Los empleados del comercio minorista en el Gran Paraná. Identidades, características y sentidos otorgados1

Employees of the retail trade in Greater Paraná. Identities, characteristics and meanings granted

Fecha de recepción: 16 de noviembre de 2020 / Fecha de aprobación: 21 diciembre de 2020

Graciela Mingo2, Teresa Luque 3, Valeria Rodrigo4 y César Sione5

 

Resumen

En este estudio nos proponemos describir ciertos rasgos que caracterizan a la población asalariada que trabaja en el comercio minorista en el aglomerado Gran Paraná (Entre Ríos) para lo cual partimos de algunos supuestos extraídos del paradigma productivo flexible tal como la define Batisttini (2015). Interesa el comercio por el peso relativo importante que tienen en la economía y en el mercado de trabajo argentino y en contexto en donde se ubica el estudio.

Desde una mirada más profunda interpretamos los significados atribuidos al trabajo por nuestros sujetos de estudio, los empleados que trabajan en el sector comercio (ventas al por mayor o al por menor). En dicho sector, la flexibilidad laboral muestra nuevas figuras contractuales complejizando y dándole más heterogeneidad en la composición del mercado de trabajo.

El comercio minorista posee una serie de singularidades que están indudablemente atravesadas por los procesos económicos de los últimos años en la Argentina, entre las cuales la inseguridad del trabajador por la flexibilidad se ha incrementado de manera más notoria erosionando por momentos la relación con el empleador. En este marco, a su vez irrumpen abruptamente limitaciones y transformaciones originadas por la pandemia del covid-19, a nivel mundial, generando una gran diversidad de consecuencias y cambios en todas las esferas de la vida social, económica, cultural y política y que a su vez afecta al sector comercio.

Palabras clave: empleados del comercio minorista, características, significaciones, identidades laborales, COVID 19

 

Abstract

In this study we propose to describe certain traits that characterize the salaried population that works in the retail trade in the Gran Paraná (Entre Ríos) agglomeration, for which we start from some assumptions taken from the flexible productive paradigm as defined by Batisttini (2015). Commerce is of interest due to the significant relative weight they have in the economy and in the Argentine labor market and in the context where the study is located.

From a deeper look, we interpret the meanings attributed to work by our study subjects, the employees who work in the commerce sector (wholesaling or retailing). In this sector, labor flexibility shows new contractual figures, making it more complex and giving it more heterogeneity in the composition of the labor market.

The retail trade has a series of singularities that are undoubtedly traversed by the economic processes of recent years in Argentina, among which worker insecurity due to flexibility has increased more notoriously, at times eroding the relationship with the employer. Within this framework, limitations and transformations caused by the COVID-19 pandemic abruptly erupt at the global level, generating a great diversity of consequences and changes in all spheres of social, economic, cultural and political life and that in turn affects the commercial sector.

Keywords: retail trade employees, worker identities, characteristics, meanings, COVID-19

 

Introducción

El presente artículo es el resultado de los avances generados en el marco del proyecto de investigación6. El sector comercio (al por mayor y por menor) tiene, en la economía como en el mercado de trabajo tanto de Argentina como del aglomerado Gran Paraná, un peso relativo importante. Ocupa el segundo lugar en cantidad de asalariados, luego de la Administración Pública, Defensa y Seguridad Social7. Sin embargo, son escasos los estudios enfocados en los empleados del comercio, desde las ciencias sociales, por lo que podríamos aventurar que existe aquí un área de vacancia.

El comercio minorista y los trabajadores se ubican dentro de un sector más amplio denominado Comercio y Servicios. Cuyas características singulares, presentan una gran heterogeneidad en cuanto a formas de trabajo, horarios de trabajo, rubros según productos comercializados, tamaño de los establecimientos, tipos de empresas, formatos de puntos de venta, denominación legal, ubicación espacial (urbanos, rurales, centro de las ciudades y periferias, entre otros). La tipología mencionada no es abarcativa de todo el comercio, hay otras dimensiones como las condiciones de infraestructura y capacidad de logística, cantidad de empleados, dispositivos informáticos disponibles, capacitación para su uso; determinando que los mejores posicionados en este sentido lo implementan sin demasiadas dificultades.

Esto último está vinculado a las ventas virtuales el e-commerce que se ha incorporado como formas de ventas no solo en los mercados abiertos, sino que ha pasado a tener mayor incidencia en las ventas de los pequeños comercios minoristas con capital local. Esta última modalidad comercial se ha intensificado de manera abrupta y progresiva por el momento que se atraviesa y las medidas tomadas por el gobierno nacional argentino ante la pandemia mundial generada por el COVID-19 que limitó la circulación y estableció el aislamiento social, preventivo y obligatorio de las personas, con la continuidad de comercios/establecimientos esenciales para satisfacer necesidades de alimentación desde el 20 de marzo de 2020 a la fecha – hasta mediados del mes de mayo- y que por más de 50 días estuvieron los comercios minoristas cerrados.

La diversidad configurativa del sector, como equipo de investigación nos llevó a focalizarnos en los trabajadores del comercio minoristas en el aglomerado Gran Paraná, que se desempeñan como vendedores de bienes. Se delinean características generales y, algunos rasgos de las subjetividades que los distingue como colectivo social a partir de confeccionar la hechura que surgen de las propias narrativas de los trabajadores.

Ejes característicos de los/as empleados/as

Tal como expresamos si bien son escasos los estudios que hemos hallado sobre el sector en el campo las ciencias sociales, algunos autores nos acercan luego a explicitar algunas características de estos actores del mundo laboral como, por ejemplo:

a) Estos/as empleados/as elaboran su identidad en relación a sus pautas de consumo antes que a su actividad laboral, es la relación entre consumo e identidad (García Ruíz, 2010) y se autoubican dentro de la clase media antes que de la trabajadora, lo que redundaría en una débil conciencia en sí y por ende una pertenencia gremial poco significativa.

Esta conciencia de clase cuyos antecedentes están en la teoría marxista, ha permitido recientemente ponerla en tensión dando lugar a entenderla como aquellas características de la subjetividad de las personas que son el resultado del proceso a través del cual ellas, en tanto miembros de una clase social, construyen su identidad de clase. En este caso dicha conciencia los lleva a identificarse más con la clase media por las relaciones que entablan, el sentido de progreso y el ingreso que tienen.

Como bien plantea Pérez (2014) en esta aproximación conceptual está la perspectiva histórica enfocada en el análisis de la formación de clases y la perspectiva estructural enfocada en la manera en que la estructura de clases delimita los intereses de clase–. De allí que a nivel de lo gremial hay una débil conciencia sindical que se relaciona en gran parte con condiciones reales de trabajo: una proporción importante de los trabajadores mercantiles se encuentran atomizados en pequeños establecimientos, así como en actividades por cuenta propia y que no les permite una relación directa con lo gremial. (2007:233)

b) La procedencia social de los empleados del comercio, es en su mayoría clase media o media baja o de cuello blanco8 en el sentido weberiano, y con aspiraciones de movilidad social ascendente, lo cual, se supone ha condicionado históricamente su conducta moderada como colectivo en la búsqueda de reivindicaciones a nivel sindical.

