REVISTA CENTRAL DE SOCIOLOGÍA, Nº 16, 2023. ISSN 0718-4379 ed. impresa, ISSN 2735-7058 ed. en línea.

 

Parque de depresiones. Fútbol, neoliberalismo y salud mental

Park of depressions. Football, neoliberalism and mental health

Fecha de recepción: 22 de marzo de 2023 / Fecha de aprobación: 18 mayo de 2023

 

Débora Majul1 y Nemesia Hijós2

Resumen

Este ensayo busca reflexionar sobre los sentidos puestos en juego en el ámbito deportivo sobre la salud mental. Partiendo de recuperar testimonios de futbolistas que narran sus padecimientos mentales, reflexionamos críticamente sobre sus trayectorias deportivas y realizamos un acercamiento genealógico a los abordajes que realizan los clubes deportivos y los organismos internacionales implicados en la práctica. Así, reponemos los debates actuales en el campo de la salud mental y los desafíos de la psicología aplicada al deporte. Nos preguntamos qué tipo de subjetividades se modulan mediante estas propuestas, enmarcadas en un contexto de capitalismo neoliberal, que exige a lxs futbolistas como si fueran mercancía, y crea en ellxs la promesa de que el éxito, el reconocimiento y el prestigio son la única alternativa de la felicidad en su ejercicio profesional y en la forma de vivir el deporte. Finalmente, indagamos en las formas de resistencias colectivas a estos sentidos circulantes.

Palabras clave: fútbol, neoliberalismo, salud mental, psicología.

 

Abstract

This essay seeks to reflect on the meanings put into play on mental health in the field of sports. Based on the testimonies of football players who narrate their mental illnesses, we critically reflect on their sporting trajectories, and we make a genealogical approach to the approaches taken by sports clubs and international organisations involved in the practice. In this way, we rethink the current debates in the field of mental health and the challenges of psychology applied to sports. We ask ourselves what kind of subjectivities are modulated by these proposals, framed in the context of neoliberal capitalism, which demands from football players as if they were merchandise, and creates in them the promise that success, recognition, and prestige are the only alternative to happiness in their professional practice and in the way of living sport. Finally, we investigate the forms of collective resistance to these circulating meanings.

Keywords: football, neoliberalism, mental health, psychology.

 

Me estás tratando mal

Las heridas sangran, sangran

Guasones.

 

“No quería vivir”. En octubre de 2022, el futbolista Andrés Iniesta, campeón del mundo con la Selección de España en Sudáfrica 2010, confesó haber sufrido una profunda depresión en un crudo relato para The Wild Project, el podcast de Jordi Wild, donde lanzó fuertes frases al respecto: “No tenía esa alegría o energía que tiene que ser la vida” (Clarín, 27 de octubre de 2022). Por su parte, en 2018 en una entrevista con el diario británico The Guardian3, el delantero español Bojan Krkić Pérez se sinceró sobre la presión que tuvo que soportar siendo demasiado joven en el FC Barcelona: “Tenía ataques de ansiedad, pero al fútbol no le interesó” (Cordovilla, 18 de mayo de 2018), mientras que en la categoría femenina la exfutbolista francesa Laura Georges reconoció que “la presión para las futbolistas puede ser enorme” (FIFA, 3 de septiembre de 2021). Estos son apenas algunos títulos y extractos de noticias periodísticas que nos permiten traer a primer plano la manera en la que se abordan los padecimientos mentales en los medios de comunicación del mundo y cómo son narrados por lxs4 propixs protagonistas del ámbito futbolístico.

Hablar de salud mental en el mundo del fútbol es entrar en un mar de contradicciones. Los medios masivos de comunicación fundamentalmente reproducen el discurso de la confesión y la valentía, del secreto y del tabú que rodean a los padecimientos mentales, y solo se hacen eco de su implicancia mediante titulares grandilocuentes, en especial cuando las tragedias se hacen públicas. Lxs jugadorxs que alzan la voz para expresar sus malestares escasean, porque, aún hoy, a la salud mental la recubre un halo de vergüenza, estigmatización y discriminación. Sin embargo, las imágenes que podemos observar en los medios, ya sea gráficos o audiovisuales, muestran –solo por describir algunas escenas– jugadorxs sentadxs en el campo de juego tras las derrotas, discusiones entre compañerxs de equipo, expresiones de dolor y angustia después de una descalificación, exclamaciones furiosas de entrenadores que están más cerca del maltrato que del aliento, caras de bronca cuando las hinchadas toman partido colectivo en contra de algún/a arquero/a; donde se pone en juego, públicamente, la salud mental de lxs deportistas, mientras que todo lo que escapa a las cámaras se privatiza bajo las apariencias de un mundo exitoso5, siendo que el fútbol es un producto cultural que debe vender y ser vendido. Por otra parte, en la mayoría de los casos, las instituciones guardan silencio, quedando a su voluntad o posibilidades económicas incorporar a psicólogxs para “entrenar mentalmente a lxs jugadorxs”6. El desprecio por la salud mental se advierte cuando se escucha a un/a dirigente o a un/a director/a técnicx repitiendo el discurso: “yo no creo en los psicólogos”, como si se tratase de una cuestión de religión, desestimando un saber científico de larga data.

La realidad que recorre los clubes sociales y deportivos argentinos muestra que la presencia de un/a profesional psicólogx responde más a una demanda apremiante de contención7 surgida a partir de algún hecho que haya desestabilizado el normal funcionamiento de la institución, en lugar de un plan institucional diseñado específicamente para contemplar y asistir los procesos psicológicos como un eje fundamental del desarrollo de lxs futbolistas. La falta de información sobre salud mental, en todo el campo deportivo, mantiene a sus protagonistas alejadxs de las responsabilidades que lxs alcanzan, reproduciendo el discurso esencialista del deporte como un ambiente positivo adherido a la salud. De esta manera, se desconoce la complejidad del entramado que circula este escenario, en tanto laboral, político, social, grupal y vincular, cruzado por singulares formas de construir sentidos en las trayectorias deportivas.

