REVISTA CENTRAL DE SOCIOLOGÍA, Nº 18, 2024. ISSN 0718-4379 ed. impresa, ISSN 2735-7058 ed. en línea.
Estereotipos positivos y negativos hacia la vejez: Una revisión bibliográfica necesaria
Positive and negative stereotypes of old age: A necessary literature review
Fecha de recepción: 1 de agosto de 2023 / Fecha de aprobación: 15 de marzo de 2024
Paloma Cortés Peralta1 y Antoine Llulle Rivera2
Resumen
Se proyecta para el año 2050 que habrá un total de 1.600 millones de adultos mayores a nivel global (Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, 2023), así como también un crecimiento del 32% de este grupo de la población en Chile para el mismo año, por lo que cada vez resulta más urgente explorar cuál es la incidencia que tienen los estereotipos en la vejez. En este trabajo se presentan los principales resultados de una sistematización bibliográfica sobre el abordaje realizado por investigaciones recientes a los estereotipos en la vejez. Entre los resultados más relevantes destacan: (1) gran variedad de estereotipos positivos y negativos que dan cuenta de cómo se comprende socialmente a los adultos mayores y (2) los impactos que en el reconocimiento de sí mismos y la conformación de una identidad tienen estos estereotipos. Concluimos que una promoción adecuada de los estereotipos positivos no sólo ayudaría a erradicar el edadismo y la gerontofobia sino que también facilitaría el vivir la vejez con mayor bienestar.
Palabras clave: estereotipos, vejez, edadismo, gerontofobia
Abstract
It is projected that by the year 2050 there will be a total of 1.6 billion older adults globally (Department of Economic and Social Affairs, 2023), as well as a 32% growth of this population group in Chile for the same year, making it increasingly urgent to explore the impact of stereotypes on old age. This essay presents the main results of a theoretical systematization of recent research on stereotypes in old age. Among the most relevant results, we highlight (1) the great variety of positive and negative stereotypes that show how the elderly are socially understood and (2) the impact that these stereotypes have on self-recognition and identity formation. We conclude that an adequate promotion of positive stereotypes would not only help to eradicate ageism and gerontophobia but would also facilitate living old age with well-being.
Keywords: stereotypes, old age, ageism, gerontophobia
Introducción
El envejecimiento poblacional a nivel mundial es un fenómeno que está ocurriendo desde hace un par de décadas y que ha puesto en alerta a varios países. En el año 2021 había 761 millones de personas en la tercera edad en el mundo, cifra que se proyecta en el año 2050 a 1.600 millones (Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, 2023). La población chilena es una de las más envejecidas a nivel latinoamericano. En el año 2021 el 18% de la población se encontraba en esta etapa. Sin embargo, con el aumento progresivo de la esperanza de vida se proyecta que para el año 2050 este grupo etario tendrá una representación de un 32% (CEPAL, 2021). Según la proyección del Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE), la población mayor de 64 años va a crecer en tres millones, y la población por sobre los 80 años crecerá causando un abultamiento más pronunciado en la cúspide de la pirámide de población (Instituto Nacional de Estadísticas, 2018).
En este trabajo se presentan los principales resultados de una sistematización bibliográfica sobre el abordaje realizado por investigaciones recientes a los estereotipos en la vejez. Consideramos a los estereotipos asociados a la tercera edad como una arista importante en el abordaje de los desafíos en la atención a estos grupos, especialmente porque los estereotipos establecen las maneras en que cada sociedad los percibe, ¿Los estereotipos generan rechazo hacia la tercera edad?; ¿Será que los estereotipos condicionan la identidad y las formas de participación de los adultos mayores?
Entendemos por estereotipos aquellas creencias sobre los atributos que caracterizan a un grupo social y sobre las que hay un acuerdo básico. La relación entre los conceptos de estereotipo, prejuicio y discriminación es muy estrecha. En este sentido, la generación de los estereotipos está asociada de manera inseparable a una matriz social. Los estereotipos tanto positivos como negativos surgen del medio social y se aprenden a través de permanentes procesos de socialización (González-Gabaldón, 1999).