En relación a este punto vinculado a los modos de autopercibirse e identificarse como empleados pertenecientes a una clase o sector social medio, la OIT ha expresado su preocupación de lograr para el sector ciertos estándares de competencias y sistema de calificación, pero en la práctica se encuentra con que los nuevos empleadores utilizan sus propios criterios a la hora de la evaluación y/o selección. (OIT, P: 20)

Trabajar desde la perspectiva “estructural” del análisis de clase lo asociamos a los trabajos de Wright (1989, 1997) que permite en las sociedades contemporáneas agregar otras divisiones a las ya clásicas de los bienes de producción (propias del marxismo), agregando otras divisiones que distinguen: la de los bienes de organización y las cualificaciones/credenciales. Estas últimas divisiones lo lleva a mencionar que hay clases polarizadas identificadas con la ya tradicionales inherente al capitalismo (burguesía –proletariado) y agrega las clases no polarizadas que representan, un conjunto de posiciones de “clase media” a las cuales las define como “posiciones contradictorias de clase” y es lo que sucede en la identidad manifiesta en muchos de los/as empleados/as del sector comercio minorista.

c) La globalización y las innovaciones tecnológicas, generan distintas formas de empleo que también están impactando fuertemente en este sector. Además las transformaciones y dinámica de la economía han contribuido a heterogeneizar aún más al colectivo, conviviendo una gran variedad de formas de ventas dentro del propio sector. En este rasgo reconocemos el profundo impacto que las nuevas tecnologías imprimen a la actividad comercial; en tal sentido es posible entrever cuando el comercio de presencia “física” -que se desarrolla en un establecimiento visible-, se le adiciona y se comparte con una relación comercial virtual, lo cual exige nuevas destrezas a los trabajadores que allí se desempeñan.

Un caso clarísimo de la incidencia del avance tecnológico es el sistema de venta en línea conocido como el e-commerce, cuyo impacto ya está siendo estudiado, teniendo en cuenta que:

[…] los costes de establecimiento de los sistemas de venta en línea son inferiores a los que supone la apertura de un establecimiento comercial convencional. Además, la ausencia de establecimientos físicos y la automatización de determinadas funciones de presentación y ventas permiten operar con costes relativamente menores. Por otra parte, permite ofrecer a la clientela altas dosis de conveniencia: a través de surtidos amplios y profundos, completa información sobre productos y nulas constricciones físicas y temporales que afecten a la decisión de compra. (Rodríguez Ardura y ots., 2015:96)

d) Ahora bien en una sociedad que presenta mayores desigualdades social las últimas tendencias y ante la flexibilización en la conformación del perfil de los empleados del comercio, dejan ver que el mismo está virando al tipo de trabajador de cuello azul, pues si bien se mantiene la heterogeneidad en cuanto a capital cultural y experiencias sociales que portan, van siendo sumidos, con los cambios, en experiencias de explotación que en cierta forma los abroquelan o aglutinan, sobre todo a partir del surgimiento de grandes grupos de comercialización como hipermercados y shoppings9. (Ciccolella, 2000; Martucelli y Svampa, 1997, citados en Fernández Milmanda y Benes, 2010) que les exige horas de trabajos diferenciales, sin respetar los fines de semana.

De allí que sostenemos el mundo laboral ha experimentado cambios conducentes a un nuevo paradigma productivo flexible, busca reducir los costos salariales y laborales (Neffa, 2020)

Ligado a la evolución de cambios en la forma de contratación en donde no está ausente la subcontratación, acuerdo informales, todo coadyuvado por las circunstancias económicas recesivas en la que no han estado ausente las preferencias de los consumidores y las nuevas innovaciones tecnológicas a través de las ventas o-line.

Esto ha llevado a transformaciones en el significado atribuido al trabajo remunerado como fuente de sentido de las identidades personales. (Sennett 2000) En tanto, se ha socavado su capacidad para suministrar formas de afiliación o pertenencia a identidades y proyectos colectivos, precisamente estas formas de contratación fragmenta al colectivo de empleados/as, mostrando que las nuevas generaciones se insertan laboralmente con otras expectativas (Melucci 2001), no poniendo ya en el trabajo sus principales atributos identitarios, como sí ocurría bajo el paradigma fordista de producción (Batisttini, 2015), sino en vivir un presente flexible, sin un horizonte en el futuro, con formas laborales informales de empleo y hasta con puestos laborales precarios y sin poder ver o encontrar otro camino en sus trayectorias de vida.

Esto se refleja aún más en los jóvenes que tienen otros intereses y aspiraciones, configuran una modalidad zapping en el empleo (saltan de un trabajo a otro), no están pensando en la estabilidad – no quieren ataduras- sino en aquello que sólo les satisface momentáneamente y les permita disfrutar el presente y un futuro cercano, que tiene limitaciones y donde las aspiraciones a la movilidad ascendente se vuelve una ilusión poco alcanzable por el tipo de relaciones laborales logradas y por el contexto.

El sector comercio no es ajeno a estas transformaciones, según la OIT (2015; 2003), las formas contractuales antes eran estables, de tipo convencional (un solo empleador, contrato indefinido a tiempo completo y protección social y jurídica), pero en este nuevo escenario la realidad laboral ha mutado hacia contratos temporales, de tiempo parcial, conformando un cordón de trabajadores precarios, o como muchos de ellos dicen “soy trabajador/a eventual”. El empleo temporal y de tiempo parcial, atípico en tiempos pasados, alcanzó cierto grado de aceptabilidad en el sector del comercio como en otros sectores (turismo, entretenimiento), del mercado laboral.

Estas marcas, y otras que hemos hallado con el avance y el trabajo en campo nos permiten poner en contexto las situaciones de fortalezas o debilidades que vivencian los actores del comercio minorista objeto de nuestro estudio y cómo en ese contexto los trabajadores construyen sus subjetividades, atribuyendo un sentido a su actividad y construyendo identidades, siendo atravesados en sus sentires por los momentos que se transitan.

Hasta aquí hemos presentado algunas aproximaciones conceptuales y características del comportamiento del sector comercio minorista y los trabajadores. En tal sentido consideramos que, para dar cuenta de otros aspectos dentro de la rama del comercio en general, tomaremos diferentes procesamientos de la micro-base de la EPH (Encuesta Permanente de Hogares)10, cuyo espacio territorial está situado en el aglomerado Gran Paraná11 donde ubicamos y profundizamos las miradas. No es ajeno a este análisis los entramados de los planos: político y económico por la que atravesó el país en estos años, junto a las narrativas que los/as propios/as entrevistados/as no fueron expresando.