En primer lugar, cabe destacar que el “campo de la salud mental” es entendido como un subcampo dentro del campo de la salud en general. Al igual que se han transformado las sociedades y las problemáticas que afectan a lxs sujetxs, las concepciones de salud y de salud mental se han ampliado más allá de las históricas referencias a los cuerpos biológicos y a las enfermedades mentales, considerando que los procesos vitales están múltiplemente determinados, y atravesados por singulares afectaciones (Salum, Stolkiner y D’Agostino, 2022). Estos planteos forman parte de todo un proceso de reformas en términos teóricos y prácticos de concebir la salud mental, que no solo dejan de lado la salud como “estado” para pasar a la salud como “proceso”, sino que la definición de “proceso salud-enfermedad-atención” da paso al “proceso salud-enfermedad-cuidado”. En este sentido, el “cuidado” tiene un alcance más amplio e integral, al aludir a relaciones horizontales, simétricas y participativas, reconociendo que buena parte de las acciones de salud suceden en las vidas cotidianas y en las prácticas de los conjuntos sociales y lxs sujetxs (Stolkiner y Ardila, 2012).

En este escenario, los avances en materia de derechos humanos y los instrumentos jurídicos que han incorporado los Estados han promovido la aparición de nuevas esferas de acción de lxs profesionales de la salud mental, como los deportes y la actividad física. Ahora bien, ¿qué conocemos hasta el momento sobre la psicología aplicada a los deportes? ¿Cuál es la tradición de estos saberes? ¿Cómo es su modalidad de trabajo y su factibilidad en los resultados? ¿Cuál es el sujeto de la psicología aplicada a los deportes?

En el año 1986 se fundó la división 47 de la American Psychological Association (APA)8, que representa el campo del ejercicio y la psicología del deporte, entendida como una especialización interdisciplinaria que abarca la psicología y las ciencias del deporte. Dichos servicios incluyen la promoción de prácticas en técnicas de entrenamiento mental, consideraciones éticas en la prestación de servicios de psicología deportiva, el cuidado personal de lxs profesionales y el abordaje de problemas clínicos, como trastornos del estado de ánimo y trastornos alimenticios de lxs atletas. Las áreas de investigación científica circunscriben temas como la motivación para persistir y conquistar objetivos, atenciones psicológicas en lesiones deportivas y rehabilitación, técnicas de asesoramiento con deportistas, evaluaciones de talento, ejercicios sobre la adherencia y el bienestar, trabajos con autopercepciones relacionadas con el logro, las experiencia en las prácticas deportivas, deporte juvenil, y técnicas de mejora del rendimiento y autorregulación, entre otras.

Internacionalmente, los años noventa vieron la explosión del espectáculo deportivo; al crecimiento económico le siguió el aumento del ocio y el tiempo libre y, con él, el incremento del deporte como “industria del placer”, con ofertas tanto para espectadorxs como para practicantes. De este modo, proliferaron los sponsors y las horas de televisación, también las organizaciones y los departamentos universitarios, junto con los journals académicos. Desde sus inicios, la psicología aplicada a los deportes y a la actividad física ha tenido una perspectiva que apuntó a delimitar y trabajar con los factores psicológicos que determinan el ejercicio y la práctica deportiva y los efectos psicológicos que se derivan de tal participación (Williams, 1991, p.29).

Por otro lado, a nivel regional, en la década del 50 la Confederación Brasileña de Fútbol convocó al psicólogo Joäo Carvalhaes para unirse a la Selección masculina que iba a participar de la Copa Mundial de Fútbol organizada por la Federación Internacional de Fútbol Asociados (FIFA) en Suecia en 1958. Así, entre 1968 y 1986 comenzó la etapa asociacionista, con la creación de asociaciones y sociedades en los países de la región (Ferrés Rial, 2010).

A nivel local, la psicología del deporte tiene inicio institucional en el año 1992 con la creación de la Asociación Argentina de Psicología del Deporte (APDA). Si bien en Argentina no está contemplada como un área de ejercicio de la profesión, observamos que en la Resolución N° 343/099 del Ministerio de Educación de la Nación, del 30 de septiembre de 2009, se consideran áreas emergentes en las cuales puede encuadrarse el desarrollo de prácticas profesionales en el contexto deportivo. Previamente, existían antecedentes de la incorporación de profesionales psicólogxs y psiquiatras a diferentes planteles de fútbol desde la década de 1950. Marcelo Roffé fue uno de lxs pionerxs y presidente de APDA y de la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Psicología de la Actividad Física y del Deporte (SOLCPAD) constituida en 2014, quien realiza una detallada reseña de los precursores del campo. Entre ellxs, por nombrar algunxs, podemos destacar profesionales como Adolfo Moguilevsky, uno de los precursores, que formó parte del Club Atlético Banfield en 1951 y del Club Atlético Atlanta en 1958; el psiquiatra Carlos Handlarz en el Club Atlético River Plate en 1966; el psicólogo Ricardo Lorusso en 1981 en el Club Atlético Vélez Sarsfield; y Alejandra González, Mariana Otero e Ignacio Stilman en 1997 como equipo psicosocial de las divisiones juveniles de la pensión del Club Atlético Huracán (Roffé, 2008, p.175-176).

En esta oportunidad dirigiremos la mirada al ámbito del deporte de alto rendimiento, como es el caso del fútbol de élite, sin embargo queda abierto a un futuro trabajo el abordaje en materia de salud mental en el fútbol amateur y en el fútbol base. A este respecto, advertimos que desde el año 2013 el sindicato internacional de futbolistas, FIFPro, comenzó a realizar investigaciones sobre salud mental en cinco países europeos. Vincent Gouttebarge, el director médico a cargo de los relevamientos, publicó los resultados en 2015, revelando que el 38% de los futbolistas profesionales10 en actividad notificó síntomas de depresión, el 95% señaló que los síntomas de los trastornos psíquicos comunes repercuten negativamente en el rendimiento deportivo y un 65% declaró que su propia carrera futbolística se estaba viendo afectada. Por otra parte, el 84% manifestó que no había suficientes medidas de apoyo durante su trayectoria futbolística, para tratar adecuadamente los síntomas de los trastornos psíquicos comunes (Gouttebarge et al., 2015).

A su vez, la FIFA, luego del Mundial de Fútbol masculino celebrado en Brasil en 2014, dio a conocer un proyecto de investigación en salud mental, ante la necesidad de contar con datos científicos para habilitar la discusión de estas cuestiones y acceder con facilidad a un tratamiento oportuno. En el año 2019, en el marco de la celebración por el Día Mundial de la Salud Mental, la federación, a través de su Red Médica y del Diploma de Medicina, invitó al exfutbolista croata Darío Šimić y a la futbolista escocesa Emma Mitchell a compartir sus experiencias en el marco de una campaña de concientización para que lxs jugadorxs puedan hablar abiertamente de su salud mental y así acentuar los desafíos a los que se enfrentan frecuentemente en el ejercicio de su profesión. Al año siguiente, la Asociación Inglesa de Fútbol (FA) y Heads Together11 llevaron adelante la campaña Heads Up, en beneficio de la salud mental, destinada no solo para futbolistas sino también para aficionadxs. En ese marco, los equipos de la Premier League posaron junto a una pancarta al inicio de cada partido con la leyenda: “Tomate un minuto para encontrar pasos simples que te lleven a cuidar mejor de tu salud mental”.