El presente ensayo parte por una breve conceptualización de los estereotipos. Posteriormente, se abordan los conceptos de vejez y envejecimiento, para finalmente profundizar en los resultados de las investigaciones revisadas tanto a nivel internacional como para Chile.
Aproximaciones conceptuales de los estereotipos
Los estereotipos constituyen representaciones sociales, las cuales tienen como objetivo caracterizar de manera simplificada y en pocas representaciones a un grupo de personas cualquiera (Gamarnik, 2009). Estos estereotipos son formados por los individuos mediante sus vivencias, las cuales ayudan para construir un entendimiento de la realidad cotidiana y, en el caso de la interacción relacionada con las personas de la tercera edad y los estereotipos hacia las mismas, se pueden ir relacionando estas experiencias personales con el cómo han sido los intercambios con adultos y adultas mayores. Una base fundamental de la vida cotidiana es la intersubjetividad. Esta se compone por la subjetividad de todas las personas, transformando al mundo en uno intersubjetivo y no en uno privado, teniendo en consecuencia que los individuos caigan en la actitud natural, suponiendo así que nuestra subjetividad es la misma que la de todas las demás personas (Schutz & Luckmann, 1977).
En este proceso en que el individuo comparte con otros, es en el que se forma una idea generalizada que cumple la función de un marco interpretativo que permite identificar y describir cómo son las demás personas de su realidad construida intersubjetivamente. Como señalan Schutz y Luckmann (1977), con la actitud natural se terminaría asumiendo que todas las personas de la tercera edad son de una forma determinada por nuestras vivencias y experiencias, resultando en estereotipos que clasifican en base a la intersubjetividad su entorno social.
Fernández-Montesinos (2006) identifica tres funciones de los estereotipos: cognitiva, social y literaria. En cuanto a la función social, la autora destaca que estos estereotipos pueden tener tanto funciones positivas como negativas, en el sentido de que estos causan una cohesión entre las personas, es decir, gracias a ellos los individuos pueden sentirse integrados y pertenecientes a un grupo, formando parte de la identidad individual y social de las personas. No obstante, también son considerados negativos ya que encasillan a los individuos y en muchas ocasiones, son inamovibles de un grupo en específico (Fernández-Montesinos, A., 2016), lo cual hace que los individuos que se encuentran en comunidades o grupos a quienes se les ha asociado estereotipos negativos se vean afectados. Las afectaciones tienen su expresión en prejuicios y discriminación. Al ser una manera cerrada de clasificar a los grupos da lugar a ciertas actitudes, especialmente si nos referimos a un grupo con el que nunca hemos compartido ya que nuestro primer acercamiento hacia ellos serían en base a los estereotipos establecidos de manera intersubjetiva en la sociedad y que nuestra actitud natural asume como la realidad.
Finalmente, los estereotipos causan conflictos en cómo se identifican las personas. Este fenómeno fue detectado por Goffman en su obra “Estigma: La identidad deteriorada” (2006), dónde el estigma actúa de manera similar al estereotipo. El sujeto estigmatizado es socializado de la misma forma que las personas “normales”, de modo que se consideran a sí mismos como “anormales”. En conjunto a esto, Goffman nos señala distintos tipos de estigma que sufren estas personas, siendo uno en específico el que nos ayuda a comprender lo que sufren los adultos mayores con los estereotipos hacia sí mismos. Al momento de pasar a la tercera edad y dejar de ser considerados como adultos - sino que como adultos mayores -, estos adquieren nuevas características socialmente establecidas, de modo que se auto condicionan a comportarse de la manera en que decretan algunos estereotipos. Este hecho puede causar una repercusión en la identidad de la persona ya que deja de ser quien era para convertirse en alguien nuevo (Goffman, 2006).