 

El contexto económico y político en estos últimos años

El contexto económico conjuga el entramado que posibilita entender las condiciones que actualmente atraviesan al sector comercio tanto en nuestro país, como al colectivo de trabajadores en el aglomerado Gran Paraná.

Tras del triunfo de Cambiemos que llega al gobierno en diciembre de 2015, con una impronta conservadurista producto de la alianza política entre el Pro, la Coalición Cívica y los sectores más tradicionales de la UCR. Un gobierno cuya posición en la economía argentina pasó de un régimen neodesarrollista a acciones que reflejaron políticas neoliberales.

Al decir un régimen neodesarrollista se lo entiende como aquel que ha cuidado una mejor demanda interna en pos de permitir el desarrollo de los distintos sectores económicos, privilegiando capitales nacionales e incluir a la PEA (Población Económicamente Activa). El giro de esta nueva política se refleja en los fuertes ajustes económicos con medidas justificatorias ante la excusa de lograr bajar el déficit fiscal, expresado en el giro discursivo de corte neoliberal y acompañado de medidas económicas que potenciaron la relación con el sector privado, con la Sociedad Rural, eliminando las retenciones a las exportaciones agropecuarias con excepción de la soja - aunque bajó el porcentaje; la política exterior produjo vínculos más tradicionales con un mayor acercamiento a EEUU, una activa participación en el Foro de Davos, apoyado en la premisa discursiva o lema de buscar “la apertura al mundo”, sin medir las consecuencias del comienzo del endeudamiento (Miguez, 2017).

Se suma el levantamiento de los controles de cambio, calificado en el discurso como “la exitosa salida del cepo”, que encubrió un efecto negativo para la mayor parte de la sociedad argentina (Vellegia, 2018). Con dicha metáfora se asomó el ajuste y la dolarización de las tarifas de servicios públicos, el pago a los fondos buitres bajo las condiciones impuestas por ellos, la baja de los salarios en comparación con el ritmo inflacionario que desde el 2016 crece a mayor ritmo. Acompasando las anteriores medidas, la reducción del gasto público que traduce en el pago de la deuda externa y en el despido de empleados estatales, como también en la disminución y luego eliminación de algunos programas sociales (Scalleta, 2017:34).

En la relación estado-sociedad, las decisiones mostraron la subordinación de la clase subalterna, cuyas expresiones son entre otras la nueva fórmula de movilidad jubilatoria (Ley 27.426/17) que ha disminuido el poder adquisitivo del sector pasivo, se suman los proyectos de reforma laboral con restricciones de derechos para los trabajadores, acompañada con una fuerte política represiva en materia de seguridad, que en realidad sólo buscan la precarización, el desempoderamiento de los trabajadores, manteniéndose por tanto altos porcentajes de empleados no registrados y con una pobreza que en vez de ser “cero” muestra valores superiores trepando a un 33,65 % (3er trimestre 2018-UCA). Y como bien señaló Natanson (2017), sostienen la concepción de la política social como una red de contención mínima antes que una estrategia de ampliación de derechos.

En el plano de la economía real se asistió con mayor claridad a la apertura indiscriminada de las importaciones, desplazando a la producción y al empleo local, sumado a esto las distintas corridas del dólar. Las consecuencias estuvieron a la vista con la desindustrialización que conlleva a la pauperización del nivel de vida de los trabajadores, por el decrecimiento de los sectores económicos más dinámicos. Entre ellos están los valores relativos negativos de el “Comercio mayorista, minorista y reparaciones” con -9,1%, la construcción (-1,0%) o la industria manufacturera (-7,5%); y en contraposición, al ser un gobierno que favorece al capitalismo financiero y a los sectores concentrados del campo, tanto “la Explotación de minas y canteras”, la “Intermediación financiera” y la “Agricultura, ganadería, caza y silvicultura” son los sectores que han tenido una incidencia más positiva en todo este tiempo. Los datos se extrajeron del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE)12 que dio a conocer el INDEC, con datos referentes al tercer trimestre de 2018. Puntualizando sobre el indicador para el sector del “Comercio mayorista, minorista y reparaciones” y focalizando en la serie temporal de nuestro recorte, la recuperación moderada del sector del comercio que se había logrado durante 2017 y principio de 2018, se revierte a medida que avanza el año 2018. Finalmente, el último año cierra con una caída del nivel de actividad en el comercio del 7,2% negativo y no logró recuperarse en 2019 que vuelve a caer más de un 1%.

En los primeros meses del año 2020, a partir del nuevo cambio de gobierno se aquietan los valores de combustible, las tarifas de los servicios de luz y gas, y se inician políticas dirigidas a determinados sectores. Con ello, el consumo parecía comenzar a reactivarse, pero, ante la llegada del Covid 19, la realidad social y económica de nuestro país, como en otros dada la dimensión global de la pandemia, se modificó, se complejizó y se agudiza en el presente actual (Sarrot, Mingo,2020) la recesión. Este fenómeno imprevisto de la pandemia que se propaga a escala global, está provocando una crisis económica sin precedentes, en un tiempo en el que se avizoraban ya algunos rasgos del debilitamiento de la globalización (Irwin, 2020), proceso que en nuestro país asoma con consecuencias muy dolorosas.

 

Metodología y fuentes de información

La descripción de la dinámica del empleo del sector comercio se realizó a partir del procesamiento de una fuente de datos secundaria, la micro-base de datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que releva trimestralmente desde hace varios años el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). A partir de la cual se sistematizó información a través de procedimientos propios que dieran cuenta del comportamiento de los/as empleados/as del sector comercio en general entre los años 2016-2019.

El espacio de análisis está realizado para Aglomerado Gran Paraná (capital de la Provincia de Entre Ríos - Argentina), cuyas variables principales permiten apreciar el comportamiento de la Población Económicamente Activa (PEA) en general y en particular, la referida al comercio dentro del mercado laboral. Las variables trabajadas fueron: el tamaño o representación relativa que tiene el sector comercio en términos de puestos de trabajo que genera en relación a otras ramas de actividad económica, la distribución según categoría ocupacional de los/as empleados/as, cantidad de asalariados, la distribución por sexo entre varones-mujeres y finalmente una aproximación a la informalidad laboral en el sector, que en Argentina se mantiene desde el 2016 a nivel de toda la masa de trabajadores entre el 30%-40% de trabajo no registrado.

Se adiciona con las primeras entradas al campo a modo de radiografía lo registrado a partir de la observación de los principales centros comerciales del aglomerado, acompañado por las descripciones que fueron extraídas de las entrevistas semi-estructuradas. Los ejes de las mismas fueron elaboradas como forma de llegar a encontrar indicios de las identidades del colectivo de los/as empleadas/as del comercio. Se fue así indagando algunos rasgos y la significación otorgada al trabajo desde la perspectiva interpretativa de los/as empleados/as del sector que desarrollan esta actividad de venta de productos de consumo en comercios minoristas.