No obstante, no fue sino hasta 2021 cuando se presentó la campaña #ReachOut, respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), creada “para sensibilizar sobre los síntomas de los problemas de salud mental, animar a las personas a buscar ayuda cuando la necesitan y actuar cada día para mejorar su salud mental”. La campaña cuenta con la participación de leyendas y protagonistas del deporte con el objetivo de poner en agenda el lugar que tiene la depresión a nivel global: afecta a más de 260 millones de personas, y mayormente los problemas de salud mental aparecen alrededor de los 14 años de edad. Asimismo, el suicidio es la cuarta causa más común de muerte entre lxs jóvenes de 15 a 29 años. Entre los datos publicados, se advierte que un 23% de los futbolistas varones en actividad sufre trastornos del sueño, el 9% ha comunicado que padece depresión y otro 7% sufre ansiedad. Además, estas cifras aumentan entre los jugadores de fútbol retirados.

En el mismo año, FIFPro lanzó una campaña global sobre salud mental enmarcada en el programa de concientización que lleva por título “¿Estás listo para hablar?”. El programa consiste en un video de animación educativo para ampliar los conocimientos acerca de la salud mental y en diversos materiales dirigidos a jugadorxs, para informarles acerca de los síntomas, elementos estresores, estereotipos y empatía. Los principales objetivos de estas acciones son aumentar la concienciación acerca de los síntomas de salud mental en el fútbol profesional entre lxs jugadorxs y otrxs protagonistas del escenario deportivo, y establecer redes de remisión a profesionales de la psicología para proporcionarles a lxs deportistas el apoyo adecuado que necesiten.

Llegado el Mundial de Catar, la FIFA anunció el convenio efectuado con Calm: Meditación y Sueño, la aplicación (en adelante, app) con mayor cantidad de suscriptorxs, para dormir, meditar y relajarse, declarada el “producto oficial de mindfulness y meditación” de la Copa Mundial de la FIFA 2022, la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023 y la FIFAe Nations Cup 2023. La estrategia de marketing apuntaba a que toda la comunidad futbolística mundial tenga acceso a los recursos de bienestar mental que proporciona Calm, en donde conjuntamente lxs aficionadxs reciben un 50% de descuento en las suscripciones. Para la utilización de la app se prevé la elaboración de material relativo a la “conciencia plena” para ayudar a lxs miembrxs de la comunidad futbolística a “encontrar la calma” los días de partido, como una serie de webinarios y sesiones educativas en línea dirigidas a la familia del fútbol, incluidas las 211 federaciones miembro de la FIFA, en los que se explora la importancia fundamental de la conciencia plena para el bienestar de lxs deportistas de élite, lxs jugadorxs de videojuegos, lxs trabajadorxs y lxs hinchas.

Simultáneamente, después de la publicación de dos informes elaborados por la FIFA y FIFPro en junio de 2022, que pusieron de manifiesto el aumento de los insultos que reciben los futbolistas en las plataformas de redes sociales durante los campeonatos de sus selecciones, lanzaron un servicio de protección en redes sociales (Social Media Protection Service SMPS, según sus siglas en inglés) en pos de combatir la discriminación y proteger la salud mental y el bienestar de los jugadores de las 32 federaciones miembro participantes en la Copa Mundial y a sus aficionadxs, al tiempo que controlar y moderar los discursos que inciten al odio.

Reconociendo la necesidad de intervenir en las lógicas de la humillación y el hostigamiento presentes en el entorno digital12, considerando a las redes en su dimensión social y como parte de las instancias cotidianas de interacción (Mazzini y Ficoseco, 2020), el presidente de FIFPro, David Aganzo, afirmó: “El fútbol tiene la responsabilidad de proteger a los jugadores y a otros grupos afectados frente a los insultos que reciben cada vez con más frecuencia en su lugar de trabajo y en torno a él. Este tipo de insultos tiene profundas repercusiones para su personalidad, sus familias y su rendimiento, así como para su salud mental y bienestar general”. Para ello, “la FIFA se compromete en aportarle a los protagonistas del Mundial las mejores condiciones posibles para que puedan rendir al máximo”, indicó el presidente de la FIFA Gianni Infantino.

El 3 agosto de 2022 FIFPro presentó la primera edición de la Guía para la depresión postorneo: por las futbolistas y para las futbolistas, un instrumento diseñado por el equipo de apoyo psicológico de la entidad, que surgió ante la necesidad de la arquera canadiense Stephanie Labbé, campeona olímpica en Tokio, de contar su experiencia de salud mental tras dicho torneo en una entrevista para FIFPro:

Priorizar la propia salud mental por encima de la competición fue especialmente prevalente durante Tokio 2020, como quedó destacado por los casos de Simone Biles y Naomi Osaka. Empatizo con ellas, porque personalmente sé que, en resumidas cuentas, la salud mental y física no son muy distintas. El problema es que, cuando se presenta un problema de salud mental, puede ser mucho más difícil reconocerlo y expresarlo. (FIFPro, 23 de septiembre de 2021)

La arquera –que, desde 2012 había atravesado padecimientos que socavaron su confianza y su autoestima, cuya consecuencia significó la distancia con la Selección Nacional en los Juegos Olímpicos de Londres de aquel año– se apropió de la lucha por el acceso a herramientas para velar por el bienestar mental de lxs jugadorxs, dentro y fuera del campo de juego. Tras una reunión con un grupo de jugadoras internacionales, FIFPro decidió construir este material para ofrecer información y apoyo sobre la depresión postorneo, entendida como “el bajón emocional que se produce tras una competición importante, cuando no has tenido la oportunidad de procesar del todo tus experiencias” (FIFPro, 2022).