Vejez y envejecimiento
El entendimiento que como sociedad tenemos sobre lo que es la vejez resulta relevante pues si bien tiene un acercamiento completo desde el área médico-biológica, también puede verse desde una mirada social. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), se entiende el proceso de envejecimiento como:
“[...], el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte.” (Organización Mundial de la Salud, 2022)
Pese a que es importante tener en cuenta la perspectiva biológica, ya que puede dar lugar a aquellos estereotipos que se presentan en la población, es en este punto donde también resulta pertinente destacar las definiciones sociales de la vejez. Este punto resulta pertinente partir por lo destacado por los sociólogos Berger y Luckmann quienes mencionan lo siguiente:
“En primer término, podemos señalar el hecho evidente de que todo desarrollo individual del organismo está precedido por un orden social dado; o sea, que la apertura al mundo, en tanto es intrínseca a la construcción biológica del hombre, está siempre precedida por el orden social. En segundo término, podemos decir que la apertura al mundo, intrínseca biológicamente a la existencia humana, es siempre transformada -y es fuerza que así sea- por el orden social en una relativa clausura al mundo.” “aquello que es resultado de la actividad humana pasada y que su existencia en el tiempo depende de la reproducción de aquella actividad humana” (Berger & Luckmann, 2003, pp. 70-71).
Por lo tanto podemos decir que aquellas normas y visiones generales que se encuentran presentes en la sociedad son producto de un orden social que se ha desarrollado y reproducido a lo largo del tiempo, y que al momento de la formación del individuo estos entran en juego como una guía de perspectivas y comportamientos de sus antecesores que se socializan de manera continua. Esto resulta pertinente de señalar a la hora de definir el concepto “vejez” desde una perspectiva social, ya que el alcance del concepto va más allá de lo entendido por la biología, entrando en categorías sociales que nacen desde aristas como “rol” y “vida social”. Desde la perspectiva de “rol” se puede definir la vejez como aquella etapa en la cual existe una desafiliación (Iuliano, R., 2019), como por ejemplo la jubilación del trabajo implica dejar el rol de trabajador, y a su vez perder el rol de sustento económico propio o de la familia. Por su parte, desde el concepto de “vida social”, las personas en etapas de vejez pueden perder contactos y redes sociales debido a diversos factores, como lo puede ser la salud (tanto física como mental), sociales (abandono de prácticas sociales), entre otras más.
Un concepto intrínsecamente asociado al de la vejez es el envejecimiento. El concepto de envejecimiento puede variar según el paradigma mediante el cual se observe. El envejecimiento se ha entendido tradicionalmente desde un paradigma gerontológico, vale decir entendiendo la vejez y su proceso como un cambio performativo que ocurre con el tiempo, haciendo énfasis en la degeneración física o mental que el individuo es propenso a sufrir. Este paradigma se rige por la definición biológica de vejez, enfocándose en las categorías de esta de una manera negativa y en un función a la fragilidad que esta definición inspira sobre el cuerpo y mente humana.
Este paradigma, con el pasar de los años y con el aumento de la tecnología, enfrenta una serie de cambios debido a un incremento en la esperanza de vida en la población a nivel mundial, surgiendo un nuevo paradigma conocido como “envejecimiento activo”, el cual fomenta el autocuidado, la autonomía, la promoción de la salud y la prevención de los factores de riesgo (Iuliano, R., 2019). Bajo esta línea, se generan nuevas categorías para entender el proceso de la vejez, entendiendo como un proceso en el cual el ser humano puede adquirir nuevas potencialidades en las cuales el factor de edad no influye.
Ambos paradigmas dan lugar a estereotipos tanto positivos como negativos. En este sentido, organismos internacionales han empezado a acuñar conceptos que refieren a los efectos de estas definiciones. Uno de ellos es el “Edadismo”, el cual es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como cualquier estereotipo, prejuicio o discriminación que se base en la edad, destacando que puede ser aplicado a personas jóvenes, niños, adultos y adultos mayores (Organización Panamericana de la Salud, 2021). A través de esto podemos afirmar que las características estereotípicas atribuidas a las personas en su vejez dictaminan no solo el cómo son percibidas por la sociedad, sino también el comportamiento que reciben por parte de otras personas y que, de algún modo u otro, pueden terminar sufriendo algún tipo de discriminación por esto (Seco-Lozano, L., 2022).
