorías y experiencias, es una oportunidad innegable en estos momentos, si se toma o no, ya es otra cosa.
Finalmente, y con objeto de hacer un resumen de algunas de las cuestiones vistas a lo largo de estas páginas se presenta la siguiente tabla sobre la concepción de los riesgos y las oportunidades desde una selección de expertos y desde un grupo de estudiantes entrevistados, estos últimos con su experiencia en la pandemia.
Tabla 1. Los riesgos y las oportunidades según expertos y estudiantes
Riesgos según especialistas |
Riesgos según un grupo de estudiantes (con relación a la pandemia) |
Lo peor que ha traído en lo personal |
Qué cosas negativas dolorosas o malas ha traído a la sociedad |
- Existen siempre (Luhmann 1986; Douglas, 1996) - Propios de la modernidad tardía por el desarrollo tecnológico y la destradicionalización de la sociedad en la globalización, son naturales y también sociales (Giddens, 1994; Beck, 2002) - Son parte de la falta de seguridad colectiva del estado nación ante la ruptura del pacto social y el desdibujamiento de las protecciones colectiva (Castel, 2004; Sennet, 2006a, 2006b) - Son una construcción sociocultural e incluso psicológica, una percepción y selección, relacionados con el medio ambiente y la tecnología (Douglas, 1996; Douglas y Wilddavsky, 1983) - Producidos por la sociedad de la incertidumbre social, a inseguridad emocional y el miedo (Bauman, 2007a, 2007b). - Importa la percepción, la amenaza, y sobre todo la vulnerabilidad en todos los sentidos, para preveer, mitigar y gestionar (Wilches-Chaux, 1993; Lavell, 1993, 2001; Hewitt, 1996; Cardona, 201) - La credibilidad y confianza institucional es importante (Wynne, 1993, 1995) - Importancia de primer grado la salud y consecuencias socioeconómicas en la población más vulnerable (Lavell y Lavell, 2020) |
- Existen siempre - Son biológicos y sociales, con relación estos últimos a la acción humana - Se relacionan con la economía del país y la sobrevivencia de las personas, como en tiempos de pandemia - La vulnerabilidad concreta en la pandemia se adjudica a las personas que no siguen las medidas sanitarias prescritas - La incertidumbre es general |
- Inestabilidad emocional - Cambio brusco vida - No ver familiares y amigos, seres queridos - Problemas económicos |
- Muerte física - Problemas económicos - No salir y no comunicación con otros |
Oportunidades según especialistas |
Oportunidades según estudiantes (con relación a la pandemia) |
Lo mejor o las oportunidades que ha traído en lo personal |
Lo bueno y las oportunidades que ha traído a la sociedad |
- Siempre son parte de crisis sociales y personales que conducen al crecimiento personal y desarrollo social (Perls, et al., 2006; Simmel, 2010) - Oportunidades van junto a riesgos y viceversa, hay que asumirlas y adaptarse para el desarrollo (BM, 2014) - Oportunidad del gran reseteo en un mundo más equitativo y justo, globalizado (Malleret y Schwab, 2020) - Nueva gobernanza global en riesgos de salud y desastres asociados, de onda larga (Lavell y Lavell, 2020) - Oportunidad de dejar atrás hábitos e ideas inútiles, volver a nosotros mismos, aprender, regresar a la vida con sentido (Frankl, 2003; O´Hanton, 2005; Martínez, 2013) |
- Son generales y abstractas - Existen especialmente para los privilegiados - El cambio es difícil siempre y hay que ver y adoptar la oportunidad - Buscar siempre para mejorar - La oportunidad en la pandemia es principalmente para regenerar la naturaleza |
- Autocuidado de la salud física y emocional - Convivencia familiar |
- Aprendizaje adaptativo - Convivencia familiar - Cuidados personales e introspección |
Fuente: elaboración propia con base en lecturas y entrevistas.
Todo lo cual remite a lo dicho en este texto sobre riesgos, crisis y desastres, tiempos de incertidumbre y miedo, caos o inseguridad, que pueden acabar siento también oportunidades de crecimiento personal, transformaciones por circunstancias de la vida social, que provocan desconcierto o incluso sufrimiento, y que con ello invitan o empujan al movimiento y al cambio en las relaciones, pensamientos, sentimientos y actuaciones. Épocas que pueden colaborar a desarrollar las capacidades de cada quien, como recursos internos desde el humor a la esperanza, la paciencia y el amor, la creatividad y la espiritualidad. Como recursos externos se revaloriza familia y amistades, las relaciones y los seres queridos (O´Hanton, 2005; Martínez, 2013), y ponen a prueba la resiliencia personal y social (Cyrulnik, 2001). Y que podría pensarse tal vez en que también muevan y conmuevan a la ciencia para ampliar sus miradas, renovar paradigmas y acoger desde saberes tradicionales a nuevas miradas más acordes con la humanidad y con la vida.