Como observamos, en los últimos diez años los organismos mencionados han incorporado paulatinamente la preocupación por la salud mental de lxs futbolistas, empero, ¿qué paradigma de salud mental están pensando la FIFA y FIFPro? ¿Qué clase de acompañamiento están brindando los clubes afiliados? ¿Qué tipo de fútbol esperamos tener, cuál es su función? ¿Qué sentidos y subjetividades se modulan a través de la app promocionada por la federación? ¿Podemos abordar los múltiples trastornos de salud mental y garantizar el bienestar mediante una app? ¿De qué modos lxs atletas, lxs autoridades y lxs aficionadxs pueden colaborar en estos procesos? ¿Qué más se puede hacer para poner en agenda la importancia de la salud mental en el deporte? Para responder a estos interrogantes, consideramos necesario introducirnos de manera general al campo de la salud mental, para luego realizar un acercamiento crítico a la problemática en el ámbito deportivo.

 

Debates actuales en el campo de la salud mental y los deportes

Tal y como hemos notado en los relevamientos citados, los padecimientos más comúnmente reportados entre deportistas son la depresión y la ansiedad. Si bien este ensayo no pretende desarrollar una clasificación psicopatológica, creemos necesario realizar una breve aproximación a la descripción y caracterización de los mismos, para darle sentido a las declaraciones antes expuestas. Por un lado, la depresión –que según la OMS se trata de un trastorno mental frecuente, que afecta a más de 300 millones de personas– puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, con la probabilidad de causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. La depresión se caracteriza por presentar un descenso marcado en el estado de ánimo, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar, y una reducción de la energía que produce una disminución de la actividad, alteraciones del sueño y del apetito, sentimientos de culpa y baja autoestima, dificultades de concentración. La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos.

Por otro lado, la ansiedad, es un sentimiento generalizado de preocupación. Cuando se da sin razón aparente en forma de miedo excesivo a un objeto, de un ataque repentino de pánico o de una preocupación continua, se trata de un trastorno de ansiedad. Se caracteriza por evaluaciones anticipatorias de escenarios y situaciones que se interpretan como amenazantes a partir de una percepción construida de peligro. Los síntomas físicos de inquietud, palpitaciones, falta de respiración, entre otras, pueden interferir en las actividades diarias, en la sociabilidad y en los vínculos.

La carrera futbolística está llena de particularidades que se han desatendido tras una estructura rígida e inflexible que se reproduce al tiempo que produce millones de dólares anuales. Un orden instaurado que expulsa y descarta, ya que lxs jugadorxs (especialmente varones) abundan, como las promesas de crack y un futuro exitoso (Murzi y Czesli, 2016). Las incertidumbres y la discontinuidad de las trayectorias deportivas caracterizadas por el ingreso a un club –que se encarga de pulir sus conocimientos, profesionalizarlxs y eventualmente venderlxs a otros clubes, aumentando el capital económico de la institución al administrar las habilidades deportivas–, configuran una particular experiencia vital de ser futbolista. Se introduce la dimensión temporal, en tanto temporalidad fragmentada, pertenencias resquebrajadas y sociabilidades atravesadas por los movimientos constantes13. Mientras los clubes eligen para vestir su camiseta a quienes disponen características físicas, tácticas y técnicas propias de este deporte, y pueden sostener su rendimiento en el tiempo, solapadamente se establece una exigencia implícita que lxs jugadorxs deben poseer cierta fortaleza psíquico-emocional, la cual supone que además pueden soportar frustraciones y realizar sacrificios (Majul, 2021).

En todo esto, la fragilidad del cuerpo se permite, las lesiones y las rehabilitaciones son visibles; el discurso biomédico atraviesa a todxs lxs protagonistas del campo deportivo. El concepto de salud está adherido al de rendimiento y a todas aquellas prácticas que se deben llevar a cabo para que la maquinaria corporal sea lo más eficaz y eficiente posible. En cambio, la fragilidad psíquicoemocional es sancionada; los sentimientos de vacío, de fracaso, de utilitarismo; la sensación de no servirle al sistema que se hace explícita cuando escuchamos frases como “no se hacer otra cosa que no sea jugar al fútbol”, abundan entre jugadorxs de élite y en las canteras del fútbol.

La industria futbolística no solo captura cuerpos y su potencial productivo, sino que al mismo tiempo moldea subjetividades alienadas al discurso y las prácticas del mismo sistema. En este sentido, instala la existencia de un sujeto productivo, útil, flexible, dócil para el fútbol, que debe intensificar sus esfuerzos en la búsqueda de resultados. Como sujeto neoliberal, empresario de sí, con una pretendida participación total, debe comprometerse plenamente y entregarse por entero en su actividad profesional (Laval y Dardot, 2013, p.330-356). El espíritu de este paradigma es transmitirle al sujeto que trabaje para el fútbol como si lo hiciera para él mismo, pero conjuntamente hacer que lxs jugadorxs trabajen para sí mismxs como si lo hicieran para el fútbol. De esta manera, lxs futbolistas comienzan a alojar la construcción individual y meritocrática de la propia existencia, la direccionalidad de la responsabilidad y la reducción de la autonomía; esto es, un establecimiento fantasmático de la competencia, una oportunidad única que no se puede desaprovechar, donde no hay que darle lugar a la posible ventaja de lxs otrxs.

Sin embargo, sin pretensiones de generalizar, hay momentos de la trayectoria deportiva, que responden a singularidades de cada futbolista, donde los malestares naturalizados desencadenan incomodidades imposibles de sostener. Cuando la carrera deportiva se ve suspendida –por lesiones o retiros, finalizado un campeonato, en la suplencia sistemática, en la venta a otros clubes, en los vínculos grupales o con la institución, o en el loop del entrenamiento cotidiano– el padecimiento se torna una dificultad en la continuidad profesional.