Como consecuencia del edadismo surge el concepto de gerontofobia, el cual apunta al miedo o al rechazo que un individuo o que la sociedad manifiesta hacia los y las adultos mayores. La gerontofobia afecta varias áreas de la sociedad, ya sea lo económico, mediático, o el cómo usamos el lenguaje (González Esteban, E., 2021). Alonso Palacios y Marchán Cárdenas (2022) analiza el cómo los estereotipos implantados en la publicidad influyen en el edadismo y del mismo modo, la promoción de modelos estereotipados de belleza hace que se genere un miedo al proceso natural que es envejecer, promovido aún más con la difusión de procesos antienvejecimiento como lo pueden ser cremas rejuvenecedoras para el rostro, cuerpo u operaciones estéticas (Alonso Palacio y Marchán Cárdenas, 2022). “El problema es que este tipo de representación estereotipada y negativa de las personas mayores está culturalmente naturalizado y pocas personas se atreven a denunciar los discursos gerontofóbicos.” (Alonso Palacio y Marchán Cárdenas, 2022. p. 3)
¿Cómo se han abordado en las investigaciones los estereotipos en esta etapa de la vida?
En la producción científica de los últimos años, varias investigaciones han abordado los estereotipos tanto positivos como negativos hacia la vejez. Estas investigaciones se enmarcan en un campo interdisciplinar, por lo cual es posible reconocer aportes tanto de áreas como la gerontología, la psicología social, el trabajo social y la sociología. La mayoría de ellas abordan los estereotipos para analizar cómo estos impactan en la vida de los adultos mayores, sobre todo en su identidad y en su participación social.
En la siguiente tabla se presentan los estereotipos positivos y negativos que se encontraron en la revisión de las investigaciones y que serán abordados en profundidad más adelante. Es importante precisar nuevamente que los estereotipos y su interpretación dependen de cada contexto social situado, por lo cual es posible realizar lecturas tanto positivas o negativas de ciertos estereotipos que aparecen representados a continuación. Como se observa en la tabla pueden comprenderse dimensiones de la vida social en donde se concentran los estereotipos. Ellas son salud, participación y vínculo social e identidad social. En todas podemos encontrar tanto estereotipos positivos como negativos, a excepción del ámbito de la salud. Este hecho refleja que los estereotipos asociados al cambio biológico en general son negativos. Esto puede tener su explicación en la ausencia de apoyos sociales suficientes para poder vivir una vida plena, lo que genera un deterioro sostenido en las personas y en consecuencia una percepción negativa.
Tabla 1
Estereotipos positivos y negativos asociados a la vejez
Dimensiones |
Estereotipos positivos |
Estereotipos negativos |
Salud |
No se identificaron |
Vulnerables, pérdida de la memoria, dificultad para aprender, dependientes, se enferman con facilidad, son una carga |
Participación y vínculo social |
Educados, buenos principios Mujeres-símbolos de unión familiar |
Soledad, excluidos, abandono |
Identidad social |
Tranquilos, confiables |
Tristes, agresivos, solitarios |
Fuente: Elaboración propia a partir de la revisión de investigaciones.
En relación a los estereotipos positivos se pudieron identificar textos que hacen referencia a la identidad social de los adultos mayores, donde son categorizados como seres tranquilos y educados, con buenos principios y confiables (García López, Quevedo Navarro, Estévez González y García Cárdenas, 2023; Pabón Poches, Flórez García y Sanabria Vera, 2019). Estos estereotipos guardan relación con una imagen de la vejez que refleja sociedades pasadas donde el lugar de los valores y la ética con la que se debían conducir las personas era más central que en las sociedades actuales. Por lo cual, los adultos mayores constituyen generaciones que probablemente se conducirán por buenos principios.
En un estudio realizado por Cerquera, Meléndez y Villabona (2019) que abordó los estereotipos en la vejez en temas tabúes relacionados a la sexualidad de las mujeres de la tercera edad, los participantes señalaron que se mantienen a favor de que las mujeres mayores puedan vivir su sexualidad y que merecen sentirse amadas y deseadas. Así mismo, las mujeres en la tercera edad son consideradas como símbolos de unión en la familia, ejes centrales en su organización (Cerquera Córdoba, Meléndez Mechán, Villabona Galarza, 2012). Esta diferenciación por género en el estereotipo guarda relación con las identidades femeninas tradicionales asociadas a las mujeres como responsables de los cuidados a los diferentes miembros del hogar.