Se trabajó desde una muestra intencional en la selección de las entrevistas, con ejes precisos que apuntaron a conocer la modalidad de trabajo, otras referidas a cuestiones de ingreso y subjetividad en referencia a la percepción otorgada al trabajo, las condiciones laborales brindadas en los locales comerciales y la mirada que tienen sobre la representación sindical. En la síntesis de este trabajo, luego de las transcripciones de la entrevistas, se realizó un análisis minucioso y al aparecer regularidades en las expresiones, el énfasis estuvo centrado en develar los significados más relevantes para dar cuenta de la existencia o no identidad con el trabajo y cuáles son algunas de las condiciones laborales según lo expresado por los/las empleados/as entrevistadas. Dicho análisis en parte se mixturan con el análisis cuantitativo y en otras emergen las voces en el apartado referido a la categoría: Identidad, subjetividad –social- y subjetivación.

Sumado, luego en esta nueva realidad a partir del COVID-19 estuvo la posibilidad de re-entrevistarlos a través de las redes sociales- Facebook, WhatsApp - y vía correo electrónico para conocer cómo vivencian el momento del aislamiento preventivo social y obligatorio y de cuál fue la modalidad de trabajo.

 

La dinámica del sector comercio en el Gran Paraná

La evolución del sector comercio en el Gran Paraná no es excepción respecto del comportamiento que ha tenido dicho sector en el resto del país, con la particularidad que nuestro aglomerado de estudio es un gran empleador comparado con otras ramas de actividad. En efecto, tomando como referencia las cifras del tercer trimestre del 2019, se ubica en segundo lugar (16%) como generador de empleo luego del empleo público predominantemente dependiente de las administraciones centrales del gobierno provincial, municipal y en menor medida nacional (17%), y al adicionar la actividad de la Enseñanza (9,9%) mayoritariamente conformada por trabajadores del sector educativo de gestión estatal y de gestión privada, el lugar de este sector es mayor.

La población empleada por el comercio en la ciudad de Paraná contemplada desde 2016 hasta el tercer trimestre de 2019, tanto en valor absolutos y relativos, evidencia que hay una pérdida importante de población ocupada en el primer trimestre del 2017 (-25,7%), que se vuelve a recuperar parcialmente desde el último trimestre de 2018 hasta el primer semestre de 2019, para culminar la serie de tiempo con una caída del 12,7% menos de trabajadores en el comercio. El comportamiento apreciado coincide cuando expresamos que la recesión económica toca a los diferentes sectores de la economía, así como hay cierre de locales, otros se trasladan a locales más pequeños y alejados de las zonas céntricas, lo cual golpea al mercado laboral, generando pérdida de puestos de trabajos en este sector.

Esta desaceleración se constata a partir de la observación en terreno, realizadas desde diciembre de 2018, en la cantidad de comercios que cierran sus puertas y lo que naturalmente se producía con cambios de firmas y de rubros, ya no se observan y se mantienen carteleras diversas, “cierre por traslado” y se lo hace a arterias de las zonas menos céntricas, “Se alquila” pasando largo tiempo sin que se renueve la actividad. También se registró como locales de mayores dimensiones son divididos para bajar el monto del alquiler, como estrategia para asegurarse la ocupación con una actividad comercial.

En lo que respecta a las desigualdades de género, las mujeres que en general tienen una tasa representativa menor oscilante en el período bajo estudio, han ido descendiendo en su participación. Al comienzo de la serie en los años 2016 y 2017 podíamos hablar de una relación 60% de varones y 40% de mujeres en la distribución por sexo de los ocupados en la rama del comercio paranaense. En 2018 y 2019 la participación de trabajadores varones marca una tendencia, y la relación se vuelve aún más mayor de 70% - 30%.

Entendemos que los procesos de expansión de la fuerza de trabajo de las mujeres se han ido consolidando, según la OIT (2015) antes y ahora las mujeres han tenido mayor presencia en los empleos poco calificados a tiempo parcial y precarios. Situación similar a lo acontecido en los momentos crisis y como se refleja en las estadísticas tomadas en el año 2018, las mujeres, muchas veces son las primeras que pierden sus puestos de trabajo, pues los costos laborales por la reproducción biológica y el mantenimiento del hogar (PNUD, 2014), llevan a que en la elección de a quien “dejar afuera” se opte por las mujeres, manteniendo un ritmo más estable con la fuerza laboral de los hombres.

 

Cuadro 1 Aglomerado Gran Paraná.

Tamaño de la Población Ocupada en la rama del Comercio por sexo

Trimestre

Ocupados Varones

% Varones

Ocupadas Mujeres

% Mujeres

Total Ocupados en el Comercio

Variación Relativa Trimestral

Repres. del Comercio en el Total de Ocupados

2º 2016

9.814

61,9%

6.028

38,1%

15.842

-

17,4%

3º 2016

11.923

59,6%

8.094

40,4%

20.017

26,4%

21,5%

4º 2016

11.569

55,6%

9.225

44,4%

20.794

3,9%

22,6%

1º 2017

8.048

52,1%

7.406

47,9%

15.454

-25,7%

17,0%

2º 2017

9.239

55,6%

7.367

44,4%

16.606

7,5%

17,4%

3º 2017

12.943

60,7%

8.389

39,3%

21.332

28,5%

22,1%

4º 2017

10.223

54,8%

8.427

45,2%

18.650

-12,6%

19,4%

1º 2018

8.965

56,0%

7.057

44,0%

16.022

-14,1%

16,8%

2º 2018

9.568

64,5%

5.273

35,5%

14.841

-7,4%

16,3%

3º 2018

9.934

67,7%

4.739

32,3%

14.658

-1,2%

16,5%

4º 2018

11.281

68,9%

5.081

31,1%

16.362

11,6%

18,8%

1º 2019

13.011

67,3%

6.331

32,7%

19.342

18,2%

17,5%

2º 2019

14.482

66,6%

7.270

33,4%

21.752

12,5%

18,2%

3º 2019

13.014

68,5%

5.972

31,5%

18.987

-12,7%

16,0%

 

Fuente: elaboración propia en base a microdatos de la EPH/ INDEC

 

 

En nuestro estudio no abordamos información sobre los ingresos, que en el primer trimestre del 2019 fue de $24.112, lo consideramos relevante hacer mención al existir estudios de la OIT que marcan a la brecha salarial entre hombres y mujeres como uno de los principales problemas del sector minorista y de desigualdad laboral OIT (2015:13).