Una discusión que se encuentra saldada en el campo de la salud mental tiene que ver con la forma de nombrar a las personas que requieren orientación, asistencia o acompañamiento en esta materia. Dichas reflexiones, atravesadas no solo por el avance científico-técnico sino también por disputas, lógicas y posiciones políticas y económicas, introdujeron nuevos sentidos y significados a las nociones de paciente, usuarix o cliente (Alcántara et al., 2018). Como bien lo describen lxs autorxs:

La atención a la salud en las sociedades capitalistas encuentra en la noción paciente, dos rasgos esenciales, pasividad e individualidad. Útiles para operar la homogeneización y encuentra en el objetivismo del servicio de salud, el complemento para cosificar al sujeto. En esa dinámica las categorías: identidad, historia de vida, corporeidad, son irrelevantes [...] Así́ “usuario” introduce la idea de alguien con capacidad de decisión [...] y cliente alude al término vinculado al mercantilismo [...] sí lo adscribe al esquema producto-consumo; donde las leyes de mercado regulan la atención y definen el tipo de relación. La salud no se entiende como derecho sino objeto producto del mercado. (Alcántara et al., 2018, p.100-101)

No obstante, en un ámbito hipermercantilizado como el fútbol, las nociones oscilan entre paciente y cliente. Con la primera se establece una lógica individualizante en la que cada futbolista es responsable tanto de sus padecimientos como de modificar su situación por medio del trabajo con un/a psicólogo/a, al tiempo que el contexto usualmente estigmatiza su estado. Con la segunda, lxs futbolistas o las instituciones deportivas a las que ellxs pertenecen son quienes –a partir de su capacidad de pago– abonan un servicio o producto. Esto lleva a preguntarnos: ¿Dónde queda la agencia de lxs futbolistas? ¿Con qué herramientas cuentan para actuar en situaciones de vulnerabilidad y decidir por sus padecimientos?

Cuando miramos más detenidamente la producción serializada de futbolistas, nos encontramos con la compartimentalización de la vida, la referencia única y exclusiva al fútbol. Dicha situación delinea un escenario específico que, en caso de que la dimensión temporal se vea suspendida, se instala con más fuerza la pregunta por el ser, por el deseo, por el sueño, por el presente y el futuro. Y en esas oportunidades, lxs futbolistas no cuentan con herramientas que les permitan conocer y gestionar sus emociones, a la vez que el sistema futbolístico mercantiliza la salud mental profundizando la brecha de inequidades existentes entre los clubes o entre lxs deportistas que pueden incorporar a psicólogxs en su esquema de trabajo. Tras las promesas de éxito, reconocimiento y prestigio que el fútbol enarbola, y que para muchxs significa mejorar las condiciones materiales y simbólicas de existencia en un mundo lleno de desigualdades, se encubren un escenario que no atiende a los malestares que produce y que en esa desatención se transforman en patologías.

Los enfoques, como a los que apunta FIFA, solo quedan circunscriptos a una de las dimensiones subjetivas que se ponen en juego en la práctica deportiva, el rendimiento, dejando de lado aquellas que hacen a la singularidad de las experiencias atravesadas por el contexto social, cultural y político en el que lxs deportistas están implicados. Las apps, al igual que los libros de autoayuda, la psicología positiva, el mindfulness y el coaching (en sus múltiples formas) no son herramientas universalizables para la transformación, invención y reinvención personal. Si bien, en algunos casos y para algunas personas, pueden ser utilizados como instrumentos, al integrarse a un esquema de trabajo, es en los dispositivos terapéuticos donde se alojan los malestares, donde se le otorga profundidad a los padecimientos y donde el acompañamiento que realiza un/a profesional de la salud mental no puede ser reemplazado.

En este sentido, los abordajes mencionados toman el paradigma positivista para implementar técnicas de entrenamiento de habilidades psicológicas con el fin de controlar las variables implicadas, y lograr así la excelencia deportiva (Weinberg y Gold, 2010). Los desarrollos estrictamente psicológicos existentes en este campo responden a una utilidad propia del contexto capitalista, en el que los conceptos de potencia y rendimiento se aplican a la descripción de sujetxs más competitivxs, tanto en el ámbito deportivo como en otros ámbitos sociales, económicos y culturales.

 

Ganar es vivir, perder es morir

Ser jugadorxs profesionales no lxs exime de la presión constante que recae sobre ellxs. Aun teniendo una contención profesional, no están exentxs del impacto que puede generarles el hecho de pasar de ser concebidxs como héroes/heroínas a unxs fracasadxs14 en cuestión de minutos: “Yo especialmente sufrí bastante estos tres días, estuve hablando mucho con mi psicólogo porque que me pateen dos veces y me metan dos goles la verdad es que es difícil de tragar. Sé que tengo a 45 millones de argentinos atrás mío y le podría haber dado más a ese partido”, expresó el actual arquero de la Selección Argentina y del Aston Villa Football Club, Emiliano “Dibu” Martínez después del partido contra México, en referencia a la inesperada derrota en el debut de Argentina en Catar.

En la conferencia de prensa después del partido de Argentina contra Polonia, con la clasificación a octavos de final de la Copa Mundial Masculina de la FIFA, el exfutbolista y actual director técnico de la Selección Mayor Lionel Scaloni reflexionó después de habérselo visto llorar en el partido contra México, emoción compartida por su ayudante Pablo Aimar.

Habría que tener un poco más de sentido común y pensar que es solo un partido de fútbol. Yo recibí ahora un mensaje de mi hermano, que estaba en el campo y no pudo ver el partido... No puede ser. La sensación es que te estás jugando más que un partido y la verdad es que no lo comparto. Y eso mismo sienten los jugadores cuando salen a la cancha. Tenemos que corregirlo e intentaremos seguir por el camino de que ellos sientan que es un partido de fútbol. De lo contrario, cada vez que tengas que jugar por un partido, una fase eliminatoria, o hasta jugando a las bolitas con la Selección Argentina va a ser siempre así. Es la sensación que todos teníamos. Es difícil hacerle entender a la gente que mañana sale el sol, ganes o pierdas, y lo importante es cómo hiciste las cosas o si intentaste hacerlas lo mejor posible y eso haremos. (Conferencia de prensa de Lionel Scaloni, 26 de noviembre de 2022)

La presión de conseguir resultados y ganar siempre no solo recae sobre el cuerpo técnico de la Selección Mayor masculina. A fines de 2022, la defensora de la Selección Argentina Agustina Barroso publicó una foto en su Instagram que generó polémicas y especulaciones en relación a su futuro profesional. Sin título ni texto, la storie mostraba unos botines colgados. Algunos días después, el misterio se resolvió con otra publicación en sus redes sociales, la cual despejó todas las dudas y cerró la posibilidad de su retiro del fútbol:

2022 ya pasó, es verdad, pero tuve que hacer una pausa para poder empezar el 2023 con una sonrisa. Me costó entender por qué todavía hay gente que toma decisiones o tiene actitudes tan desagradables pero acepté que las acciones y opiniones de los otros no nos definen. Viví nuevamente situaciones que pensé que no viviría nunca más dentro del fútbol. 2022 fue un año que me hizo llorar muchísimo y que tomé decisiones negativas para conmigo pero con la ayuda de la familia, amigos y terapeutas, entendí que ese no era el camino a seguir.