Para concluir este escrito, regresamos a las ideas de Watts (2007) y el reconocimiento que la inseguridad existe, ha existido y existirá según expertos y un grupo de jóvenes. Recordar también con Bauman (2007b) que la muerte es condición sine quanon de la vida, que es lo más temido, en un tiempo que se esmera por recordarla y crear pensamiento y sentimiento de miedo abismal hacia algo que es natural.
Las crisis son retos y oportunidades, necesarias para el cambio social y el desarrollo humano como dicen desde la psicología (Perls, Hefferline; Goodman, 2006) y la sociología (Simmel, 2010), como señalan para dejar ideas y hábitos viejos, incentivar el difícil cambió que proporciona aprendizaje y sentido de vida, como decíamos, práctico y trascendental (Martínez, 2013). Aquí se ha revisado el recorrido de intelectuales y de un grupo de estudiantes ¿tú qué opinas? ¿qué mundo te gustaría ver tras la pandemia o incluso dentro de ella? ¿uno de riesgos, uno de oportunidades, o de ambos? Y, por supuesto, sobre las segundas ¿qué tipo? ¿desde qué mirada? ¿desde qué propuesta política? Pues como se ha visto hay proyectos desde el FEM y propuestas desde jóvenes estudiantes de carácter muy diferente. Es momento de abrir puertas a un amplio y profundo debate sobre la sociedad que queremos.
Las percepciones y las ideologías son clave sobre lo que la gente -especialistas y población- piensa, siente y expresa (Douglas, 1996). En cuanto a la amenaza, si esta es la posibilidad de riesgo, siempre está presente en todo, y en este caso en el virus mortal que la OMS anunció. Sobre la vulnerabilidad, lejos de pensar que tal vez fuera el deficiente sistema de la sanidad pública, los problemas de salud de la población por problemas de nutrición, equilibrio emocional o co-morbilidad, incluso la supuesta carencia de tratamiento farmacológico correcto y la usual multifactorialidad de toda enfermedad; lejos de lo anterior, aparece el otro, el que descree, el que no sigue las medidas, el que sale a la calle, el que contagia, propaga el virus y causa el problema, evitando además que este se controle o desaparezca. El otro/a desobediente e inconsciente, como los testimonios relatan. El otro al parecer se reconvierte en amenaza y vulnerabilidad que equivale según la regla a riesgo (Lavell, 1993).
Este es el riesgo más importante numéricamente expuesto y más amplia e intensamente descrito y narrado, por lo tanto, en el que más se cree y el más sentido. La percepción, la confianza o desconfianza, los valores y creencias conforman esta opinión (Douglas, 1996), no sin mediar la sugestionalidad de las audiencias (Tarde, 1962) o incluso algunas características de la psicología de masas (Le Bon, 2005). Por supuesto, tiene que ver con los mensajes mediáticos que apabullan con el lávate las manos, usa gel anti bacterial, ponte el tapabocas, desinfecta todo y el quédate en casa, como parte de las Jornadas de Sana Distancia y la información internacional que se reitera alarmista, extensiva e intensiva. Con lo cual quien no hace lo anterior es acusado, juzgado y condenado. Curiosamente los culpables son la población, que no obedece, insolidaria, o que necesita salir a trabajar. Aquí aparece también la teoría del chivo expiatorio (Girard, 1983). Finalmente, este es un punto delicado que invita a una profunda reflexión, ya que el riesgo de creer que el riesgo son los otros es un verdadero riesgo, me explico, dicha actitud podría derivar en intolerancia, discriminación, odio al prójimo, y podría fomentar el autoritarismo político cuya tendencia ya se advirtió en esta pandemia (Han, 2020; Agamben, 2020). No se olvida el señalamiento del riesgo de muerte, enfermedad, inestabilidad emocional y problemas de la crisis económica y social de forma general, que también apareció.
Referente a las oportunidades, y si bien es un enfoque que se abre paso desde la psicología social o el desarrollo humano, o incluso organismos internacionales -con particulares posiciones e intereses-, su consideración más cotidiana parece como menos tenida en cuenta, ya que las oportunidades en tiempos de pandemia no se ven muy claras más allá de la consideración de que en la vida siempre hay oportunidades o el que estas sean socialmente diferenciales. En todo caso, la única perspectiva concreta es la necesidad de que la naturaleza descanse por un tiempo de los seres humanos para repararse, esto es, hay consciencia de cuidado por el planeta, aunque esto implica discusión sobre qué pasa con el cuidado de las personas sin trabajo, ingreso y cobertura de necesidades básicas y las psicológicas, sin embargo, este punto de vista no se presentó. Especial cuidado hay que tener en reflexionar sobre la sensibilidad hacia la naturaleza y la la falta de la misma hacia la vida humana o la libertad que parece observarse en algunos ámbitos. Otras oportunidades percibidas son la revalorización de la familia, su convivencia y contención económica y emocional en los momentos difíciles, así como, la introspección y el conocimiento de uno/a misma y el aprendizaje adaptativo a los nuevos tiempos, todo un discurso de resiliencia (Cyrulnik, 2007).