Desde una mirada más subjetiva, ante las fluctuaciones del mercado laboral, agravadas además por el incremento en las modalidades de intercambio comercial vía internet, los empleados en general y en este sector en particular, al palpar “las persianas que se bajan”, se agudiza el temor de perder sus fuentes de trabajo, el miedo aparece en primer lugar y en el imaginario de muchos florece la posibilidad de ser el próximo desempleado/da por cierre de firmas comerciales, por las bajas de las ventas, ante la poca capacidad de consumo que tiene la población. La incertidumbre, junto a la inseguridad y vulnerabilidad laboral configuran posibilidades de una particular precariedad, asociada a la desaparición de modalidades de anclaje consolidadas hasta no hace mucho tiempo con un mercado laboral más estable que achicaba la tasa de desempleo.

Esta situación de pandemia exige como lección cambios rápidos y drásticos y las rigideces de modelos de consumo de otro momento se desvanecen en el “quedemos en casa”, consumir menos, dejar de pasear por los centros comerciales como bien plantea Sousa Santos (2020), esto pone nuevamente en un estado de vulnerabilidad la fuente laboral y la incertidumbre aflora.

En nuestro país el gobierno percibió esta situación y pronto trató de dar respuesta a las pymes y al sector del comercio pagando en parte los salarios de los empleos formales para los meses abril, mayo y junio.

En lo que respecta a los ocupados en la actividad comercial, la EPH los tipifica conforme al rol o categoría ocupacional en la que se encuentran. El cuadro a continuación muestra tal tipificación.

 

 

Cuadro 2 Aglomerado Gran Paraná.
Total de ocupados de la rama Comercio por Categoría Ocupacional

Trimestre

Categoría Ocupacional

Patrón o Empleador

Cuenta Propista

Asalariado

Trabajadores Sin Salario

Total Gral.

2º 2016

7,9%

39,1%

52,1%

0,9%

100,0%

3º 2016

8,7%

42,6%

48,7%

0,0%

100,0%

4º 2016

8,9%

37,9%

52,5%

0,7%

100,0%

1º 2017

6,4%

40,3%

53,3%

-

100,0%

2º 2017

6,5%

38,6%

54,3%

0,6%

100,0%

3º 2017

8,6%

37,0%

53,7%

0,7%

100,0%

4º 2017

9,0%

36,4%

53,8%

0,8%

100,0%

1º 2018

8,3%

38,1%

52,6%

1,0%

100,0%

2º 2018

7,2%

37,7%

54,4%

0,7%

100,0%

3º 2018

9,8%

38,2%

52,0%

-

100,0%

4º 2018

9,3%

43,5%

47,2%

-

100,0%

1º 2019

7,9%

39,7%

52,4%

-

100,0%

2º 2019

6,0%

34,3%

59,0%

0,7%

100,0%

3º 2019

7,9%

37,4%

54,7%

-

100,0%

Fuente: elaboración propia en base a microdatos de la EPH/ INDEC

 

 

La categoría ocupacional en el sector del comercio se conforma -promediando la serie- con más de la mitad de los ocupados que son asalariados (53%). Luego están los cuentapropistas alcanzando aproximadamente un 39%. La referencia de esta última categoría está amarrada con los que manejan directamente sus comercios o tienen otro familiar trabajando en la atención al público. Finalmente, completa un 8% del sector que son los patrones o empleadores.

Haciendo foco en el sector asalariado únicamente, el Cuadro 3 a continuación dimensiona en valores absolutos y relativos la cantidad y composición de aquellos/as trabajadores/as que son empleados en relación de dependencia, desagregado esta vez por sexo.

 

Cuadro 3. Aglomerado Gran Paraná
Tamaño de la población Asalariada en la rama del Comercio por sexo

Trimestre

Asalariados Varones

% Varones

Asalariadas Mujeres

% Mujeres

Total
Asalariados en el Comercio

Variación Relativa Trimestral

2º 2016

6.793

69,3%

3.016

30,7%

9.809

-

3º 2016

5.982

62,3%

3.622

37,7%

9.604

-2,1%

4º 2016

6.182

58,0%

4.473

42,0%

10.655

10,9%

1º 2017

4.432

53,9%

3.794

46,1%

8.226

-22,8%

2º 2017

5.715

64,3%

3.173

35,7%

8.888

8,0%

3º 2017

7.689

68,2%

3.582

31,8%

11.271

26,8%

4º 2017

5.680

58,3%

4.071

41,7%

9.751

-13,5%

1º 2018

4.309

53,0%

3.818

47,0%

8.127

-16,7%

2º 2018

5.136

65,6%

2.697

34,4%

7.833

-3,6%

3º 2018

4.848

63,3%

2.792

36,7%

7.610

-2,8%

4º 2018

5.244

67,9%

2.479

32,1%

7.723

1,5%

1º 2019

7.233

67,6%

3.467

32,4%

10.700

38,5%

2º 2019

8.762

68,3%

4.071

31,7%

12.833

19,9%

3º 2019

6.403

74,9%

2.150

25,1%

8.553

-33,4%

Fuente: EPH/INDEC

 

Puede observarse que los empleados de comercio son en mayor medida de sexo masculino (65% promediando la serie), contra un 35% de mujeres asalariadas. La variación relativa trimestral en el cuadro anterior muestra cómo aumenta o disminuye la masa asalariada en función de los cambios estacionales de las ventas según el trimestre del año, y también mostrando la dinámica del mercado de trabajo que capta y/o desvincula empleados conforme a la coyuntura económica.

En el comercio y a diferencia de otras actividades, la calificación ocupacional que prima es la “operativa”, que refiere a destrezas adquiridas a partir de la experiencia por ejemplo en la atención al público y las ventas. Así, 2 de cada 3 ocupados tiene dicha calificación. Le sigue en menor proporción los trabajadores “no calificados”, que realizan tareas más sencillas y rutinarias que requieren principalmente la utilización de herramientas manuales y, a menudo, cierto esfuerzo físico - representan este perfil alrededor de un 20% de los trabajadores-, muchos de los cuales pueden estar más afectados a tareas logísticas. En un nivel no significativo se completa por profesionales universitarios que se desempeñan en los locales comerciales.

Respecto al tamaño de los establecimientos en relación a la cantidad de asalariados que emplean, podemos tomar como referencia el dato del tercer trimestre de 2019 que es representativo de toda la serie y allí se obtiene que el 23,1% de los comercios funcionan con un solo asalariado. En la escala de contratación de 2 a 5 asalariados, más de la mitad de los pequeños comercios (51,7%) tienen dicha contratación. En el último tramo se agrupan los comercios medianos y grandes que tienen más de 6 empleados.

A estos aspectos que conforman la realidad de nuestra población objeto de estudio, podemos agregar la cantidad de horas de trabajo que tiene un asalariado en el comercio, la mayoría trabaja entre 35 a 45 horas y un grupo menor lo hace entre 46 y 60 horas, lo cual denota que es un trabajo de muchas horas de jornadas laborales intensas, son muy pocos los que trabajan menos de 34 horas. Según las categorías del INDEC, la población subocupada se refiere a la subocupación por insuficiencia de horas, visible u horaria, y comprende a los ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y estarían dispuestos a trabajar más horas. En el Aglomerado Gran Paraná la tasa de subocupación en el tercer trimestre de 2019 alcanzaba al 10% de dicho colectivo en mercado de trabajo.