Necesité unos días para pensar y saber si esta Agustina de 29 años seguía teniendo los mismos sueños e ilusiones que esa Agustina de 6 años. Bueno, esa Agustina de 6 me preguntó porque estaba desistiendo de algo que amo. Sé que todos somos personas diferentes, llevamos la vida de maneras diferentes pero hablar y pedir ayuda entiendo que es la salida. En cuanto sigo descubriendo, entendiendo y aceptando el camino, siento que no solo somos ejemplo en los momentos de triunfo y conquistas, sino que también podemos serlo en momentos de debilidad.

Colgué los botines, pero fue por unos días nada más. Los había lavado y estaba esperando que se sequen. Nos vemos pronto dentro de una cancha. (Publicación de Agustina Barroso en Instagram, 4 de enero de 2023)

Hacía meses que Barroso venía atravesando situaciones de estigmatización y discriminación. En octubre de 2022, la jugadora fue noticia por realizar una fuerte denuncia en sus redes sociales contra la Sociedade Esportiva Palmeiras, en ese entonces su club. Había asegurado que la trataron “de loca”15 y que le quitaron la capitanía por problemas con la dirigencia (TyC Sports, 29 de octubre de 2022). Dejando en claro su orgullo por vestir la camiseta de un equipo brasileño, la alegría y el compromiso de poder desenvolverse profesionalmente en el exterior, había enumerado múltiples actitudes de faltas de respeto, de descrédito, de cuestionamiento de su poca capacidad profesional junto con sus dificultades por comprender el idioma portugués. En sus redes había posteado, “¿Qué mujer nunca ha sido llamada loca en la sociedad en la que vivimos? (...) Todo lo que necesitamos es pedir respeto y nos pagan de esa manera, porque a eso se referían cuando dijeron que no podía jugar el partido del sábado, porque afirmaron que tenía ‘problemas psicológicos’, me impidieron jugar. Nunca he sido evaluada por un profesional para recibir ese diagnóstico”. A continuación definió su despedida del Palmeiras, destacando su dedicación, su entrega, su esfuerzo, su trabajo al límite, su compromiso y la forma de honrar la camiseta. Estas circunstancias ponen de manifiesto que los reiterados episodios de hostigamiento sufridos por la jugadora argentina, sumados a la distancia de su núcleo familiar y de contención profesional, menoscabaron su estado de ánimo y la empujaron a evaluar un retiro anticipado del fútbol a fines de 2022.

Afortunadamente, la situación de Agustina Barroso no tuvo el mismo desenlace que el caso de Irene López, la jugadora española campeona del mundo que decidió dejar el fútbol, incluso antes de que terminara la temporada 2022, por sus problemas de salud mental. “Hoy me despido del deporte que me ha acompañado toda mi vida, desde que me alcanza la memoria”, publicó en su cuenta de Twitter en febrero de 2022. “Podría ‘disfrazar’ los motivos por los cuales dejo el fútbol pero no lo voy a hacer. Lo dejo por cuestiones de salud mental. Y lo comparto para aquellos que me lean y se den cuenta de que no están solos, que en esta vida hay que priorizarse por encima de todo, que desde que nacemos hasta que morimos solo tú vas a estar contigo y hay que cuidarse”, escribió en un comunicado junto a las camisetas de su club (Madrid CFF) y la de la Selección de España con la que convirtió 5 goles y fue campeona del mundo sub-18 en el año 2018 (Bragado, 2 de febrero de 2022).

Estos casos nos permiten comprender las particularidades de las trayectorias deportivas y reafirmar la importancia de los cuidados relacionados a la salud mental de lxs futbolistas, sabiendo además que son problemas que atraviesan a otros deportes profesionales. De acuerdo al relevamiento de FIFPro16, en la actualidad ha mejorado la concienciación sobre los problemas de salud mental y se trabaja en la prevención temprana tanto en las categorías masculinas como en las femeninas. En este marco, la jugadora Macarena Sánchez, impulsora de la profesionalización del fútbol femenino en Argentina, ha mencionado que “es importante debatirlo y dejar de hacerlo un tema tabú. Sobre todo en el fútbol femenino. ¡No hay absolutamente nada! Son muy pocos los equipos que tienen psicólogo o psicóloga. Los clubes se fijan mucho en la integridad física de los y las futbolistas, pero no tanto en la integridad psíquica. Y no tengo dudas de que el bienestar de una persona pasa por un equilibrio entre ambas cosas” (FIFPro, 30 de septiembre de 2021). En este sentido, desde su rol como Directora Ejecutiva del Instituto Nacional de Juventudes (cargo que mantuvo desde diciembre de 2019 hasta fines de agosto de 2022), trabajó por la implementación de políticas juveniles en pos de acompañar su desarrollo, bienestar e inclusión, especialmente en el caso de lxs jóvenes de barrios vulnerables del país por medio de talleres de capacitación laboral, artes, deportes y otras actividades.

En suma, la estigmatización de las enfermedades mentales, incluida la depresión, sigue siendo un obstáculo para que las personas de todo el mundo pidan ayuda. Al igual que ocurrió con la homosexualidad, el hecho de que lxs protagonistas y lxs ídolxs deportivxs opinen públicamente de los grandes tabúes (como la salud mental y la orientación sexual) contribuye a visibilizar la importancia de hablar al respecto para tener más conocimiento, saber cómo actuar y cómo acompañar desde las instituciones y los medios de comunicación, a la vez que trabajar adecuadamente en los procesos de prevención.

 

Conclusión

A lo largo del presente ensayo –donde nos propusimos traer a primer plano el vínculo entre la salud mental, el neoliberalismo y el fútbol–, mediante distintos testimonios, hemos recuperado la manera en la que lxs futbolistas narran sus padecimientos mentales, los abordajes que realizan los clubes y los organismos internacionales implicados en la práctica, y los debates actuales en el campo de la salud mental.

Los discursos de la cultura del rendimiento, la productividad y la autosuperación son elementos constitutivos y arraigados al mundo del deporte. En el terreno del fútbol, circula que las personas que entrenan y se dedican profesionalmente a la actividad, podrán “vencer” las dificultades, gestionar los riesgos y “mejorar” incluso en situaciones de conflicto: con predisposición, adaptabilidad, disciplina, constancia y resiliencia. Es decir, siendo sujetxs neoliberales por excelencia. En este recorrido, hemos observado que tras la concepción aséptica del deporte como un espacio neutral, positivo y sin conflictos, el sistema deportivo moldea subjetividades sin atender en profundidad a su salud mental, o bien la manera en la que la abordan no alcanza para disminuir los malestares que él mismo produce.