En fin, hay riesgos y oportunidades en la vida. Los primeros ampliamente pensados y estudiados, así como, presentes en el imaginario y la vida cotidiana de la población. Las segundas no tan investigadas y predicadas, y poco aterrizadas o imaginadas en las percepciones y experiencias de la gente, por lo menos en el caso estudiado, aunque también existen. Eso sí, impera el discurso oficial de unos y otras, por lo que sería bueno ir más allá y abrir el debate de los riesgos realmente existentes, así como la polémica de las oportunidades alternativas a las que proponen ciertos organismos. Los gobiernos señalan el riesgo que los medios reiteran y amplifican, así como las medidas con objeto de solventar la vulnerabilidad de la amenaza, y al parecer la mayoría de la población concuerda, navegando entre el temor y la incertidumbre, pero dentro de un discurso en cierto modo hegemónico. Las oportunidades son más personales y conducen al refugio en la familia y el ejercicio de la introspección, aunado esto a la reproducción mediática. Son tiempos complejos, donde la estabilidad psíquica es importante, para poder ver riesgos y oportunidades, sin dejar de considerar los primeros, focalizarse en las segundas con el ánimo de mantener equilibrio afectivo y paz mental, en medio de la tempestad emocional.
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1 Departamento de Política y Cultura, DCSH, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Correo electrónico: nnamariafernandezponcela@gmail.com
2 Hay una vasta producción sobre el riesgo en los últimos años, por lo que se ha seleccionado algunos autores/as que se consideran importantes en el tema y adecuados para este trabajo, así como, se ha organizado la presentación, más que por perspectivas, por temáticas o subtemáticas destacadas.
3 Este tema sería extenso de abordar, apuntar, no obstante, que la industria farmacéutica es la tercera del mundo y la medicina la tercera causa de muerte (Gotzsche, 2014). A lo cual convendría añadir los avances de la nueva biología (Sandín, 2010) o los aportes de la medicina germánica (Hamer, 2004).
4 Algo a destacar es la falta de miradas alternativas o críticas a la narrativa única y hegemónica, desde la política, la cultura y las ciencias sociales, y las pocas voces existentes son desprestigiadas y censuradas.
5 En este caso es un tema relativamente reciente, no obstante, se ha realizado una incursión inicial y general al mismo.
6 Recordar que el hexagrama chino de “crisis” (Wei Ji) significa a la vez peligro y oportunidad.
7 Recordar que es un texto escrito hace más de un lustro, aunque parezcan actuales sus afirmaciones, de ahí también que se ha considerado interesante traerlo a estas páginas, pues habla de oportunidades ante los cambios y se da el ejemplo de una enfermedad “viral”.
8 Sin ánimos de ser exhaustivos ni representativos, se presenta un estudio de caso que lo único que pretende es acompañar las perspectivas teóricas enunciadas, ilustrar los riesgos y oportunidades según la gente en general, ello a través de entrevistas a un grupo de estudiantes universitarios en la UAM/X, ciudad de México, en otoño del 2020. Se trata de un acercamiento a lo que las personas perciben y opinan del riesgo y la oportunidad en tiempos de la pandemia, más allá de debates científicos o técnicos en torno al tema, pero sí teniendo presente concepciones teóricas y testimonios experienciales.
9 Las mujeres fueron más accesibles y cooperativas a la hora de aceptar la entrevista, y por divisiones destaca la participación de CBS, que por otra parte, es la más numerosa. En concreto la muestra estuvo compuesta por 29 personas, 9 hombres y 20 mujeres; 8 de CSH, 15 de CBS y 6 de CYAD.
10 Ello además tiene lugar en el contexto de auge de la nueva biología (Sandín, 2001) y la perspectiva de la nueva medicina germánica (Hamer, 2004), para no mencionar a la milenaria y tradicional medicina china o ayurvédica, con otros enfoques bien distintos a la teoría de los gérmenes y del contagio que data de dos siglos atrás y se resiste a ser renovada (García, 2015; Costa, 2019). Pero ese es también otro tema más allá de este estudio.
11 Si bien no se trata de un riesgo o el interrogante contiene la palabra, como Douglas (1996) entre otros nos hace ver es la asociación entre riesgo y mal.