No escapa a este análisis la informalidad entendida sólo de manera aproximativa mediante el indicador “asalariados sin aportes al sistema de seguridad social”. De acuerdo a información extraída de la EPH la informalidad en el mercado de trabajo en el Gran Paraná observando todas las ramas de actividad, esta alcanza su pico máximo en el 3er. Trimestre de 2019, posicionándose en un 31,2% de trabajadores asalariados “en negro”. Si tomamos el mismo dato a nivel del sector del comercio únicamente, la tasa de trabajo no registrado en igual período trepó al 26,4% de los asalariados en esa situación de precariedad laboral. Se puede observar la variación de este indicador de informalidad según la variable proxi de si se realizan o no descuentos jubilatorios en el cuadro que continúa.

  

 

Cuadro 4. Aglomerado Gran Paraná

Asalariados del sector Comercio según realización de descuentos jubilatorios.

Trimestre

Con Descuento Jubilatorio

Sin Descuento Jubilatorio

Rama Comercio

Todas la Ramas

Rama Comercio

Todas la Ramas

2º 2016

74,7%

80,1%

25,3%

19,9%

3º 2016

68,9%

76,8%

31,1%

23,2%

4º 2016

70,6%

77,2%

29,4%

22,8%

1º 2017

71,1%

76,6%

28,9%

23,4%

2º 2017

67,3%

77,9%

32,7%

22,1%

3º 2017

78,3%

76,8%

21,7%

23,2%

4º 2017

77,6%

78,7%

22,4%

21,3%

1º 2018

78,7%

78,8%

21,3%

21,2%

2º 2018

74,1%

77,0%

25,9%

23,0%

3º 2018

73,6%

76,5%

26,4%

23,9%

4º 2018

73,1%

76,4%

26,9%

23,6%

1º 2019

75,8%

75,5%

24,2%

24,5%

2º 2019

76,5%

75,0%

23,5%

22,6%

3º 2019

73,6%

68,8%

26,4%

31,2%

Fuente: elaboración propia en base a microdatos de la EPH/ INDEC

 

 

Otro ingrediente es que un trabajador al no estar en blanco - registrado-, no siempre se da la correspondencia entre lo declarado por el empleador y las horas o actividades efectivas que realizan. Muchos de los que están registrados pueden trabajar más horas de trabajo, o el aporte es por media jornada. Estas diferentes situaciones nos llevan a trabajar otras de las categorías que identifican a los trabajadores del comercio como es la precariedad laboral.

Tanto la informalidad como la precariedad laboral, dejan a la vista formas contractuales que muchas veces se traducen en contratos verbales, temporales, de tiempo completo o parcial, que aumenta dentro del sector, es un trabajo estacional, y generalmente se produce en fechas generadas por acontecimientos específicos - día del niño/padre/madre, las fiestas navideñas-.

Desde lo contractual la precariedad laboral se evidencia con el aumento de la contratación por fuera del derecho del trabajo. Por ejemplo, Neffa la concibe no sólo “[…] desde el ángulo de la inestabilidad e inseguridad económica y social, sino también en función del tipo de proceso de trabajo que ejecuta el trabajador, de la retribución material y simbólica que recibe, del reconocimiento social obtenido a cambio de sus esfuerzos y de las relaciones sociales que se establecen en la empresa u organización.” (2008: 236)

Hay un disciplinamiento que debilita casi por completo las ya endebles posibilidades de presión por medio de los sindicatos para luchar, entre otras cuestiones, por sus salarios. En los trabajadores del comercio con poca antigüedad, en período de prueba, o también en aquellos que tienen deudas contraídas, créditos a pagar, se debilita aún más la voluntad de reclamo. La inseguridad es un sentimiento racional. Prefieren obviar el riesgo de perder el empleo, con los daños de envergadura que eso ocasiona en sus vidas cotidianas. (Mingo et al. 2013: 82)

En las entrevistas encontramos algunas evidencias y es el testimonio de una trabajadora en el comercio minorista, resaltamos cómo se vulneran ciertas condiciones laborales:

(…) trabajo 4 horas y media de lunes a viernes, y 5 horas el sábado, pero firmo y cobro por 4 horas (…) Fui convocada para atender al público, pero con mi compañera hacemos de cajeras, trámites administrativos del negocio dentro y fuera del local, porque se nos encarga salir a hacer trámites (bancarios y otros), limpiar y arreglar las vidrieras.

En la continuidad del diálogo señala, “como aspecto negativo de su rol de vendedora «el no reconocimiento» –ni simbólico, ni económico- de todo lo que hace. Habla de un «gracias» que no obtiene (reconocimiento simbólico), y de un ingreso (reconocimiento económico) que representa menos de las horas que efectivamente trabaja, y que, además, en el contexto actual, deviene cada vez más insuficiente”.

A ésta que hemos llamado la nueva precariedad (Mingo et al. 2013), podría sumarse, para el caso de los trabajadores del comercio, la identidad difusa que emana desde el marco normativo, al reconocer que estos sujetos no forman parte de un grupo de oficio o profesión, sino de un grupo por actividad.

 

Identidad, subjetividad –social- y subjetivación

Las posiciones teóricas acerca la subjetividad, la identidad, y sus vínculos, no son pacíficas. Hemos sostenido, con La Serna (2010) que la conformación de identidad laboral es un proceso bisagra, que imbrica cuestiones subjetivas –que soy–, objetivas –saberes certificados–, y sociales –asignación de los otros acerca de qué soy–.

Este proceso opera en la conformación de identidades laborales en el hacer –qué hago, como diferente al que soy– que esta actividad implica.

La identidad necesariamente se conecta con la subjetividad, y ésta con la subjetividad social, ligada a la noción de memoria como registro articulador de sentidos (La Serna, 2010; De la Garza, 2001; León y Zemelman, 1997). Se agrega la visión de Charles Taylor como narración social (2006) en términos de una construcción social desde los vínculos con las otras personas y a partir de una narración de lo que hacemos de lo que somos y de quienes somos. La identidad se sustenta en el vínculo social y político con los otros significantes.

Complejizamos a la identidad en relación a la subjetividad, con la noción de Deleuze (1995, cit. en Vommaro, 2012) acerca de los procesos de construcción de subjetividad como movimientos de fuga respecto de las relaciones dominantes. También con los aportes de Foucault (1991, 1999, 2002, cit. en Vommaro, 2012), quien se oponía a considerar la identidad y la identificación como formas o modalidades de subjetivación y proponía un modo de subjetivación no identitario que denominó modo de vida, al que entiendo como una forma no natural, sino cultural, política e histórica, sujeta a una práctica y una experiencia, y relacionada además con una ética en el sentido spinoziano - acto de ser causa de nosotros mismos y desplegar nuestra potencia de existir – (Tatián, 2009, cit. en Vommaro, 2012: 57). Este impulso causal y despliegue podría buscarse en aquellos movimientos deleuzianos de fuga de las relaciones dominantes.