El imaginario construido de la figura de “héroes o heroínas” y la eficacia de los discursos mediáticos que crean idolatrías, se agotan cuando oímos a lxs futbolistas expresar de forma reiterada la frase: “también somos seres humanos”17. Trayendo a primer plano que la humanidad los constituye, dicha expresión se configura como un puntapié para empezar a resistir desde el seno mismo del sistema deportivo. Un desplazamiento de sentido del fútbol como espectáculo, en su dimensión de producto cultural, poniendo en juego las emociones, las vulnerabilidades y las afectaciones de lxs protagonistas del escenario deportivo. La distancia entre la promesa de felicidad que el sistema deportivo ofrece a través de cumplir el sueño de ser futbolista profesional, y los malestares que genera –en tanto no mira sus implicancias en dichas afectaciones– siguen sumando titulares de diarios o campañas, sin abordar el problema de raíz.

En las últimas décadas, distintxs autorxs han llamado la atención respecto de la proliferación y la circulación de discursos de la psicología positiva (Seligman, 2003) que proponen la orientación de acciones hacia la felicidad. El estado de felicidad –dice Sarah Ahmed (2019)– involucra dimensiones del afecto (ser feliz es sentirse afectadx por algo), la intencionalidad (ser feliz es ser feliz por algo) y la evaluación o el juicio (ser feliz por algo hace que ese algo sea bueno). En su libro La promesa de la felicidad (2019) analiza el modo en que estos discursos cargan a lxs individuxs con una suerte de “responsabilidad” para con ellxs mismxs y para con otrxs (p.33) que se torna necesaria conforme a vivir plenamente provocando una “reformulación de la vida como proyecto” (p.34). Como sugiere la autora, la felicidad se presenta como una suerte de mandato, como una técnica disciplinaria, a partir de la cual organizar y dividir el mundo y, del mismo modo, nuestras acciones. La felicidad, entonces, se vuelve un acto performativo: las personas pueden buscarla, crearla y vivenciarla. ¿Es posible producir esa felicidad en un entorno de exigencia? ¿De qué modos agenciamos ese mandato? ¿Cómo lidiar con los lemas de la cultura del rendimiento, persistentes y propios del neoliberalismo capitalista? ¿Qué tipo de salud mental queremos y podemos construir en este escenario?

Este “giro hacia la felicidad” lo vemos materializado en los últimos años (Arizaga, 2017; Ahmed, 2019): utilizado en la narrativa con la que interpelan las marcas deportivas y a través del marketing experiencial (Hijós, 2021), en numerosos libros sobre ciencia y economía de la felicidad sumado al éxito de las culturas terapéuticas18 y los discursos de autoayuda (Papalini, 2015), aunque también en los marcos de referencia de la política y los gobiernos (Vommaro, 2015). Precisamente, Ahmed nos enseña los límites de la promesa de felicidad: es un deber que tiñe las lecturas sobre cómo vivimos, una suerte de “escudo” (2019, p.437) frente al reconocimiento de que hay otras alternativas posibles.

Si consideramos que las nociones, teorías y/o discursos son inherentes a unas prácticas sociales (Stolkiner y Ardila Gómez, 2012), podemos sostener que la psicología del deporte aplicada hasta el momento ha avalado una subjetividad productiva para el sistema deportivo, la cual se vuelve insuficiente para dar respuesta a los malestares y padecimientos que el mismo sistema futbolístico produce en la actualidad. Y por otra parte, entendemos que una manera de evitarlo es repensar la estructura futbolística, menos acumuladora de poder, menos individualízate y jerárquica, y más involucrada en la responsabilidad de brindar los instrumentos éticos y políticos para evitar socavar la autonomía, desprivatizar el sufrimiento y promover la agencia colectiva de lxs jugadorxs. Ya lo ha señalado Mark Fisher (2018) al expresar la necesidad de “inventar nuevas formas de involucramiento político, revivir las instituciones que se han vuelto decadentes, convertir la desafección privatizada en ira politizada” (p.283).

En Argentina, paulatinamente, se están introduciendo proyectos de reformas que pretenden dar un giro rotundo en las políticas de salud mental. La agenda propone que la inversión deje de ser una cuestión voluntaria de los clubes sociales y deportivos que tienen recursos, y se puedan establecer convenios entre las federaciones y los Estados para pensar políticas públicas que trabajen interseccionalmente la salud mental, su importancia en el marco de los deportes como un espacio de sociabilidad de la maya social, la clase y el género con toda la comunidad y, particularmente, con lxs protagonistas del escenario deportivo desde las etapas formativas.

Los actuales debates desde la salud mental en los ámbitos deportivos se ubican en perspectivas sociales y comunitarias, apuntando a rebatir el mito que sostiene que los deportes son esencialmente saludables, para considerar la complejidad que se entrama en estos escenarios. En ese sentido, se torna fundamental esclarecer los dispositivos que se configuran, los vínculos entre lxs protagonistas, las federaciones, a la vez que se hace especial hincapié en la perspectiva de derechos y de género. Estos abordajes permiten resignificar la salud mental: lejos de la patologización, los estereotipos y las estigmatizaciones, y más cercana a la posibilidad de trabajar en los procesos implicados en los bienestares y malestares en el orden de la vida deportiva y cotidiana, como de considerar a las redes en su dimensión social y como parte de las instancias cotidianas de interacción (Mazzini y Ficoseco, 2020). Es decir, abordar la salud mental en el campo deportivo requiere dirigir la mirada a las condiciones de producción y reproducción, a lxs sujetxs, a las dinámicas vinculares, a las reglas de juego, a las condiciones materiales y simbólicas de cada espacio/club/institución, al contexto social, cultural, familiar de lxs protagonistas del escenario deportivo. Por consiguiente, el desafío actual de la psicología aplicada al ámbito del deporte es elaborar un cuerpo o marco teórico central con aportes de distintos campos disciplinarios que le otorguen densidad teórica y eficacia a sus intervenciones, más cercana a la humanidad de sus protagonistas y más alejada de la gramática neoliberal.