Por otro lado, García, Quevedo, Estévez y García (2023) en un estudio que abordó los estereotipos hacia la vejez relacionados a la salud y a la participación social, realizaron un cuestionario aplicado a 105 hombres y mujeres con una edad promedio de 31.9 años, y encontraron en este grupo tanto estereotipos negativos como positivos. Por lo que se señala que puede existir una diferencia de estereotipos según el grupo etario al que nos refiramos, aludiendo a que en los grupos de mayor edad eran más predominantes los estereotipos positivos. No obstante, dentro de la muestra predominaron los estereotipos positivos hacia la vejez por sobre los negativos (García López, Quevedo Navarro, Estévez González y García Cárdenas, 2023). Estas investigaciones asociadas a los estereotipos positivos nos reafirman que a nivel social existen características que son asociadas de manera inherente a los adultos mayores, repitiendo los estereotipos asociados a la maternidad, sabiduría, educados, etc. Si bien en estas investigaciones se tiene conciencia de que existen estereotipos negativos, los participantes se orientan a destacar los aspectos positivos de las personas de tercera edad.
Por su parte si se analizan los estereotipos negativos, se pudo identificar a partir de la revisión de las investigaciones que a las personas adultas mayores se les considera como personas tristes, agresivas, vulnerables y solitarias. La pérdida de la memoria y la dificultad a aprender también se hacen notar dentro de los estereotipos, pues, se explica que si bien las personas mayores pueden recordar eventos de un pasado lejano, el pasado cercano se hace difícil de recordar (Pabón Poches, Flórez García y Sanabria Vera, 2019; Cerquera Córdoba; Meléndez Mechán; Villabona Galarza, 2012).
En general, se identifican estereotipos que reflejan lo que es una noción negativa sobre la salud de los/as adultos/as mayores,, dado que son considerados como personas con complicaciones de salud, vulnerables, dependientes y con muchos malestares sin ningún motivo en específico, destacándose que incluso si estas se cuidan constantemente, se enferman con facilidad (Pabón Poches, Flórez García y Sanabria Vera, 2019; García López, Quevedo Navarro, Estévez González y García Cárdenas, 2023).
Los estereotipos sociales suelen estar relacionados a las características de convivencia de los adultos mayores, dentro de los cuales se destacan situaciones como la soledad, exclusión/abandono social, la falta constante de redes de apoyo y que la familia se vuelve el único espacio de la persona en tercera edad. Paralelamente se tiene la fuerte percepción de que las personas adultas mayores son una carga para el resto de personas, no siendo atendidos en base a sus necesidades y que tarde o temprano terminarán abandonados dado que nadie quiere cuidarlos (Pabón Poches, Flórez García y Sanabria Vera, 2019).
Impacto de los estereotipos hacia la vejez en distintos grupos etarios
El impacto que tienen los estereotipos ya abordados provoca prejuicios sobre lo que es estar en esta etapa natural de la vida. En la investigación de Aguirre, Ornelas y Gastélum Peinado (2017), en donde se exploraron los distintos miedos que tienen los jóvenes universitarios respecto a envejecer, se concluyó que los/as jóvenes tienen miedo a la pérdida del sentido de la vida y a poder tomar decisiones (Aguirre, Ornelas y Gastélum Peinado, 2017).
Por su parte, Kotter-Grühn y Hess (2012) nos brindan una perspectiva sobre cómo los estereotipos pueden alterar la autopercepción del envejecimiento. En un experimento donde participaron 183 sujetos, demuestran que las personas desde los 18 a los 92 años al ser expuestas a estereotipos negativos y positivos mediante fotografías sobre el envejecimiento podían cambiar la imagen propia que tenían, de modo que, si un adulto mayor era expuesto a estereotipos negativos o positivos, este adulto cambiaba la percepción de sí mismo, ocurriendo del mismo modo con los adultos jóvenes (Kotter-Grühn y Hess, 2012).