Por su parte, Revel (2007, cit. en Vommaro, 2012:58) propone que, en lugar de trabajar con la identidad, abordemos las modalidades de subjetivación, como constitución o producción del sujeto de sí y para sí a través de sí mismo, más la constitución o producción del sujeto de sí y para sí a través de los otros.

Estas conceptualizaciones encontrarán mayor significado al usarlas como lentes de análisis de los testimonios obtenidos en las entrevistas. Para lo cual tenemos el caso de S. de 33 años; es Licenciada en Comunicación Social y nunca ejerció como tal.

El volar al que alude no es a ejercer su profesión, sino a encontrar un lugar mejor. Quizá un comercio también, pero más grande, donde pueda progresar, ascender, no ser siempre vendedora.

Como vendedora que hoy ¿es?, la alimenta el buen trato con la gente que conoce como clientela. Esto la satisface. Hace «que no se sienta tan pesado», dice.

Entendemos esta situación como una construcción de un modo de vida (Foucault, 1991, 1999, 2002, cit. en Vommaro, 2012), como modo de subjetivación no identitario; sujeto a una práctica y a una experiencia que acerca a ser causa de nosotros mismos en el sentido spinoziano, y desplegar esa potencia de existir (Tatián, 2009 cit. en Vommaro, 2012: 57).

Expresa “ha encontrado a los 33 años este modo de vida no identitario. Soy Comunicadora Social, pero soy vendedora. Con este trabajo pude independizarme de mis padres e ir a vivir con mi novio”. La pregunta por su identidad como trabajadora de comercio la sorprende, pero al reflexionar responde que sí, y fundamenta en que le agrada la relación con el cliente, siendo un ingrediente fundamental del trabajador del comercio y lo expresa “me agrada el trato con la gente, la comunicación y vínculo que se puede lograr”, y agrega: “Otra cuestión que es importante es que estoy registrada”. Ambas opiniones le otorgan a su trabajo una valoración positiva y está subjetivado desde su lugar como trabajadora del comercio, resignando su formación profesional a un lugar secundario.

Remarcar el trato con los/las clientes/as desde la venta implica, en general, un aspecto positivo, se genera un vínculo de confianza con el vendedor del comercio al que asiste asiduamente, que va más allá de la relación fría de comprar y vender; en algunos casos se describe como un momento de cierta familiaridad.

En el caso de Lucía que es cajera de una librería y también estudiante universitaria y respecto a la identidad como trabajadora expresa: “bueno para mí ser trabajador del comercio es ser la cara visible de un servicio que presta la empresa o dueño, por lo cual implica la responsabilidad de prestar ese servicio. No me siento identificada.” (...) me sirve tener Obra Social por mi salud y pienso en finalizar mi carrera.” Aquí aparece la relación de empatía cliente-vendedor y por otro la no identidad como trabajadora es más categórica.

Se adiciona otra característica que otorga el contexto actual generado por la pandemia del Covid-19, muchos se vieron en sus hogares realizando sus trabajos bajo la modalidad virtual, dándole otro contenido, aunque momentáneo, a las subjetividades de los trabajadores y de las trabajadoras en particular. Donde las condiciones laborales se modificaron de modo abrupto, irrumpiendo en la cotidianeidad de sus vidas y en su hogares. Pasaron de ir a trabajar a los locales comerciales a quedarse en sus propios hogares, y ejercer sus empleos a través de otra modalidad: la virtualidad a través de las ventas vía Comercio Electrónico. Como mencionó uno de los trabajadores entrevistados “la conectividad se apoderó de los hábitos cotidianos”.

Por ello es necesario analizar cómo lo público irrumpe en lo privado en la pandemia. Desde hace un tiempo la reconstitución de lo público y lo privado como esferas de información y contenido simbólico, se encuentran cada vez más separadas de los escenarios físicos y las tecnologías de comunicación en desarrollo y los flujos de información. Esto ha creado una situación muy fluida en la cual los límites entre lo público y lo privado se desdibujan y cambian constantemente, y en la que los límites que sí existen en cualquier momento se vuelven porosos, discutibles y sujetos a negociación y resistencia. En este contexto de irrupción generado por la pandemia es interesante analizar las implicancias, alcances y transformaciones generadas entre ambas esferas, y cómo ello impacta en las subjetividades y en las condiciones de trabajo de los empleados de comercio. Más aún en aquellos casos en que no contaban con experiencia en esta modalidad de trabajo y se vieron obligados a dar continuidad a su empleo vía comercio electrónico, sin tener una formación, ni los insumos tecnológicos adecuados, y sin disponer de un espacio acondicionado en el hogar para desarrollar tal actividad.

Una de las entrevistadas expresó “Nosotros empezamos a trabajar con un grupo reducido (de compañeros) el 27 de marzo. Estoy yendo a trabajar desde entonces. Primero trabajamos 6 hs y a partir de la semana próxima 8 hs, viste, que se habilitaron las librerías para ventas a puerta cerrada con envíos. Y sí, se está trabajando bien. Nosotros no damos abasto en el grupo que estamos. Se trabaja muchísimo, pero obviamente que los montos que siempre manejamos no son los mismos.”

Tanto en tiempo normales como en la cuarentena estuvo presente el lugar del cliente siendo el lema: “que el cliente se vaya contento” “para que vuelva”. Un entrevistado dice: “cuando arranqué pensé que si se vendía una buena mercadería, la gente iba a volver” y ahora en pandemia necesitamos satisfacer la demanda del cliente”.

Este testimonio como otros, tienen impacto en la subjetividad de los trabajadores/as empleados de comercio, ya que las condiciones laborales dejaron de ser lo que eran, como ser las relaciones con los clientes están mediadas por las tecnologías, y sigue latente cumplir con ellos, aunque en muchos casos los horarios laborales se van desvirtuando, la disponibilidad de los dispositivos tecnológicos, las capacidades adquiridas para su uso, entre otros. La situación de encierro produce y producirá múltiples impactos en las personas y por ende en este colectivo que sí tiene claro que el cliente importa. A lo que se puede agregar si hay venta hay trabajo.

 

Conclusión

Así como hemos presentado algún material bibliográfico el mismo es escaso en referencia al sector de empleados del comercio y en el período analizado vemos atisbos de un cambio en la política económica que pretendía antes del 2016 una mejor distribución del ingreso y protegía la capacidad de consumo de la población. Por el contrario, en el periodo analizado nos encontrarnos con un fuerte endeudamiento, con ajustes continuos cuya manifestación es una situación compleja - con el aumento de la deuda externa, déficit fiscal, escalas imparables del dólar, depreciación del peso frente al dólar-, y la pobreza que golpea a los sectores más vulnerables de la sociedad argentina.