 

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1 CONICET/CIFFyH-UNC, Córdoba, Argentina. Correo electrónico: deboramajul@gmail.com

2 CONICET/CESyS-UNMdP, Mar del Plata, Argentina. Correo electrónico: nemesiahijos@gmail.com

4 En este texto utilizamos el lenguaje inclusivo con el objetivo de no reforzar estereotipos ni prejuicios androcéntricos y sexistas que promuevan discriminación, desigualdad o exclusión.

5 Hablamos de “apariencias de un mundo exitoso” porque somos conscientes que no todo lo que parece ser agradable y maravilloso lo es en realidad. En este sentido, tomamos como ejemplo la reflexión del jugador argentino Alexis Mac Allister, actualmente radicado en Inglaterra, que –tras ser campeón del mundo– declaró que tiene “la misma vida aburrida de siempre” (TyC Sports, 26 de febrero de 2023), aunque otros deportistas afirman que algo de lo cotidiano se vio modificado con un trofeo en la vitrina.

6 El entrecomillado expresa la tarea de lxs psicólogxs popularmente conocida en el ámbito deportivo. Esto no agota las disposiciones para el ejercicio de la psicología, ni sus incumbencias.

7 Aquí consideramos importante apuntar que la categoría de “contención” hace referencia a una demanda de los clubes deportivos por la cual se solicita al/a profesional de turno un abordaje que mantenga las emociones de lxs jugadorxs (que desbordan) dentro de las fronteras y límites de lo permitido por la institución. Se observa la necesidad institucional de señalar la existencia de una disposición vertical de organización, donde el rol del/de la profesional de la psicología queda supeditado a intervenciones puntuales.

8 La Asociación Americana de Psicología (APA) es la organización científica y profesional de psicólogxs más grande a nivel internacional, con más de 121.000 integrantes, incluidos científicxs, educadores, médicxs, consultorxs y estudiantes. Cuenta con 54 divisiones: grupos de interés para diferentes subespecialidades de la psicología o áreas temáticas.

9 La Resolución N° 343/09 del Ministerio de Educación de la Nación Argentina regula los contenidos curriculares básicos, la carga horaria, los criterios de intensidad de la formación práctica y los estándares para la acreditación de las carreras correspondientes a los títulos de Psicólogo/a y Licenciado/a en Psicología. En el Anexo V “Actividades profesionales reservadas a los títulos de licenciado en psicología y psicólogo” se detallan las actividades y las áreas del ejercicio de la profesión de la psicología.

10 Del estudio participaron 1.732 futbolistas profesionales: 475 de Finlandia, 168 de Francia, 454 de Noruega, 145 de España y 490 de Suecia, en su totalidad varones.

11 Heads Together es una iniciativa de salud mental encabezada por la Fundación Real del Príncipe y la Princesa de Gales, que combina una campaña para hacer frente al estigma y cambiar los discursos sobre salud mental a través de la recaudación de fondos para una serie de nuevos e innovadores servicios de salud mental.

12 Los ataques sistemáticos en redes sociales a periodistas, influencers y artistas tomaron protagonismo durante la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022. En este sentido, el movimiento global por los derechos humanos Amnistía Internacional, sección Argentina, aprovechó la escalada de violencia para sistematizar algunas situaciones de agresión, insultos y amenazas, como ejemplos de violencia online. Ver más en: https://twitter.com/amnistiaar/status/1595811301388861440?s=20

13 En recientes declaraciones, Leonardo Talamonti, exjugador del Club Atlético Rosario Central, del Club Atlético River Plate, de la Società Sportiva Lazio y de Atalanta Bergamasca Calcio, entre otros, relató su experiencia de cambio de club, expresando: “Me vendieron en una tarde. Apareció un grupo empresario que era un salvavidas para los clubes, pero los jugadores padecíamos esos manejos. Existían triangulaciones para concretar la operación y uno se sentía esclavo, eras propiedad de un representante”. Cuando decidió volver a Argentina, a sus 29 años, declaró: “el contexto me generó un estrés enorme, un desgaste en la cabeza que no me permitía jugar. Tuve muchas lesiones, desgarros, fue bastante difícil [...] El fútbol te entierra. Terminás de jugar y el mundo se olvidó de vos”. Alejado del fútbol, en la actualidad Leonardo trabaja en su ferretería en la localidad de Álvarez, provincia de Santa Fe (TyC Sports, 2 de marzo de 2023).

14 Si bien este ensayo realiza un acercamiento al abordaje de la salud mental tanto en el fútbol femenino como en el fútbol masculino, algunos conceptos y frases tienen mayor impacto o trascendencia en este último, por la masividad y exposición social de la que forman parte.

15 “Loca” –al igual que dramática, delirante, desquiciada, irracional o histérica– es uno de los estereotipos de género con más circulación respecto de las mujeres deportistas. Si bien han existido campañas comerciales (como Dream crazier lanzada por Nike en febrero de 2019) que apuntaron a subvertir el estigma de la locura y convertirlo en motivación para las próximas generaciones, impulsando el espíritu de la autosuperación, de romper barreras y sobreponerse a los prejuicios (Alvarez Litke e Hijós, 2020), las representaciones con carga negativa persisten en la actualidad. Además, se acrecientan en las redes sociales por medio de comentarios que hostigan, difaman, molestan o critican destructivamente (como a través de los llamados haters). En este sentido, la proliferación de las meta-opiniones, incluyendo también una “cultura del insulto”, impactan en nuestra salud emocional y puede asociarse a episodios de ansiedad, depresión, inseguridades sobre la imagen corporal, inadecuación y frustración. Al respecto, un estudio realizado por la Royal Society of Public Health (2017), tras una investigación llevada a cabo con 1.479 jóvenes británicxs entre los 14 y los 24 años, ha clasificado a Instagram como la peor red social para la salud mental. Ante dichas observaciones, la plataforma decidió abordar estos problemas creando un “Equipo para el bienestar”, cuya función es confusa. Si bien Instagram por un lado parece querer evitar la formación de complejos y fenómenos depresivos de sus usuarixs, la realidad nos muestra que las medidas adoptadas como un filtro para los comentarios ofensivos no son suficientes.

18 Nos referimos a prácticas amparadas en principios ordenadores como el bienestar, el equilibrio y un particular vínculo con la energía, con un énfasis en el trabajo intimista y relacional sobre el confort personal, ubicándose en las fronteras entre lo médico, lo psicológico y lo religioso (Viotti, 2018). En términos generales, suelen ser propuestas orientadas a “lo positivo”, que organizan acciones en dirección a la transformación personal, la reinvención individual o el hecho de “salir adelante”.