Si nos enfocamos en el efecto que tienen los estereotipos en los adultos mayores, Rylee A. Dionigi en su artículo “Estereotipos del envejecimiento: sus efectos en la salud de los adultos mayores” llegan a la conclusión de que los estereotipos negativos pueden afectar la salud de los adultos mayores, tanto física como mental, de modo que la persona se condiciona así misma con ciertos estereotipos (Dionigi, 2015). Respaldando estos resultados, Velasco, et. al (2020) en un estudio realizado en México en donde participaron adultos mayores de 60 a 97 años, encontraron que si bien se reconocían estereotipos positivos, había también una autopercepción negativa, asociada a ser lentos, aburridos y enfermos. Los estereotipos positivos percibidos por los mismos se asociaron a ser respetuoso, creyente, responsable, agradable y eficiente Estos autores encuentran que las puntuaciones más negativas se dan en la valoración del cómo siente el adulto mayor que lo ve la sociedad y las más elevadas en cómo se ve a sí mismo (Velasco, et al., 2020).
Por otro lado, los estereotipos positivos también pueden interferir en el envejecimiento de los adultos mayores. Söllner, Dürnberger, Keller y Florack en su investigación “The Impact of Age Stereotypes on Well-being” abordaron el papel que cumplen los estereotipos en las vidas de los adultos, donde a partir de la medición de áreas relacionadas a las relaciones sociales, actividades sociales y de compromiso, personalidad y forma de vida, empleo y salud física, mental y apariencia llegaron a la conclusión de que los estereotipos positivos favorecen el bienestar, siendo la vía en que ocurre esto el “compromiso autorregulador”, haciendo referencia a que el optimismo relacionado a los estereotipos positivos impacta en un envejecimiento más llevadero y agradable para los adultos y adultos mayores (Söllner, Dürnberger, Keller y Florack., 2021).
El abordaje de los estereotipos hacia la vejez y el envejecimiento en Chile
Cuando se analizan las investigaciones que hacen referencia a los estereotipos hacia la vejez en Chile, se pueden distinguir varias que apuntan a la existencia de estereotipos negativos que persisten en diferentes edades. Es importante mencionar en primera instancia los resultados de la Sexta Encuesta Nacional sobre Inclusión y Exclusión Social de las personas mayores financiada por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA). Este estudio concluyó que la evaluación de los cambios en las imágenes de las personas mayores en Chile confirma la consolidación de estereotipos moderadamente negativos, siendo esta aproximación empírica al fenómeno de la estereotipación hacia los adultos mayores y su tendencia dentro de la población chilena un indicador que señala que los estereotipos negativos priman por sobre los positivos a la hora de definir la imagen de la tercera edad a nivel social. Los factores principales que inciden en el desarrollo de estereotipos negativos son las opiniones negativas sobre la vejez, asociándola con sentimientos como tristeza o miedo, y por otra parte esta imagen se ve influenciada por lo que se muestra sobre la vejez en los medios de comunicación, exhibiendo imágenes que influencian la creación de estereotipos negativos hacia las personas de la tercera edad. (Thumala, Arnold-Cathalifaud, Herrera, Massad, 2021)
A este respecto, Carrasco-García y Cárcamo-Ulloa (2020) en un estudio sobre los estereotipos en la prensa chilena, encontraron distintas categorías en las que se les hacía mención al adulto mayor. A partir de una recopilación de un total de 4.176 artículos, detectaron que los adultos mayores eran considerados vulnerables, beneficiarios de la asistencia social y objeto de campañas solidarias (Carrasco-García y Cárcamo-Ulloa, 2020).
En un nivel más focalizado, específicamente en las áreas rurales de Chile, estudiantes que cursan la educación de nivel básico presentan una percepción negativa hacia la vejez, la cual sigue los patrones de los estereotipos negativos vistos con anterioridad a nivel social: percepción negativa hacia la vejez en el área laboral, con predisposición a enfermedades y pérdida de fuerza para los enfrentamientos diarios. Se determinó que los niños son más susceptibles a adoptar estas ideas e interpretaciones sociales. (Cortés et.al., 2020).