Desde lo empírico que aportan los micro-datos del INDEC en el Aglomerado Paraná durante los trimestres analizados desde 2016 hasta 2019, este sector no escapa de las reglas generales, el nivel de actividad y nivel de empleo en general viene a la baja, la participación de las mujeres es menor, aunque la presencia de los jóvenes es marcada; las horas de trabajo que les toca transitar a los empleados de comercio es intensa, y la informalidad junto a la precariedad laboral no escapa de este escenario donde se aproxima a que 1 de cada 3 empleados no estén regularizados laboralmente y los salarios pueden ser por jornada de trabajo. Esto conlleva a suponer que de manera progresiva los empleos en el sector son cada vez más inseguros y la carrera en una ocupación no parece ser el horizonte de las trayectorias laborales de hombres y mujeres.

Los límites entre el trabajo asalariado y los trabajos informales se hacen difusos o borrosos según sostienen Guadarrama Oliveras y otro (2011) y al mismo tiempo señalan que la transitoriedad, la intermitencia y el multiempleo atraviesan a este sector en sus diferentes niveles de calificación, sexo y edad de los trabajadores.

Desde el plano de la subjetividad, entendemos que muchos trabajadores se sienten o son de clase media, esa clase no polarizada híbrida, cuya identidad no es sentida y por lo tanto no tienen una relación en la lucha por derechos a través del gremio o sindicato, sino que valoran los beneficios otorgados si el empleo está registrado o como comúnmente se denomina en blanco. Muchos por las condiciones laborales forman parte de lo que denominamos la nueva precariedad, pues esconde menores horas de trabajos a las declaradas, mayor a las tareas de lo que se fija por contrato y se constriñe la identidad a lo que el empleo ofrece. Allí se palpa una construcción de un modo de vida (Foucault, 1991, 1999, 2002, cit. en Vommaro, 2012) con significado dentro de un marco cultural y de relación de sí mismo con otros significantes y expresa una valoración de elegir el mejor modo de ser y de vivir (Taylor, 2006), como modo de subjetivación no identitario.

Con estos aportes seguiremos buceando en las subjetividades de los trabajadores del comercio y, si bien queda mucho por andar, los hallazgos entusiasman la comprensión de esta arista de lo social que hoy nos ocupa como investigadores.

Queda claro, la necesidad de pensar y construir nuevas configuraciones de la sociedad a partir del impacto que seguramente también tendrá esta coyuntura y sus consecuencias en las subjetividades de los/as empleados/as del comercio minorista. En este sentido, es muy valioso los primeros atisbos por intentar tener una mirada comprensiva sobre la realidad que hoy, cuarentena 2020 mediante, uno de los temas ha sido la disputa entre lo público y lo privado.

En ese marco, el antropólogo colombiano Arturo Escobar propone “una reflexión colectiva que nos ayude a liberarnos de una forma dominante de pensar y de vivir”, sugiriendo que “parte de la lucha por lo común y lo público en América latina es construir narrativas de otras formas de vivir y de otros futuros posibles (…)”.

Quedará pendiente ir evaluado el impacto que las diferentes medidas adoptadas en el marco de la pandemia que ocasionarán a la actividad y a los empleados, porque como señala el médico psiquiatra Jorge Luis Pellegrini “Alguien pateo un hormiguero” como hecho imprevisible, extraño, impacta en la vida cotidiana, de manera brusca, pierde el sentido habitual las dimensiones de la cotidianidad de las personas, tiempo, espacio, rutinas, certezas, “los espejos cotidianos”

Y como bien anticipamos al inicio la recesión económica continúo y entre tantos sectores el comercio, sus empleados, muchos informales, se han perdido en la vidriera de locales vacíos.

 

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1 Esta producción es parte del Proyecto de Investigación PID “El trabajo en sector del comercio. Características, identidades y sentidos otorgados por los trabajadores a su actividad laboral en el aglomerado Gran Paraná, Entre Ríos” Facultad de Trabajo Social Universidad Nacional de Entre Ríos.

2 Facultad de Trabajo Social UNER –Instituto de Estudios Sociales- Paraná ER Argentina.

Correo electrónico: gmbevilac@gmail.com

4 Facultad de Trabajo Social UNER - Paraná ER Argentina. Correo electrónico: valeriarodrigo@live.com.ar

5 Facultad de Trabajo Social UNER Paraná ER Argentina. Correo electrónico: cesarsione@yahoo.com.ar

6 PID Nº 5120 El trabajo en el sector del comercio. Características, identidades y sentidos otorgados por los trabajadores a su actividad laboral en el aglomerado Gran Paraná. FTS-UNER. Parte de este trabajo está contemplado en la ponencia “Identidades, características y sentidos otorgados al trabajo por los empleados del comercio minorista en el gran Paraná”, en el Grupo Temático N° 17: Identidades, cultura y subjetividades en el mundo del trabajo, cuyos coordinadores fueron los colegas Javier P. Hermo, Cecilia Lusnich y César Pablo San Emeteri, en el marco del 14º Congreso Nacional de Estudios del Trabajo, realizado en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, en 2019.

7 En el tercer trimestre 2019 según microdatos de la EPH INDEC

8 En contraposición a los “de cuello azul” que son los trabajadores fabriles, provenientes en su mayoría de sectores populares y con menor nivel educativo. Estas expresiones son de Weber.

9 No obstante que los trabajadores de estos grandes grupos se han nucleado –al menos en Gran Buenos Aires-, en un gremio paralelo: el Sindicato de Empleados de Hipermercados y Supermercados Mayoristas de Argentina creado en julio de 2009 como un desprendimiento de la seccional del sur del Gran Buenos Aires (Fernández Milmanda y Benes, 2010). Esta tendencia de escisión se está extendiendo a otras localidades del país.

10 Se presenta información de la serie trabajada desde el segundo trimestre de 2016 hasta el tercer trimestre 2019.)

11 Aglomerado Gran Paraná se conforma con localidades aledañas a la capital que es Paraná, junto a una distribución espacial urbana que continúa e incorpora a ciudades más pequeñas como son Oro verde, San Benito y Sauce Montrull

12 EMAE: El indicador es un índice que ofrece una pauta del comportamiento de la actividad económica real con una frecuencia mayor a la del PIB trimestral a precios constantes. Su cálculo se estructura en la agregación del valor agregado a precios básicos de cada una de las actividades económicas más los impuestos netos de subsidios a los productos. Se trata de replicar los métodos de cálculo del PIB trimestral y/o anual, en la medida en que lo permite la disponibilidad de fuentes de información para un período más corto.