También desde la perspectiva de los jóvenes se afirma que las percepciones sociales y los estereotipos a menudo asocian la vejez con la pérdida continua, percibiendo a las personas mayores como una amenaza y una fuente de ansiedad, ya que actúan como fuertes recordatorios de la naturaleza transitoria de los atributos que da la juventud, teniendo una profundidad enfocada en el aspecto emocional ligado a las connotaciones “negativas” que el envejecimiento provoca con respecto a las percepciones estereotipadas que existen hacia las personas de la tercera edad, siendo una posible solución que neutralice el problema de la estereotipación negativa una educación temprana en la infancia, que incorpore a las personas mayores como seres activos socialmente. (Campillay, Calle, Rivas, Pavéz, Dubó y Araya., 2021)
Esto también se complementa a la idea que se ha presentado en los argumentos anteriores en relación a la construcción social de la imagen de la vejez y el proceso de envejecimiento estereotipado también se encuentra presente dentro de la población mayor, como se evidencia en el caso de adultos mayores en Hualpén, comuna ubicada en la Región del Bio-Bio, donde se afirma que dicha tendencia es de carácter negativo asociando la imagen de las personas de la tercera edad con rigidez mental o menor flexibilidad mental en términos interpretativos, además de relacionar la vejez con la degeneración física, cognitiva y mental en términos de salud. (Robles Núñez, Rodríguez, y Rosemberg., 2023)
Por su parte también se puede visualizar el impacto que poseen los medios de comunicación masivos, como se ha evidenciado en un punto anterior, en la construcción de la imagen de la tercera edad, dando lugar a fenómenos como la gerontofobia sobre todo en la población juvenil que posee un mayor contacto con las redes sociales globalizadas de internet, presentando una imagen llena de estereotipos negativos de manera masiva (Cárdenas, Sepúlveda, Urra, y Valdebenito, 2020).
Conclusiones
En el presente ensayo se presentan los resultados más importantes de una revisión bibliográfica realizada en torno a los estereotipos hacia la vejez tanto a nivel global como a nivel focalizado como lo es el caso de Chile. Se han identificado estereotipos positivos y negativos que guardan relación con dimensiones de la vida de las personas como la salud, la participación social y la identidad.
Se puede concluir que los estereotipos impactan de manera importante en las formas en que se comprende socialmente y se vive y experimenta la vejez. Varias investigaciones indican la relevancia de los estereotipos positivos en la promoción de una vejez con bienestar, mientras que otras refieren los efectos negativos que la mirada médica y gerontológica tiene sobre la percepción general que tiene cada sociedad sobre la vejez, así como sobre las oportunidades de participación y el sentirse valioso como adulto mayor.
Los estereotipos relacionados a la vulnerabilidad, fragilidad, ser sujetos de la asistencia social marcan la vida de las personas y las obligan a ceñirse a ese patrón. Esto se ve reflejado en los estudios de Rylee A. Dionigi (2015), Velasco Rodríguez, Suárez Alemán, Limones Aguilar, Reyes Valdez y Delgado Montoya (2020) y Söllner, Dürnberger, Keller y Florack (2021), en las que se nos presentan diferentes dimensiones de impacto que tienen los estereotipos no solo en los jóvenes y adultos sino que directamente a los adultos mayores. Finalmente, promover y masificar principalmente los estereotipos positivos por sobre los negativos con el objetivo de contrarrestar la mirada pesimista puede significar un punto de partida para generar cambios.
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1 Estudiante. Carrera de Sociología, Facultad de Gobierno, Economía y Comunicaciones, Universidad Central de Chile, Santiago, Chile. Correo electrónico: paloma.cortes@alumnos.ucentral.cl
2 Estudiante. Carrera de Sociología, Facultad de Gobierno, Economía y Comunicaciones, Universidad Central de Chile, Santiago, Chile. Correo electrónico: antoine.llulle@alumnos.ucentral.cl